Cuando el príncipe llego al calabozo escucho las duras voces de los guardias
— anda levántate, pedazo de mierda —ZiTao aproximo su cabeza y vio como ambos guardias le lanzaban agua al rubio para que se levantará, su ira lo lleno, su rostro comenzó a enrojecer y sintió su estómago llenarse de serpientes, un ser tan hermoso no merecía tal trato—
— ¿Puedo saber quién te ha dado el derecho a tratar a alguien así? —su voz sonó casi ronca, su semblante estaba frió y sus brazos cruzados, ambos guardias se asustaron, quedando en un breve shock en instantes, mientras el rubio sonreía como idiota al ver al lindo príncipe de azabaches cabellos con un pijama decorado de osos pandas, los cuales se parecían al antes nombrado— puede que haya cometido un pequeño error, pero eso no te ni el más mínimo derecho de tratarlo de esa manera
— lo siento mucho su majestad —hizo una reverencia, sintiendo la dura voz de su pequeño jefe, el príncipe podía ser un chico muy tierno, pero cuando algo no le gustaba, cambiaba completamente, era como si un tierno corderito podía transformarse en un feroz lobo, pues, aunque era un poco enano para sus 15 años, aún era autoridad en el palacio y debían de seguir sus reglas al pie de la letra—
—le debes una disculpa al Rubio, no a mi —sus dientes chocaron, la mandíbula del guardia se tensó, estaba totalmente intimidado, un hombre de 56 años intimidado por un pequeño niño de apenas 15, el guardia asintió y paso saliva sonoramente y se arrodilló ante el chico rubio—
— Lo siento mucho, muchacho, esto no volverá a pasar a menos que su majestad lo quiera así —dijo casi en murmuros, el chico de tez pálida quedó en un breve shock y luego asintió, aceptando las disculpas del guardia—
— bien, me podrían decir quién fue la persona que los mando a despertar al chico —su voz se suavizó, esta vez, era como aquella armonía que todos amaban, esa pequeña tonada que acariciaba suavemente la piel y encantaba con sólo unas palabras—
— la reina a mandado a despertarlo, nos dijo que el muchacho trabajaría como un simple jardinero que ayudaría a la sirvienta TaeYeon, ya que siempre está casi sola haciendo el trabajo —ZiTao asintió, como que los guardias entendieran todo lo que el les diría con sólo un movimiento, todo su cerebro estaba procesando la información reciente, El Rubio, TaeYeon, Jardín, bien—
—bueno, yo lo llevaré con mi madre, ustedes pueden retirarse —se acercó a los guardias y les sonrío tierno, su hermosa sonrisa indicaba que estaba todo bien, sentían una paz tremenda ver a su pequeño príncipe sonreirles así que se derretían de la lindura, y con eso se retiraron—
—mira como te han dejado esos brutos —hizo un pequeño puchero, arrodillándose cerca del rubio para acariciarle el brazo, la caricia fue rechazada inmediatamente, el rubio no quería que su majestad se ensuciara sus preciosas manos con la asquerosidad que el rubio representaba— ¿Por que no me dejas tocarte?
— majestad, estoy sucio, no quiero que sus finas manos se ensucien —bajo la mirada, apenado, sentía como el príncipe comenzaría a reírse de el, como todos, pero en ves de sentir una estupida carcajada, sintió el cálido y frágil cuerpo del príncipe y sus largos y delgados brazos, el rubio quedó atónito y siguió el abrazo del pequeño príncipe—
— no me importa si estas sucio o no, no me gustaría hacerte sentir mal, si quieres te presto algo de las telas que mi madre compra a los sirvientes, mis prendas no te quedarían, eres mucho más mayor que yo ¿No? —le sonrió torpemente, el chico de mirada fría le sonrió cálido—
— pues tengo 22 años, creo que no me quedarían sus prendas, majestad —río suave, le encantaba sentir el suave cuerpo del pequeño príncipe—
— Tao... —susurro, el mayor quedó algo confundido— Dime Tao —beso la mejilla del mayor y se levantó, estiro su brazo, esperando a que el más grande sujetará su mano para que también se pusiera de pie—
— Príncipe... —murmuro y sujeto la mano del niño, sintió su corazón latir rápidamente, su boca se seco y solo pudo mostrar una linda sonrisa, sujeto la mano del pequeño y se levantó—
— venga, vamos con mi madre —el menor estaba ansioso, el rubio se atrevió a sujetar fuertemente la mano del más chico, el cual lo miró totalmente confundido—
— su ropa...princ- es decir, Tao, s-su ropa e-esta s-sucia —paso saliva con temor, pues no sabía si el pequeño Tao se enfadaría por eso o no—
— ¿Eh?, Meh, tengo más pijamas —comenzó a reír y se abrazo al mayor, haciendo que el mismo se sonrojara—