La leyenda de Zelda (four swords)

Una persona misteriosa

Si, ya somos cuatro nuevamente, siendo sincero, ahora que ya ha pasado todo comienzo a sentirme cansado, quizá no fue buena idea beber aquella poción sin saber realmente de qué se trataba.

— así que una anciana te la obsequio -dijo Vio pensativo-

— tal vez era un enemigo disfrazado -hablo Azul recargando su codo sobre el hombro de Rojo- sabes que tienen la mala costumbre de tomar la apariencia de ancianas dulces y tiernas, hacen que confíes en ellas y luego... ¡Zas!, te atacan por la espalda

Si, azul tiene razón, aunque en realidad no tengo muchas ganas de pensar en eso ahora, solo quiero dormir.

— ¿podríamos descansar un poco? -dije mientras bostezaba- mañana podríamos discutir sobre este tema

— tienes razón -dijo rojo- mejor vamos a dormir

Zelda me ayudó a colocar algunas cobijas sobre el suelo para que los chicos pudieran dormir cómodamente, aunque quizá la princesa y yo cometimos el grave error de ponerlas tan cerca una de otra.

— ¡quita tu pie de mi cara Rojo! -gritaba azul enfadado-

— pero es mi mano -sollozo el mencionado-

— me importa un bledo lo que sea, solo aléjate de mi

— podrían callarse y dormir - dijo Vio cubriéndose la cara con la almohada-

No es que yo sea el único fuera de las discusiones nocturnas, es solo que hoy me quedé dormido antes de poder reclamarles algo. Supongo que fui el único que pudo conciliar el sueño, lo digo por que durante la mañana siguiente, los soldados que se encontraban en las habitaciones de al lado nos miraban con cierto toque de rencor, sin contar las grandes ojeras que llevaban bajo sus ojos. Eso lo dice todo.

— deberíamos buscar a la anciana -dijo rojo intentando contener un bostezo-

No entiendo por qué, pero aún después de dormir tengo mucho sueño, esto es raro en mi, jamás me había sentido tan cansado.

— ¡así es! -exclamó Azul- debemos descubrir la verdadera identidad de aquella señora

— quizá yo los alcance más tarde -dije con los ojos medio cerrados, este sueño es incontrolable-

La mirada que puso azul no es buena, quizá se haya enfadado, de cualquier forma será mejor que me vaya.

— ¿qué te ocurre? -dijo Vio mirándome un poco pensativo-

— no me ocurre nada -contesté- escuchen, descubriremos la identidad de la anciana más tarde, solo déjenme descansar un poco, ¿sí?

Los tres pusieron una expresión seria cuando dije eso, ni siquiera yo sé lo que me sucede, la poción debió tener algún efecto sobre mí, así que debo darme prisa para descubrir de que se trata.

— Link -Zelda se había cruzado conmigo en el pasillo del castillo- te ves extraño, ¿te sientes bien?

— si, por supuesto que me siento bien -contesté tratando de sonar lo más normal posible, no me gusta preocuparla- tengo algo muy importante que hacer, nos vemos más tarde

— bien -Zelda siguió caminando, aunque no la vi muy convencida-

Unos pasos más adelante perdí las fuerzas y caí de rodillas, fue entonces cuando me percaté de que alguien me observaba desde el fondo del pasillo, en realidad creí que jamás lo volvería a ver, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo con cada paso que daba acercándose a mi.

— mírate, tan patético como siempre -dijo aquella persona mirándome-

Ese odio en su mirada, no hay duda de que es él, aunque tiene un apariencia distinta, la mirada que tiene lo delata.

— ¿por qué? -dije con dificultad- ¿q- qué quieres ahora?

— tan solo quiero venganza -sonrió- y comenzaré contigo