Un nuevo poder

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Se acercaban con cuidado entre las ramas secas que impedían que los héroes avanzarán en silencio, de cualquier forma aquella hermosa mujer ya se había percatado de la presencia de estos, y al parecer, su compañía también. Ya había abandonado su lugar detrás de Farore. Sus ojos maravillados al ver las espadas y aquellas miradas esperanzadoras se iluminaron, de inmediato el oráculo se lanzó a los tres valientes jovencitos que la miraban extrañados, aún buscaban aquella presencia.

— han tardado mucho —dijo Farore tristemente— la estrella está bastante lejos ahora

— lo sentimos mucho —respondió Azul sacudiendo su ropa de algunos bultos de tierra— casi nos come un hada sin forma y el idiota de Verde salió corriendo como si no tuviera nada que hacer

— basta —le regañó Vio— compórtate por una vez —después de un par de miradas de odio entre estos dos, se dirigieron hacia Farore nuevamente— ¿qué haremos ahora?

Claro, para cada luz de estrella se debería hacer algo distinto, primero bailar, y ahora cantar, pero por supuesto que no sería tan sencillo, contando con la tormenta que se aproximaba. Farore ya había dicho que la estrella estaba muy lejos, eso significaba que la canción debería durar más tiempo, pero el cielo ya tronaba con fuerza, y si la luz no era capturada esa misma noche, la perderían para siempre.

— y... —comenzó Azul— de todo esto, ¿cuál es la parte complicada?, solo debes cantar

— ¡oh! —rió Farore con dulzura cuando una gota de agua le cayó en el rostro, o por lo menos aparentaba serlo— si esta lluvia nos moja... consumirá nuestra esencia vital por completo

De pronto, toda las personas, al menos las pocas que había fuera, comenzaron a entrar en sus viviendas desesperadamente, ¿a caso sabían lo de la lluvia? Era que aquella agua solo caía en ese pueblo por causa del demonio que los acechaba desde los cielos oscuros.

Los cuatro héroes corrieron de igual forma, pero no para esconderse, si no en busca de algo para cubrirse de la lluvia, mejor dicho a Farore antes que a nadie más, que ya había comenzado la canción en medio de los truenos y relámpagos. Sabanas, paja y animales, eso era todo lo que se podía observar a los alrededores, por supuesto la sabana no duraría mucho, ni hablar de los animales. Cierto era que la paja podría servir, pero no para una emergencia. Entonces notaron los altos tallos que crecían no muy lejos, dentro del bosque. Las hojas que crecían de ellos parecían ser tan grandes y gruesas, que servirían perfecto para cubrirse a cada uno, el problema era que la lluvia ya se dejaba caer, y alguien debería esperar cubriendo a Farore por unos segundo con las sabanas.

— nosotros iremos por las hojas —gritaba entre los truenos Rojo, señalando a quién sería su compañero, Azul—

— bien —Vio alzó la voz para poder ser escuchado entre todo el alboroto— dense prisa

Entre las nubes grises, se podía observar una figura gigantesca que se movía fluidamente. ¡Un dragón! Y más allá de las nubes se ocultaba la esencia oscura que desprendía y contaminaba la lluvia. Podría ser más fácil deshacerse de aquel demonio y terminar de una vez con todo ese lío, pero un arco no sería suficiente, no contra su armadura de acero reluciente. Los árboles se marchitaban con cada gota, y las hojas en manos de Rojo volvieron casi marchitas, no durarían mucho más. Tal vez el brillo que la espada mostró antes ayudaría en algo, quizá... Pero, ¿cómo es que lo habían utilizado antes?

— ¡ya se! —exclamó Vio— ¡la luz de la estrella!

— ¿¡qué!? —preguntó Azul— ¿de qué hablas?

Las espadas no podían emitir un resplandor si todos no estaban a salvo, pero aunque aquel brillo también significó que Verde estaba con vida en realidad no era la verdadera causa. El poder de las estrellas le daba fuerza a la espada, mientras más estrellas recuperaran más poder tendría, y aquella vez los había salvado para recordárselos, pero... ¿Cómo lo había descubierto?

— es fácil —respondió Vio— la luz de la estrella ya no está en la caja

— ¡la perdiste idiota! —comenzaba a reclamar Azul, cuando de pronto, la espada de Vio brilló de nuevo—

Din le había dicho un secreto que a los otros no, o tan solo estaban muy distraídos como para ponerle atención, pero aquel mensaje fue la razón de que lograran utilizar el verdadero poder de la estrella, y tal vez, solo tal vez... la espada conseguiría un poder realmente insuperable cuando consiguieran todas las luces.

" si puedes sentir la energía que emana esta luz; cálida y suave, como las estaciones que van pasando con el tiempo, podrás controlar todo lo que está estrella ha creado"

De las cuatro puntas de cada espada que sostenían los héroes salió disparado un trueno que se impactó contra el dragón, y luego el cielo se despejó de manera sorprendente dejando ver la figura que caía desde aquella nube oscura y maligna que aún lo rodeaba. Luego se estampó contra el suelo, y todos se lanzaron a clavarle las armas, así acabaron con el demonio que dominaba aquella aldea con su lluvia tenebrosa.

Farore ya había terminado su canción, la estrella ya se dejaba ver con el cielo oscuro, y su luz resplandeciente y cálida devolvió a la vida todo aquello que ya había consumido la maldad. Aún faltaba un largo camino por recorrer, y muchos misterios por resolver, pues su amigo Verde seguía desparecido y debían encontrarlo a toda costa, esa era la razón de su viaje desde el principio ¿no?

Aunque habría un par de cambios en sus planes, la tercera luz tendría que esperar, después de todo ya habían tenido bastantes problemas con Nayru. Luego de entregarles la luz dentro de aquella hermosa caja de cristal, Farore les dijo algo muy importante, algo sobre la presencia que la acompañaba antes de que ellos llegaran, así les indicó cuál sería su nuevo camino, solo así podrían conseguir la tercera luz.

— deben continuar hacia el este —reafirmó Farore con ojos resplandecientes—

— bueno —comenzó Vio— es hora de irnos, gracias por todo Farore —terminó aquella frase con una leve sonrisa—

— ¡ja! Si como no, nosotros somos los que deberíamos recibir agradecimientos —se encaminó Azul después de decir eso— pero siempre es así, ya me acostumbre

— ¡entonces cállate de una vez!

Y así comenzó su discusión, con la que continuaron hasta el final de su camino en busca del lugar en el que se adentrarían. Ya estaban hartos de los bosques oscuros e infinitos, esta vez les esperaba algo diferente, aunque quizá preferirían volver a los bosques otra vez...

— ¿¡un desierto!? —exclamó Azul— ¿¡qué demonios!?

Mientras tanto, en un sendero iluminado apenas por la luz de los faros que alguien había puesto pensando en los viajeros, y la luz de la luna reluciente entre un mar de arena infinito, caminaba emanando un aura oscura y tenebrosa, poco a poco se acercaba más a un oasis que apenas se veía entre la tormenta que se formaba con cada paso que daba aquella alma vagabunda.

La leyenda de Zelda (four swords)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora