En el ojo de la tormenta.

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Estoy sentada a la orilla de un pequeño río, no deseo ir a casa, sólo quiero estar aquí escuchando el sonido del agua chocar con las rocas y el de las bocinas de los autos que suenan a veces.

-Tengo frío. -susurro.

Llevo mis piernas a mi pecho y afirmo mi frente en mis rodillas, aunque intente de pensar en algo más vuelvo a recordar las palabras de Kunikida-san.

-¡...(N)-san!

Alguien dice mi nombre, levanto mi cabeza y miro hacia atrás, veo a Hiroshi acercarse a mi con una bolsa en su mano.

-Sabía que eras tú. -dice.
-Hiroshi..
-Te vi hace un momento cuando iba a comprar.. -llega a mi lado. -pero no pensé que realmente fueras tú.
-Ya veo.
-¿Qué haces aquí? ya es tarde. -se sienta a mi lado.
-So-solo salí a pasear, creo que perdí la noción del tiempo.
-Ah, entiendo.
-¿Vives por aquí?
-Si, en ese edificio. -dice apuntando a un edificio alto.
-¿Un departamento? no me habías dicho eso.
-No preguntaste.
-Tienes razón.

A veces siento que los únicos momentos en los que no tengo a Kunikida-san en mi mente es cuando converso con Hiroshi.

-Deberías ir a casa. -dice.
-...
-¿Ocurrió algo?
-No, no es nada, es solo que no quiero ir a casa aún.
-¿Quieres venir a la mía?
-¿Qué?
-Mi hermana mayor vino hoy, prepara comida muy sabrosa.
-Ah.. yo...
-Quizás eso.. -se pone de pie. -te haga olvidar lo que sea que te haya ocurrido.
-Hiroshi..
-O por lo menos un momento.

Lo miro por un segundo hacia arriba, Hiroshi de verdad es un chico muy bueno. Me pongo de pie y con mi mano sacudo mi pantalón corto.

-E-está bien. -digo.
-Entonces vamos.

Hiroshi comienza a avanzar y yo voy tras él, noto que en su bolsa hay un par de helados.

-¿Comes helado de noche? -digo.
-Ah, no, son para mi hermana.
-Ya veo.
-Está embarazada y ya sabes... tiene esos antojos extraños.
-Así que tendrás un sobrino, que lindo.

Cuando llegamos a la calle avanzamos por el puente que está sobre el pequeño río.

-Veo que hay muchas cosas que no se de ti. -digo poniendo mis manos en los bolsillos de mi sudadera.
-Sólo debes preguntar.
-Es solo que.. quizás puedo preguntar algo que te moleste, eso no sería bueno.
-Nada que tú hagas podría molestarme.

Miro el perfil de Hiroshi, he intentado de hacer como que no entiendo pero puedo ver sus sentimientos fácilmente, al contrario de Kunikida-san, él es como un libro abierto.

-Hiroshi.
-¿Si?
-Gracias por ser mi amigo.

Hay unos segundos de silencio después de lo que digo, supongo que en algún sentido lo que he dicho no le agrada pero aunque intente de verle como una opción de sacarme del corazón a Kunikida-san, no podría usarlo de esa forma, menos aún si sé que es alguien tan bueno.

-Gracias a ti por dejarme serlo. -dice.

Derrepente mi teléfono comienza a sonar, lo tomo y veo que es mi madre, contesto rápidamente.

-Ma-
-¿Dónde estás? tu padre está desesperado, no puedo seguir diciéndole que fuiste por algo al lugar en donde trabajas.
-Voy.. voy a casa, estaré allí en unos minutos.
-Por favor, ven luego.
-Lo haré.

Cuelgo la llamada y miro a Hiroshi.

-¿Debes irte? -dice.
-Si, lo siento.. -comienzo a caminar hacia atrás. -prometo ir otro día a tu casa.
-Si quieres puedo acompañarte.
-No, gracias ¡nos vemos!

Idealizame. [Kunikida Doppo x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora