Malas compañías: Parte 2

9 4 0
                                    

En las fiestas yo no hacía mucho. Me sentaba en un sofá con algunos chicos a beber y fumar, pero ése día en el que llevé a Dan, fue diferente.

Antes de entrar, a Dan se le veía pálido e inseguro. Justo cuando estábamos en la puerta me dijo:

—No creo que sea buena idea.

—Pff, actúas como una niñita. ¿Eres una niñita Dan?

—No —Frunció el ceño— pero de seguro todos me mirarán y se quedarán callados.

Me quedé mirándolo por un momento. Esperaba a que le dijera que no se preocupara. En cambio toqué el timbre y le dije:

—No te voy a mentir.

En el piso frente al sofá se encontraban dos chicos bajo el humo del cigarrillo. Ellos eran Mason y Cedric, los mismos chicos que lo apodaron Dan McFlurry.

—Hey —Saludé.

—¿Qué tal?

Luego ambos vieron a Dan detrás de mí y se miraron el uno al otro confundidos.

—Vaya, eso sí es una sorpresa. ¿Quieres sentarte con nosotros Mcflurry?

Los que habían alcanzado a oír a Mason se rieron, incluida yo.

—Ya, no molestes solo quiere beber algo.

Cedric se dio la vuelta y me pasó dos vasos. Le tendí uno a Dan que no paraba de mirarse los pies.

— ¿Qué mierda es ésta? —Dije al tomar un sorbo.

—No tengo idea — Dijo Cedric riendo.

Yo dejé el vaso lleno, no me gustaba el misterio que aguardaba pero Dan en cambio se lo tomó de un solo trago, y pidió más.

— ¡Ah! Él sí sabe relajarse. Deberías aprender Evelin.

Me encogí de hombros y usé mi celular para distraerme.

Siendo la una de la madrugada el celular de Dan sonó. Él estaba muy ocupado probando de cuanta cosa le ofrecían que no se percataba de nada.

—Hey, tu celular.

No me escuchó, estaba entre borracho y somnoliento, casi no era capaz de mantenerse quieto y se reía sin sentido.

—Bueno, quien sea que te llame está preocupado —Dije sacándole el celular del bolsillo y revisándolo.

34 llamadas perdidas de mamá. Se había metido en un gran aprieto. Tecleé un "Voy para allá" y lo saqué.

La sensación de que hacía lo correcto había sido más rara que el hecho de que Dan estuviera drogado en su primera fiesta.

Las calles estaban totalmente a oscuras, la iluminación no servía por nuestro vecindario. Llevaba casi arrastrando a Dan, no se podía mantener en pie y decía estupideces que aun en la situación me hacían reír.

Llegamos a su casa, todas las luces estaban encendidas adentro. Tiré a Dan en frente de la puerta y la toqué. Me había dado media vuelta cuando sentí un aire de culpa. No era propio de mí pero regresé y esperé a que sus padres abrieran.

—Eh...Hola—no supe que decir.

Ambos tenían una expresión que no sabía descifrar, miedo, ansiedad, horror. Pudieron ser muchas cosas. No estaba ahí para soportar sus ofensas, así que cuando les dije que me iba salieron del shock en el que se encontraban.

—¡Dan! ¿Qué te sucedió? —Preguntó su madre mientras que su padre lo ponía en pie.

Dan no respondía, se había quedado dormido.

—Huele horrible —Dijo el padre entonces.

—¡¿Qué le hiciste a nuestro Dan?!

Di un bostezo, ya me entraba el sueño, y calmadamente respondí: "No es nada grave, mañana Dan estará como nuevo y les contará"

Ojalá hubiera sabido que solo era el principio de los problemas. 

Entre amigos y otras cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora