Cap. 16

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Había tratado de evitar a Camila al día siguiente, no fue necesario. Ella no apareció, ni ese día ni tres meses después.

Parecía que a ella le gustaba resolver las cosas huyendo.

Pues como la otra vez ella volvió a huir.

La primavera estaba en su punto de esplendor, el rocío fresco en las mañanas, el nacimiento de las flores y el olor a vida delataban ese hecho.

Los mese habían pasado de una forma lenta y dolorosa.

Los primeros días fueron indiferentes a mi parecer, el hecho de tratar de evitar a Camila y que esta desapareciera hacía las cosas más fáciles, necesitaba pensar, pero en parte necesitaba hablar con Camila.

Me di cuenta de lo último dos semanas después de la repentina desaparición de la morena.

La extrañaba, vaya que lo hacía, siempre tenía la esperanza de encontrarla en alguna parada, en algun vagon, sentada, llorando o con la mirada perdida.

Desde el primer día en el que la castaña se había ido, la soñaba. Me levantaba gritando, asustada y raras veces mareada. Sus palabras me atravesaban como dagas, metiéndose en mi mente y causando estragos en mi corazón.

Despertaba y veía a Camila frente a mi cama, pero al parpadear desaparecía.

A la tercera semana me costaba mucho dormir, eso afectó mis horarios de trabajo y mis clases en la universidad.

Mi insomnio causado principalmente por la sensación de estar vigilada constantemente.

Desde la última vez, no volví a ver aquella persona la cual me vigilaba o eso creía yo desde mi ventana.

Prácticamente había desaparecido. 

Eso era lo peor.

Porque en la cuarta semana, mis sueños se expandieron, ahora no solo despertaba viendo a Camila a veces, en la oscuridad de la noche despertaba viendo aquella sombra, la cual había desaparecido de la calle y vuelto a aparecer en casa, en una esquina de mi habitación.

En el segundo mes, seguía buscando a Camila, cuando ,me bajaba del tren aún la esperaba unos treinta minutos, tal vez podría verla.

Empecé a dormir en el día, eso no fue buena idea, porque los sueños seguían ahí.

En mis sueños veía a Camila lastimandome, la veía saltar a las vías del tren. En mi mente se repetían sus palabras, me daban miedo, me herían, me mataban.

A veces me veía a mi escapando de la extraña sombra, en otras ocasiones me atrapaba, pero no podía ver su rostro y me torturaba.

Mis compañeros y amigos parecieron darse cuenta de mi cambio, porque mis ojeras y mi humor estaban fatales.

"¿Estas bien?" la típica pregunta.

"Lo estoy" mi típica respuesta.

No quise decirle a nadie sobre lo que estaba pasando.

Casi no dormía, casi no salía de noche, sentía que alguien me estaba siguiendo.

Evitaba estar sola.

Trate de sumergirme en algunos libros, viendo televisión y escuchando música, ninguna de esas opciones funciono.

Así pasó otro mes.

Cuando el tercer mes llegó empecé a usar pastillas para dormir, de repente las pesadillas desaparecieron, pude dormir más, una semana pasó. Tal vez podría dejar de pensar en Camila.

No pude, asi como tampoco pude dejar de esperarla en la estación o dejar de estar pendiente en cada parada por si acaso la veía.

Mi tranquilidad nocturna no duró, a la tercera semana del mes mis pesadillas volvieron.

Tal vez subir la dosis de pastillas ayudaría.

Me habían dicho de que si no cumplía con mi trabajo correctamente iban a despedirme.

No quería retrasarme con mis clases, era mi último semestre.

Casi al finalizar el tercer mes me di cuenta de cuán lento había pasado el tiempo.

Mi apetito se redujo, pero almenos siempre me obligaba a comer, porque eso afectaría mi salud, a veces cuando caminaba por la calle, ya sea sola o acompañada o inclusive en el trabajo o en mi propia casa podía escuchar la voz de Camila llamándome, eso empezó en el segundo mes y había empezado a tratar de ignorarlo en el tercero, pero era muy difícil.

Para ese tiempo, la rosa azul que me dio Camila estaba seca.

De vez en cuando, cuando las noches eran demasiado frías y yo tenía miedo de dormir tomaba el sobre en donde la había guardado y me consolaba olerla.

Solo así podía dormir un poco, con eso y con la ayuda de las pastillas.

Le pedí a Verónica quedarme en su casa unos días tal vez ayudaría. 

No lo hizo, en vez de eso tuve como regalo de su parte una pequeña charla acerca de ir con un psicólogo. El despertarme gritando y voltearme a la nada cuando creía escuchar la voz de Camila hacía que ella reaccionara de esa forma.

Cuando por fin decidí olvidar a Camila de manera definitiva algo paso. La volví a ver, esta vez no me ignoró ni trato de escapar, esta vez me pidió una cita, manera extraña de hacerlo.

Llegó de la forma más inesperada.

Llegó en el mejor momento, cuando estaba empezando a mejorar y eso fue lo peor.

 Pero no la acepte, esta vez sería yo quien la ignorara.  

......

Que dificil es estar cerca de algo, saber que es tuyo pero no poder tenerlo, no poder proclamarlo como tuyo frente a todos, cuando en tu mente lo sabes, es tuyo y siempre lo ha sido pero no puedes tomarlo.

Empecé a ver Games Of Thrones y.... wooow enserio woow

Bueno solo eso bye <3






















La Chica Del Tren - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora