La leyenda de Zelda (four swords)

La luz en la montaña

Ya han pasado tantos días, pero no he descubierto una forma de escapar, simplemente mi cuerpo no reacciona, y eso me preocupa. Todo está muy oscuro, no estoy seguro de cuánto tiempo llevo aquí, pero cada minuto es más insoportable, es como estar muerto y a la vez no.

Espero no estar causando problemas con Zelda y los demás.

De vez en cuando se escuchan pasos, pero no puedo ver quién es, tampoco eh visto a Vaati, mucho menos escuchado su voz, es tan extraño todo esto...

—ya casi es hora —escuche apenas un murmullo a lo lejos— será mejor que lo saquemos de aquí

Mis ojos, los siento muy pesados, parece que todo este tiempo eh estado dormido, si es que así le puedo decir. No los eh abierto por completo, pero... puedo ver las siluetas caminando de un lado a otro frente a mí.

Algo a mi lado está parpadeando, con una luz tan brillante, creo que se lo que es.

Quizá... si hay forma de salir de aquí.

La caída era casi interminable, no podía verse el fin de tal barranco, tan solo un vacío infinito. Llevaban horas cayendo y quizá jamás terminarían, ahora solo podían esperar.

— Vio... —decía Rojo bajando la cabeza mientras esperaba la hora de tocar el suelo— ¿recuerdas las aventuras que tuvimos cuando rescatamos a Zelda?

— si —respondió el mencionado—

— en ese entonces estábamos juntos. Y aunque hubo una ocasión en la que nos separamos, volvimos a encontrarnos, ¿crees que eso sucederá de nuevo, crees que saldremos de esta?

— no lo sé —respondió Vio nuevamente— es probable que todo termine aquí, así como también hay una probabilidad de que sobrevivamos, pero en realidad no estoy seguro de nada

Y así siguieron por el resto del día, sin señal alguna de que el abismo por fin terminara. Rojo hablaba sobre todo lo malo que había hecho, si es que se le puede decir que son actos malos, porque en realidad tan solo se trataba de las veces en que por accidente había hecho enojar a Azul. Luego preguntó a Vio sobre los libros que había leído, y si quizá en uno de ellos estaría la solución a su problema.

El sueño comenzó a invadirlos, la noche ya se había hecho presente desde hacía unas horas, y fue en ese momento que en lo profundo, una pequeña luz comenzó a aparecer, como si indicase que la solución había llegado.

— ¿qué es eso? —preguntó Rojo asombrado—

La luz se hacía más grande cada vez, hasta que por fin, los consumió por completo.

Poco a poco abría sus ojos. Una gran habitación, tres enormes camas y en cada una de ellas, se encontraban los héroes recostados. Vio se levanto poco a poco hasta lograr sentarse en la cama, por alguna extraña razón se sentía muy cansado, mientras que los otros dos, Azul y Rojo, aún seguían inconscientes.

La princesa abrió la puerta, se asomó por una pequeña rendija y luego la abrió por completo, se acercaba a la cama en la que se encontraba Vio, llevaba consigo un tazón de sopa para entregárselo.

— ya has despertado —dijo dulcemente— me alegro de que estés bien, han estado durmiendo por tres días y me preocupaba que no despertaran

— ya veo... —dijo casi en un susurro—

— no soportaría perderlos a ustedes también, estos últimos días... sin él —las lágrimas comenzaron a caer por su rostro— Link... no sé si volverá