Capítulo 8.

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El día de la fiesta de Kevin ha llegado. Selena me ayuda a prepararme, pero tenemos que hacer tiempo hasta que Matt se vaya de casa. No entiendo por qué no quiere que asista a la fiesta. ¿Qué demonios hacen? ¿Por qué dice que aún soy muy pequeña para ese tipo de fiestas?

Selena se queja de que no consigue tapar mis ojeras con maquillaje y me pregunta qué demonios hice anoche para tener estas ojeras. ¿La verdad? Solo hay una razón.

Matt Cowin.

No dejé de pensar en el maldito beso por equivocación y en por qué cojones me besó de nuevo a la mañana siguiente. Quizá es su nueva manera de jugar para que deje de incordiarlo, pensará que su estúpido cuerpo —muy bien trabajado— me atrae. Yo no soy como la mayoría de las chicas que lo rodean y que caen rendidas a sus pies.

Además, no siento nada por él. Ayer por la noche, Matt aprovechó la ausencia de nuestros padres para traer a una chica. Supongo que sería Nicole, pero viendo el currículum de Cowin, es posible que fuera otra chica. Los escuché toda la noche; también es una de las razones por las que no dormí. No sentí nada. Bueno, sí, asco. Mucho asco. Eso fue lo que sentí.

Escuchamos que la puerta de la entrada se cierra. Miro a Selena y esta tiene una enorme sonrisa en sus labios. Sé que tiene ganas de esa fiesta y es normal. Kevin nos ha invitado, y Selena lleva colada por él desde que descubrió que Kevin es el mejor amigo de Matt. Desde entonces, no hace más que hablar de él y de lo celosa que se pone cuando las chicas tontean con él.

—Creo que ya podemos irnos. —Sus cejas se mueven de arriba abajo de forma pícara y no puedo evitar reírme mientras niego con la cabeza.

El móvil de Selena comienza a sonar. Ella se dirige a la cama y mira quién llama. Sin soltar el teléfono de la mano, salta de alegría.

—¿Qué pasa? —pregunto divertida por sus gestos.

—¡Es Kevin! —La miro sorprendida—. ¡Kevin me está llamando! —Me rio por la felicidad que lleva encima.

—Cógelo y pon el manos libres, quiero escuchar qué dice.

Ella asiente y activa el manos libres. Desde el otro lado, se escucha la respiración de Kevin.

—¿Sí? —pregunta ella con nerviosismo.

—Hola, ojitos verdes —saluda Kevin desde la otra línea y pongo los ojos en blanco por el mote que le puso a Selena—. Estoy esperando a que bajéis para irnos a la fiesta.

Frunzo el ceño y miro a Selena. ¿Esperábamos a Kevin? Creía que iríamos en mi coche.

—¿Has venido a buscarnos? —Sus ojos brillan de emoción.

Queda claro que no sabía que Kevin vendría.

—Estoy fuera. Cuando estéis listas, nos vamos. No tengo prisa.

Selena cuelga el teléfono y se dirige a la ventana de mi habitación, que da a la parte delantera de la casa. Seguro que quiere confirmar si es cierto. Y por los chillidos que suelta, doy por supuesto que sí.

—¿No es todo un caballero? —pregunta—. ¿Ahora entiendes por qué me gusta tanto? —Pongo los ojos en blanco.

Ella se acerca a mí y me arrastra escaleras abajo.

—¿Te quieres tranquilizar? No se va a escapar. —Se gira y me fulmina con la mirada.

—Tampoco quiero que espere.

Selena odia hacer esperar a la gente, le gusta ser la primera. Cuando le dije que esperaríamos a que Matt se marchara para irnos a la fiesta, se puso de los nervios. Llegar tarde no es lo suyo.

Matt Cowin: Enamorándome de lo prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora