El Lich [Finn x Tu] Hora de Aventura

Cap. 4

* * * *

A ________ no le gustaba que le sonriera de esa manera, le parecía desesperante.

Ya en aquella habitación de nuevo, se sentó sobre la cama y palpo con sus manos las pieles de animales que usaba el chico como manta.

-Lo voy a matar, mañana lo matare, ahora experimento este... sueño... - bostezo - ...y no puedo hacer mucho...

Se recostó y se quedó profundamente dormida.

Y después, transcurridas unas horas, comenzó a tener un sueño que le hizo esbozar una sonrisa inconscientemente...

Finn se encontraba encadenado por el cuello de rodillas, sus muñecas esposadas, estaba malherido y lloraba.

Ella reía frente a él.

El lugar era un caos, cuerpos sin vida esparcidos por los terrenos, gritos de horror, y... millones de almas que le daban poder y más poder. Sus ojos reflejaban el dominio de toda esa fuerza que se le era adjudicada, reflejaban la alegría de presenciar un genocidio causado por ella misma que esta vez... si sería completado.

El héroe se veía impotente, desesperado de no poder hacer nada al respecto.

Minuto a minuto los gritos en el ambiente se fueron apaciguando hasta que finalmente solo se podían escuchar las respiraciones de ambos y un extraño y temible rugir en la tierra.

-Bien... Finn... - hablo ella finalmente – Por fin... eres el UNICO ser humano en este miserable pedazo de roca... o... el único ser viviente... - agrego para después comenzar a reír.

El la miraba fijamente sin poder mostrar alguna expresión en su rostro.

- ¿Qué harás ahora? – le dijo inclinándose frente a el para quedar a su altura – Seria tan fácil terminar con tu asquerosa existencia en este instante... - susurro a su oído, después materializo un cuchillo en su mano derecha y acaricio con la punta el cuello del muchacho.

- ¿Por qué...? – murmuró el con un hilo de voz.

- ¿Eh? ¿Por qué, que? Hago esto porque quiero hacerlo. – aseguro ella con una sonrisa.

-No... ¿Por qué no te odio? – agrego – Asesinaste a mis amigos... mi familia... y yo te sigo amando...

- ¿Qué? – exclamo ella desconcertada y hasta un grado asustada.

-Mírame... - le ordeno el con los ojos entrecerrados.

- ¿Qué es lo que te pasa? – insistió ella vencida por la curiosidad mirando su demacrado rostro y lo mechones de cabello rubio que caían sobre su frente.

-Si... - susurro el sonriendo – Me sigues pareciendo la chica más hermosa que pude haber conocido.

-Pero... - se vio interrumpida, pues este se inclinó hacia ella tanto como sus cadenas se lo permitían y la beso.

Y después de ese acto, ella despertó.

- ¡¿QUÉ RAYOS?! – grito levantándose de la cama de golpe, sudaba y sus manos temblaban.

No paso ni un minuto para que escuchara pasos corriendo a la habitación. Era Finn.

-¿_________? ¿Paso algo? ¿Estás bien?

Ella se cubría los brazos intentando calamar el temblor en sus dedos.

-No me pasa nada. – le contesto secamente con la voz entrecortada. Él se acercó ignorando ese rechazo y se sentó al lado de ella - ¿Y ahora qué? – añadió con fastidio.

-Intentémoslo de nuevo ¿te sientes bien? – repitió buscando su mirada con una sonrisa.

- ¡No te acerques tanto! – le grito ella dándole la espalda.

El chico se mantuvo inmóvil observándola con tranquilidad.

-Oye... - la llamo de nuevo.

-Que.

- ¿Necesitas un abrazo? – pregunto el chico sabiendo que se arriesgaba mucho.

- ¿Qué... es un abrazo? – repuso ella girándose a verlo confundida.

- ¿No sabes...?

-No, no, no, no, es decir... de donde yo vengo o... supongo que venía... porque no lo recuerdo... nunca escuche esa palabra. – declaro inocentemente.

-Ah, entiendo, entonces tal vez te hacen falta muchos. – dijo para después rodearla con sus brazos

- ¿Q... que... QUÉ? ¡NO! ¿Qué es lo que...? – justo en ese momento se abrió la puerta.

- ¡Oigan! Hice hot cakes así que ya vengan a desayunaaaa... ¡FINN! ¡¿QUÉ ES LO QUE INTENTAS?!

- ¡¿Eh?! ¡No me pegues! – grito asustado alejándose de mi – Estoy lejos ¿lo ves?

-Aja. – repuso el perro desconfiado – Salgan los dos de esa habitación y vayan al comedor.

Ambos asentimos con la cabeza y bajamos.