capítulo 6

6 3 0
                                    

Siete años después...

Cambiar nunca había sido tan literal en mi vida, desde el secuestro di un giro de trecientos sesenta grados, no fue fácil, me llevo siete años lograr mis objetivos, pero aquí estoy, justo hoy puedo decir que el que persevera vence y he vencido.

El primer cambio que hice fue de universidad y carrera, ahora soy graduada en odontología. Me propuse una meta que una vez cumplida me llevaría a los cambios mas importantes, esa meta era bajar de peso, dedicarme a llegar a mi peso ideal basada en una dieta muy estricta y ejercicio.

Hace un mes logre ese objetivo y con ello comenzaron los cambios, principalmente de departamento, luego de gimnasio, ya no acudo a la biblioteca de la Sra. Fisher, es mas, no he vuelto a verla después del secuestro, a estas alturas, ni siquiera se, si sigue con vida o al menos trabajando allí.

En fin, quise convertirme en una nueva persona y para poder hacerlo tenía que alejarme de todos los que tuve a mi alrededor todo este tiempo.

Ya no soy Patricia Ferrer, ahora soy la Dra. Alexandra Alarcón, no me cambie el nombre, ojala pudiera, lo que hice fue comenzar a utilizar mi segundo nombre y apellido, ahora soy delgada, he crecido un poco, ya no uso ropa ordinaria, ya no camino viendo el suelo de la calle, ahora mi vista se mantiene al frente observando de reojo como las personas admiran mi seguridad.

Hasta ahora lo unico que podría delatarme de seguir siendo Patricia Ferrer son mis llamativos, grandes y expresivos ojos azules, por lo que he decidido esconder mi mejor atributo debajo de unos lentes de contacto de un simple y ordinario color café.

Ya no queda rastro de lo que era, por lo menos no en el exterior, demuestro ser una mujer fuerte que no se deja de nadie, mis terapias me llevaron a esto y aunque por dentro tengo miedo y sigo sintiendo un dolor inexplicable, por fuera no lo demuestro.

He decidido que nunca más, nadie podrá hacerme daño, tal vez a Patricia si, pero con Alexandra no podrán.

                              ***

-buenos días- digo apenas entro al consultorio.

Rápidamente Sara se pone de pie y me saluda, toma una libreta y me sigue adentro del despacho para indicarme las citas para hoy.

-Dra. Alarcón la Sra. Morales la espera para revisión, después de ella tiene una ortodoncia y los otros tres pacientes son para revisión también.

-muchas gracias Sara-le sonrió mientras me coloco la bata.

Ella comienza a preparar lo que necesitare para iniciar y al poco tiempo hace pasar a mi primer paciente.

Después de una larga jornada laboral, cuando ya he terminado con los citados para el día de hoy decido invitar a mi asistente a comer para luego marcharnos.

La mayoría de las veces comemos juntas en un local cercano, pero hoy como estoy celebrando que por fin he logrado mis objetivos, decido hacerlo con ella.

Sara es una joven de apenas veinte años, también esta estudiando odontología y buscaba practicas para irse desarrollando en el ámbito, me transmitió mucha seguridad y desde hace dos años inicie con ella.

Mas que una relación laboral, a lo largo de estos años se ha convertido en una pequeña amistad entre las dos, solo le falta un par de años para graduarse y en ese entonces pienso ofrecerle que siga trabajando para mí pero como odontólogo.

-¿a que se debe esta invitación Doctora?-la chica toma asiento del otro lado de la mesa a la espera de mi respuesta.

-estoy celebrando los cambios que he echo en mi vida y quien mejor para celebrar que la asistente mas encantadora de este mundo.

Le noto un leve color rojizo en sus muy blancas mejillas por lo que le he dicho, sonríe de lado y fija su atención en el menú que ya nos ha entregado el camarero.

-al menos me hubiese dicho para vestir mas adecuado.

-el uniforme te queda increíble Sara, no necesitas vestir otra cosa.

-si, bueno... Gracias.-vuelve su vista al menú y veo la indecisión en su rostro.

-puedes pedir lo que quieras Sara.

-¿de verdad? La comida es realmente costosa doctora-susurra detrás de la carta para que nadie la vea, no puedo evitar reír por su gesto.

Sara es de clase humilde, logró estudiar odontología a través de una beca que le fue otorgada por sus excelentes notas. Necesitaba un empleo no solo para adquirir mas conocimientos en su carrera sino también para lidiar con sus gastos.

Cuando coloque el anuncio en la prensa, vinieron muchas chicas con experiencia, Sara no contaba con ninguna, pero demostró una seguridad y unas ganas de luchar y crecer, esa seguridad que a su edad yo estuve muy lejos de sentir, no pude evitar contagiarme de su buena vibra y no dude ni un segundo en aceptarla y ahora sé, que fue la mejor decisión.

-no vas a pagar tu Sara, tranquila, puedes pedir todo lo que quieras, igual con esa figura que tienes dudo mucho que comas demasiado.

-¿que?- suelta una carcajada que retumba en el restaurante- creame doctora, no me subestime.

La miro sorprendida y luego le sonrio y me encojo de hombros para restarle importancia.

-bueno... Como sea, de todos modos pediremos una botella de vino para brindar.

Sara asiente en aprobación y luego hacemos los pedidos al camarero, pasamos un rato muy agradable conversando sobre anécdotas de algunos pacientes y reímos a carcajadas al recordar varias cosas mientras degustamos la deliciosa comida que nos han servido.

Brindamos una vez acabado el almuerzo y nos quedamos un tiempo mas, hasta que nos terminemos la botella.

La chica creo que en su vida había probado licor, por lo menos no tanto, porque noto rápidamente que ya el alcohol se le ha subido un poco a la cabeza. Ríe un poco mas de lo normal y se tambalea ligeramente al caminar.

-vamos, te llevare a tu casa-la empujó hasta la salida, notandola mareada, la verdad es que me causa un poco de risa verla así, pero trato de disimularlo lo mejor que puedo.

-oh no doctora, yo tomare un taxi, descuide.

-me sentiré mejor si yo misma te llevo Sara, para mi no es problema de verdad.

Se niega rotundamente, a tal punto que dejo de insistir y la acompañó a tomar el taxi. Me quedo de pie viendo como el taxi se aleja hasta doblar la primera esquina y lo pierdo de vista.

Una sonrisa escapa de mis labios, hace tanto tiempo que no la pasaba tan bien con alguien, puedo afirmar que incluso no me había sentido así de bien desde que salia con Javier.

¡Oh Javier como te extraño!

EreS DROGA (me elevas, pero me ahogas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora