Extra #2

43 5 11
                                    

Yo me encontraba en ese infierno, en esa pesadilla, en las tinieblas. Tú viniste y me salvaste, me alejaste de cualquier dolor. ¿Cómo una persona así puede quedar en las puertas del olvido? Ya he olvidado nuestras peleas y tus dolorosas mentiras. Las he olvidado, porque... ¿de qué sirve el rencor?. ¿De qué me sirve cultivar odio en la pequeña huerta de mi corazón? Si tarde o temprano, lo que cultivé allí, lo voy a cosechar. ¿De qué me sirve vivir de nuevo en el mismo infierno? Cada lágrima tuya es la mía. Me prometí vivir por siempre a tu lado. Y, mi querido amor, yo no rompo mis promesas.
Al comenzar a amarte, creí que serías tan inalcanzable como el cielo.
Siempre tuve el presentimiento de que sería imposible todo esto.
Doliste mucho en su momento, ¿sabes?.
Recuerdo tu primer caricia a mí, eras tan sólo de mí. Me enteré de cosas que dolieron, lo admito. Juro que por más difícil que haya sido la tormenta de arena, continúo en pie sin caer.
Ahora creo en el amor de verdad y en sus ventajas. ¿Sabes? Ya no me siento sola y puedo decir que ahora todo va perfecto.
Pero hay momentos en los que deseo desaparecer, no te lo voy a negar.
Yo me imagino una vida entera a tu lado. Y supongo que me duele imaginar tantas cosas como que algún día te separarás de mí.
¿Puedes jurarme que de mí jamás te separarás? ¿Que seré tu única princesa? Sí el destino a veces juega en nuestra contra y nos lastima cruelmente, si el destino es un misterio, es indescifrable, algo así como la muerte, algo así como nuestro futuro. Nuestro destino ya está marcado.
La leve brisa me recuerda a esos besos que me diste tantas veces. Me viene cierto aire a nostalgia, porque, maldita sea, hemos pasado por tantas cosas y ha pasado tanto tiempo...
Me siento tan muerta, algo así como perdida. Por favor, mi amor, ven a salvarme. Mis demonios regresan por mí, ellos me van a arrastrar de nuevo a un infierno aún mayor. ¿Cuál fue mi delito? Ellos ahora se acercan a mí, ven a salvarme, por favor, mi amor, ven a salvarme, ven a salvar a tu princesa de esos malditos demonios, por favor, mi cielo, ven a rescatarme.
Y vuelvo a escribir esto entre lágrimas. No vas a serme fiel a mí, no vas a amarme sólo a mí, y perdóname por querer engañarme de esta forma. Me prometiste una vida entera sólo tú y yo, promesas que se las lleva el viento. Yo parezco indestructible como cristal, pero me caigo y me rompo como tal.
Soy tan débil, pero pasa que muchas veces, tus acciones dolieron tanto. Siempre soporto todo, me guardo todo, ya sea para bien o para mal, y luego exploto.
Me duele tanto todo esto, pero, ¿qué puedo hacer yo, si la persona que me hace llorar es la misma que me hace reír?.
¿Cómo quitar este dolor que me impide avanzar?.
Si tú y yo jamás podremos estar bien y sin pelear.
Odio volverme tan cortante y fría. Odio no poder amarte y que sólo eso importe.
Yo no te merezco. Ya no quiero que sufras por mí, no quiero que pases por malos momentos por mi culpa.
Anhelo que me salves y me lleves lejos, pero soy tan poco, yo no soy especial, no soy un AMOR. Yo te hago sufrir, no quiero arruinar más tu vida, mereces a alguien mejor que yo.
Mereces a alguien que no te cele, que no tenga miedo de perderte, alguien que en las noches se quede contigo para que te sientas con suficiente seguridad como para no hacer ninguna locura, yo no puedo hacer todo eso, no puedo hacerte feliz, vos merecés a alguien mejor, vuelvo a repetirlo.
No a esta melancólica, apagada y deprimente chica, perdóname por ser tan poco.

Te amo...


Mi Vida Sin Él. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora