Cap. 19

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Habían pasado cinco días desde que Camila regreso.

Mi mente estaba a un gramo de perdonarla.

Cada día me esperaba afuera de mi casa . Cada día me acompañaba de regreso. Cada día me decía lo hermosa que era, cada día me pedía perdón. Cada día me daba una flor, desde una margarita, hasta un girasol, ella decía que me veía bien con todas, que todas juntas no podían ser ni la mitad de hermosa de lo que yo era.

El tercer día se presentó con un pequeño poema escrito en una hoja sucia y muy doblada.
Decía así:

Eres mi debilidad y fuerza,  mi alegría y tristeza. El león se enamoró de su presa . El ángel se fijó en la bestia. Vuela entonces la mariposa enamorandose de la libelula, en sus ojos ve la verdad pero tambien ve tristeza y esta dispuesta a perder sus alas otra vez para regresar  y que sus labios se vuelvan a encontrar ¿Cómo puede la muerte estar confundida?
¿ Cómo puede el  sol buscar calor en donde no hay vida? Eres tu. Nadie mas, eres la luna que admirar en verano, eres las hojas que caen en otoño, eres las flores en la primavera y el calor que busco cuando el invierno llega.

Posiblemente la perdonaría, claro que si la perdonaba me tenía que contar todo, desde lo ocurrido veía más confiable el Podria Ser, esos cambios, ese frío, todo de ella indicaba que no era lo que aparentaba ser.

Solo necesitaba que ella lo confesara, solo eso.

Cabe decir que ya no fui con el psicólogo, ahora que Camila había regresado ya no lo necesitaba.

Aparentemente las pesadillas se disiparon, me alegré mucho eso, porque significaba que solo estaba delirando por la huida de Camila, ahora que ella estaba no veía sombras en la noche, no escuchaba voces, no tenía pesadillas, esos cinco días dormí perfectamente bien.

Todo era mi imaginación, seguro el trabajo, lo estudios y Camila habían sido causantes de eso, como lo sospeche desde un principio.

Ahora estaba más relajada. 

Aunque no tanto, aunque casi la mayoria de cosas malas se habían ido había algo que seguia latente.

la sensación de ser observada, ya sea en el trabajo en la universidad, en la noche, en todo lugar, parecía haberse intensificado.

Ahora estaba esperando a Camila, la perdonaría, después de que ella me contara su secreto.

Cuando ella apareció, llevaba una rosa azul en la mano, como la otra vez.

Lo gracioso de Camila es que cada flor que me llevaba la sostenía con un trozo de papel,como para no tocarla o  lastimarla.

-Lauren- saludó agitando su mano, se acercó a mí rápidamente.

-lo siento mucho- agacho su rostro -en verdad que lo hago- me extendió la rosa, la acepte como había aceptado todas.

-Camila te perdono- le dije, ella rápidamente levantó la cabeza y como pocas veces pasaba ella sonrió, su rostro mostró la mayor alegría que yo había visto.

-Solo si prometes hablar conmigo- aclaré, ella bajó el rostro de nuevo.

-No puedo, lo sabes muy bien- respondió con la voz cortada.

-Entonces, no te puedo perdonar, no si me dices que eres enverdad- ella levantó el rostro sorprendida.

-No sé a qué te refieres- se voltio.

La Chica Del Tren - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora