Cap. 2

8K 551 273
                                    

Nunca le conté a nadie mi extraño primer encuentro con la chica del tren de la otra vez.

No le di importancia porque no la volví a ver.

No hasta una noche siete días después.

Me subí al tren, en toda la semana anterior me había dado curiosidad y a la vez miedo volver al tren ya que posiblemente me encontraría a la chica del otro día.

Mi mente trabajó tratando de darle una explicación lógica a la desaparición repentina de la chica.

Ese día no pensé encontrarla, ese tema estaba casi zanjado.

Habían varias personas, no tantas pero en comparación a la vez pasada si habían varias en aquel viejo tren.

Estaba la misma anciana de la otra vez, a ella la veía casi siempre por ahí.

Había una mujer y su pequeño hijo, a ella no la había visto nunca.

Dos pares de parejas a cada lado, un chico fumando en el fondo y por último una chica rubia que aparentemente estaba dormida.

Éramos diez personas.

Me acomode en un asiento, ese día no tenía ánimos para escuchar música.

Diez minutos después de escuchar como aquella mujer calmaba el llanto de su hijo empece a sentir como el olor a cigarro del chico del fondo empezaba a impregnarse en mi nariz

Yo no fumaba, pero el olor del tabaco quemado no me era desagradable, en realidad me gustaba.

Cuando el tren hizo su primera parada una de las parejas junto a la mujer y su hijo se bajaron, me sentí aliviada por no seguir escuchando el llanto del infante.

El olor del cigarro mezclado con el cansancio pudo más que yo y me quede dormida.

Para cuándo desperté la pareja que se había quedado ya no estaba y tampoco el muchacho fumador, aunque el olor si que lo había dejado.

Solo quedamos la anciana, la chica rubia y yo.

La chica rubia se despertó mientras yo me ponía los audífonos esperando llegar a casa pronto.

En un momento levanté la cabeza y vi a la chica viendome, era una mirada normal, me sonrió y le devolví la sonrisa, ella se levanto y camino hacia mi.

Se sentó a la par y me saludo, después de unos cinco minutos de hablar se bajo, ella parecia simpatica y era muy atractiva.

La anciana y yo nos quedamos solas de nuevo.

De repente el olor a cigarro ya no era perceptible y en su lugar un olor putrefacto empezó a llegarme a la nariz.

las luces del tren parpadearon una vez, luego las puertas se abrieron y la chica de la otra vez entró, no sabía como reaccionar, mi mente se quedo en blanco y mi cuerpo se sentía más cansado de lo usual.

Ella se sentó y al momento volvió a llorar, y como la otra vez controlaba su llanto, aún sus hipidos eran perceptibles.

Esta vez se sentó más cerca de mi que la vez anterior, nos separaban unos quince asientos.

Pude ver que traía la misma ropa de la vez anterior lo cual me pareció extraño.

Voltee a ver a la anciana y ella le era indiferente.

Me sentía tensa quería llegar rápido, la chica me incomodaba, pero por alguna razón sentí algo en mi interior que se aliviaba de verla de nuevo.

Pasaron diez minutos.

Luego la anciana se bajó.

Y me sorprendió ver como la chica se levantó de su asiento, me vio y denuevo quede estática por aquella mirada, y esa sonrisa, se despidió con un saludo de mano.

Debo admitir que me pareció muy atractiva a pesar del rastro de lágrimas que había en su rostro.

Las luces se apagaron y cuando se volvieron a prender ella ya no estaba, las puertas se cerraron.

De repente el olor desagradable se iba, dejando aquel vagón de tren tan frío como el corazón de mi ex.

Me baje en la siguiente parada pero sentía como si alguien me estuviera observando de lejos, voltie y solo me topaba con la oscuridad de la madrugada Esa noche soñé con la chica y aunque los sueños no eran malos tampoco eran buenos. 

Esa fue la segunda vez que la vi.

Y aunque sentía un poco de miedo y curiosidad por aquella linda morena algo dentro de mi quería volver a verla.

Y así fue.





La Chica Del Tren - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora