capítulo 3

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Mi vida no ha sido del todo dura, problemas económicos nunca tuve y como gozaba de la indiferencia de mis padres, ellos cubrieron esa falla llenándome sin remordimiento de todo lo que me antojara, ropa, zapatos, tecnología, en fin, todo lo que yo quisiera.

Siempre conté con una tarjeta que me garantizaba un crédito ilimitado para lo que quisiera adquirir, tarjeta que aun llevó conmigo, creo que fue la forma que consiguieron de no intervenir en mi vida personalmente.

Lo solucionaron con un plástico.

El desamor que mostraron a lo largo de mi infancia y el vacío de su limitada presencia en mi día a día, lo fui llenando con alimento nada sanos, ni bajos en grasas y calorías.

Debido a mi mal habito, fui desarrollando un cuerpo poco favorable para la sociedad, donde los rollitos en el abdomen y las celulitis en las piernas cada vez se notaban mas, pero no fue hasta en la adolescencia donde comencé a notarlo debido a las constantes burlas y criticas por parte de todos a mi alrededor.

De igual forma, no le di importancia, o mas bien no hice nada al respecto por complacer a los demás, seguí engullendo como me era costumbre ya y fui adquirieron cada vez mas peso. No era sumamente obesa, pero si me sobraban unos cuantos kilos que le restaban a mi figura.

Sin embargo, el poco interés de mis padres fue la razón que me llevo a ser lo que ahora soy y no consigo la forma de salir de esto por mi y no por los demás.

                           ***

Sigo pensando en que me van a matar, después de los golpes recibidos no he vuelto a verlos, ya supongo habrán pasado al menos tres horas, pero se me hace imposible contabilizar el tiempo, encerrada en este lugar parece el mundo haberse detenido, no es hasta que uno de ellos aparece, que noto que sigo respirando, pues de inmediato mi caja torácica se acelera a causa del temor.

Transcurrido un buen tiempo, escucho el singular y casi familiar sonido de la moto alejarse, me tenso inmediatamente cuando a los pocos minutos escuchó la cadena de la puerta, otro de los sonidos que mas resuenan en mi cabeza.

Clavo la mirada en la puerta con las pulsaciones a mil por hora, el fornido cuerpo de Dos se desplaza por el umbral de la ella casi tapando toda el área, trae consigo una bandeja en la que supongo hay comida, la deja sobre la mesa frente a la cama, toma algo de ella, junto a un vaso y se dirige hasta mi.

-te traje comida-no digo nada, solo lo observo con la respiración mas tranquila, me extiende su mano con par de cápsulas-toma, te ayudara con el dolor de los golpes.

Me levanto lentamente, mi brazo izquierdo fue el mas afectado por la golpiza, así que con sumo cuidado logro sentarme, no se porque confió en él y en lo que me esta dando, pero no tengo otra opción y si existe una pequeña posibilidad de disminuir el dolor por el que esta pasando mi cuerpo, lo aceptare.

Extiendo la palma de la mano derecha donde él deja caer el par de cápsulas para luego ofrecerme un vaso con agua. Observo el medicamento un momento, respiro profundo y luego las introduzco en mi boca hasta tragarlas.

-si me permites, traje algunas cosas para ayudarte con las heridas- asiento después de unos segundo y el prepara lo que ha traído.

Tal vez mientras me ayuda con las heridas, podre sacar alguna información de él.

No es hasta que pasa una toalla con alcohol por mi rostro que me doy cuenta de que mi ojo izquierdo, la nariz y el labio están muy heridos. El resoplido y chillido que suelto cada vez que pasa la tela húmeda por esas áreas lo tensa.

Cuando retira el paño que en un principio era blanco, lo tomo sorprendida de la cantidad de sangre que me quitó del rostro, por encima de la tela de su mascara, noto algunos gesto de desaprobación por lo que me hicieron, pero no puedo estar muy segura.

Comienza a untar crema en las áreas afectadas y en mi brazo izquierdo y las manos. Lo miro a la cara mientras lo hace, aunque solo pueda ver sus ojos y el tabique  que deja asomarse por el agujero de la máscara.

-¿que quieres saber?- suelta sin devolverme la mirada y me sobresalto por no esperar que me hablara.

-solo quiero saber si se han comunicado con Harry... Que es lo que va pasar conmigo... Que es lo que piden y... Y... hasta cuando va durar esto.-no aparto la mirada de su rostro, pero el no me mira se concentra en su labor de enfermero.

Después de lo que parece una eternidad esperando su respuesta. Le oigo tomar aire, su pecho se infla y lo suelta, termina colocándome una cinta en la muñeca maltratada, se levanta y posa su cuerpo frente a la mesa devolviendo las cosas a la bandeja, lo miro con rabia e indignación pero me responde al cabo de unos segundo mas.

-si, ya hablaron con... Con tu padre.-sigue de espaldas arreglando cosas en la bandeja- y respondiendo tus tres ultimas preguntas, esto terminara cuando paguen el dinero pedido.

Trago saliva y cierro los ojos, la siguiente pregunta me aterra pero debo hacerla.

-¿que ha dicho Harry?-el vuelve a mi con la bandeja de comida y la deposita a mis pies.

-se le dijo el monto y se le va llamar pronto por una respuesta, no se le dio tiempo de contestar de inmediato.

Se da la vuelta cuando no obtiene respuesta de mi parte, camina hasta la salida y lo ultimo que oigo es la cadena y sus pasos alejándose.

Miro la comida que contiene la bandeja, mi estomago resuena por falta de alimentos, pero no tengo apetito, nuevas lágrimas recorren mi rostro.

Grito atormentada por el zumbido de mis oídos a causa del silencio devastador, un grito desgarrador, de dolor, de impotencia, de miedo. Un solo pensamiento atormenta mi cerebro.

-no vas a pagar Harry... Esta es tu forma de deshacerte de mí-digo en un susurro imaginándolo al pie de esta asquerosa cama oyendome.

EreS DROGA (me elevas, pero me ahogas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora