Luces en el cielo, mentiras y promesas: Parte 2

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Dos meses antes de

El tiempo que había transcurrido en ese entonces no había sido suficiente para enfriar mi mente y darme cuenta a lo que estaba ofreciendo ayuda.

Cuando las cosas habían empeorado entre Sabrina, Bridget y yo, optamos por meter las manos en el fuego y esperar si ocurría algún cambio. Habíamos entrado enteramente en la vida privada de Sabrina. De que fuéramos sus mejores amigas nos daba una cercanía considerable, sin embargo, lo que estábamos haciendo iba era otro nivel. 

—Zoe, mira, mira, dice que está sorprendida de que la conozcamos tan bien—. Bridget soltó una risita y siguió tecleando palabras bonitas en el ordenador.

Por supuesto que iba a estar sorprendida... ¡Somos sus propias amigas! Y de las peores. El plan de hacernos pasar por un chico en la red y conquistarla estaba fuera de toda moral.

—Me duele el estómago —Hice una mueca mientras miraba la conversación.

—Oye —Bridget se dio media vuelta en su silla y me miró seria— deberías estar feliz de que al fin Sabrina ha salido de su episodio deprimente y ahora ve el mundo color de rosa. Es por su bien.

—No puedo negar lo primero, en cambio eso último es cuestionable...

—No hay vuelta atrás, estamos juntas en esto —empecé a asustarme de verdad por la reacción de Bridget, que al parecer se dio cuenta de sus palabras amenazadoras —Quiero decir, nos preocupamos tanto por ella que no la queremos ver herida nunca más.

—Pero... Esto no es normal.

—Nunca hemos sido normales.

Ambas sonreímos ante aquella idea. La sonrisa se borró ante el pánico que nos sacudió de pronto al ver a Sabrina entrar a la biblioteca y dirigirse hacia nosotras.

Con acto reflejo, cerré la computadora de golpe sin percatarme de que ciertos dedos pintados de barnice habían quedado aplastados.

—Brid, ¿Qué te pasó? ¿Por qué lloras? —Dijo Sabrina acercándose a la mesa. 

—¡Perdió un examen! —Dije en mis apuros.

Bridget puso sus manos debajo de la mesa y asintió reforzando mi mentira.

Sabrina frunció el ceño. Por supuesto, Bridget nunca derramaría una lágrima por notas escolares.

—Bueno... Se está finalizando el año, es por eso que está algo preocupada.

—Ya, no entiendo sus problemas. Yo en cambio me siento en una nube —Sabrina soltó un suspiro propio de una princesa, y luego de un tiempo, esperó paciente a que nuestro interés en su alegría despertara.

Bridget cambió su ánimo y se dispuso a escuchar todo lo que Sabrina nos tenía preparado para contar. No fui capaz de oír ni una sola palabra. El dolor de estómago crecía con la culpa. Sabrina nos mostró la conversación que tenía con aquel chico extranjero que tanto la tenía suspirando.

Brid se las había ingeniado para crear una cuenta falsa y había tomado fotos de algún chico que existía a muchos kilómetros de donde estábamos. Aunque el plan lo haya ideado y ejecutado ella, el hecho de que yo sepa de todo y no le cuente nada a Sabrina me convertía en cómplice.

Era por el bien de nuestra amiga, y los resultados se veían en su cambio de humor. Sabrina lucía muy feliz, pero me preguntaba hasta qué punto estaría de acuerdo con una relación a distancia. Nadie pensaba en el final, ¿Acaso Sabrina iba a salir con alguien que se negaba a verla? Eso nos dejaba en el mismo punto de partida. Y si las cosas se daban bien, ¿Qué era lo próximo? ¿Boda virtual? ¿Bebés virtuales? Eso último me dio escalofrío. 

Casi no dormía en las noches, y en clase no me concentraba. Mis notas bajaban finalizando el año, y todos me reprochaban por eso. Mientras tanto Bridget y Sabrina se veían relucientes, todo a su paso parecía dejar brillo lustra pisos, en cambio yo sentía marchitar las flores al caminar por el patio.

Me preguntaba cómo se las arreglaba Bridget para estar tan bien con todo, hasta que un día, al verla junto a Duncan y Sabrina me di cuenta de todo. Era el momento de darle fin a la farsa. 

Entre amigos y otras cosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora