CAPITULO NºVII EL GRAN AUGUSTUS

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Caminaron un poco más, hasta llegar a una enorme mansión, bastante bonita, la Princesa Samantha golpeó la puerta con un aldabón gigante, que apenas pudo levantarlo, al soltarlo, hizo un gran estruendo que retumbó por toda la mansión y quedaron algo aturdidos. Oyeron unos pasos que bajaban por unas escaleras, cada vez se acercaban más aquellos pasos, al ver la puerta, se movió el gozne y se abrió muy lentamente la puerta, y al ver hacia su interior había un pájaro carpintero, muy guapísimo que les dio la bienvenida y les dijo:

-Adelante, pasen; soy Augustus, el pájaro carpintero.

-Pues, ya había oído hablar de ti, ¿Conoces a Steve, la amable cigüeña? –Inquirió Ryan.

-Claro que sí, es mi mejor amigo –Respondió Augustus, algo confundido.

-Ya está, basta de tanta cháchara, yo vine hasta aquí por una razón en particular vine a buscar a Sebastián ¿Vive aquí? –Explicó Samantha.

-¿Sebastián? Pues, Sebastián ya se ha mudado hace unos cinco años, lo siento -Respondió el carpintero.

-Ah, muchas gracias, sólo eso era, necesitaba hablar de algo con él, lo siento pero ahora debemos de retomar viaje –Añadió la princesa.

Retomaron camino hacia la montaña, en medio del viaje, tuvieron que frenar ya que los chicos morían de hambre y la princesa se sentía un poco fatigada por el extenso camino que habían tomado.

-Necesito algo de comida –Exclamó Ryan agotadísimo.

-Yo puedo hacer que en un abrir y cerrar de ojos aparezca una cesta y un mantel para tener un día de picnic –Añadió la Princesa Samantha- ¿Les apetece?

Los chicos la miraron con una sonrisa amplia y muy satisfecha. Samantha entendió su sonrisa e hizo aparecer una cesta bastante crecida encima de un colorido mantel. Se sentaron los tres rodeando dichas cosas, Ryan tomó la cesta y comenzó a vaciarla, mientras dejaba su contenido sobre el mantel.

Aquella maravillosa cesta contenía infinitos alimentos, a lo que Ryan no logró vaciarla absolutamente, tan sólo quitó lo necesario, un brownie, una tetera, un frasco de miel y tres terrones de azúcar bastante grandes.

No consiguieron ver la hora en la que terminarían de desayunar, Samantha se levantó muy apresuradamente y les explicó:

-Ya deberíamos de estar retomando viaje, si no lo hacemos enseguida la Reina nos descubrirá y no lograrán salvar a Rose, ni salvarse a ustedes mismos –Cada vez más apurada.

-Oh sí, me temo que tienes toda la razón –Agregó Trixie-. Muchas gracias por este delicioso desayuno, ahora debemos de emprender viaje rumbo a la montaña del norte.

La Princesa Samantha dijo "SPECTRO VARAGADUM" y desde lo lejos volaba un enorme dragón, muy parecido a Bruno, el cual bajó y les dijo:

-Vamos, de prisa móntense encima de mí, yo sé en dónde está la Reina Daisy –Muy seguro de sus palabras- Viene a buscarlos, y si lo hace, se los llevará muy lejos de aquí, a la batalla entre los servidores de la Reina y del Rey.

Entonces Ryan preguntó:

-¿De qué Rey hablas?

-Me he olvidado de contarte esa parte, pues ahora no hay tiempo –Explicó Trixie y se tornó algo nerviosa- Esto es muy peligroso...

Mientras que la chica hablaba, Samantha consiguió ver que a lo lejos se acercaba una carroza negra tirada por cuatro magníficos potros con un pelaje color blanco como la nieve, y conducida por una persona oculta por sus también negros ropajes, pero que inspira una extraña fuerza.

Al acercarse un poco más aquella carroza, el dragón dice:

-Os advertí, dije que vendría la Reina y no se pusieron en marcha, ahora debo irme –Y se largó a volar a las alturas, alejándose así hasta que se pierde de sus vistas.

Los chicos quedaron muy tristes, viendo mientras el dragón se iba que a la Princesa le dio el tiempo para desaparecer con otro de sus hechizos. Ya no podían hacer nada al respecto, pues, la carroza ya se encontraba a metros de ellos.

Ryan y Trixie quedaron paralizados al ver que Samantha los había abandonado, y los había traicionado. Permanecieron parados durante unos pocos segundos hasta que escucharon una voz que provenía del interior de la carroza:

-Vengan, entren, no me teman –Con una voz muy delicada.

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