Capítulo 4.

343 74 13
                                    

—No... —susurro—. No, no, no, no... —sigo susurrando mientras me limpio la boca con mis manos.

—¿Qué mierda haces aquí, Gómez? —exige saber.

Miro a Matt, quien está indiferente, como si le restase importancia a lo que acaba de pasar. Hace un momento, estaba tan sorprendido como yo. Pero ¿ahora? Está tranquilo, como si no pasara nada.

¡Acabo de besar a mi hermanastro! ¿No piensa decir nada?

Que alguien me diga, por favor, que intenta reírse de mí. O, mejor, ¡que alguien me diga que esto es una pesadilla!

—¿Cómo? ¿Qué mierda hago aquí? —No le quito mi mirada de desprecio, él asiente serio—. He venido al baño de mi habitación —recalco el «mí» para que le quede claro—. ¿No te has dado cuenta? ¡Estás en mi habitación!

Lo observo analizar mi habitación de forma indiferente. Cierra los ojos y baja la cabeza al tiempo que pasa su mano derecha por la nuca. Segundos después, carraspea.

—Maldita sea... —dice por lo bajo.

—Tranquilo. Para mí, tampoco es un gusto comerme las babas de mi hermanastro. —Vuelvo a limpiarme la boca—. Creo que voy a vomitar.

—Deja de decir estupideces, ¿quieres? —Lo miro confundida—. Ni que fuera tan malo. Solo ha sido un beso, ni siquiera compartimos el mismo ADN para que se considere incesto. —Abro la boca para añadir algo, pero no sale nada de mí. Él tiene razón: es mi hermanastro, no mi hermano—. Si estoy aquí es porque te confundí con Nicole. —¿Cómo se atreve a confundirme con la cara cebolla?—. Lleváis el maldito vestido igual, y como a ella le da morbo lo de...

—Vale. No necesito detalles, Cowin —interrumpo antes de que diga algo realmente asqueroso para mis oídos.

No me interesa su vida sexual en lo más mínimo.

—¿Estás molesta? —Su voz vacilona se hace presente y lo miro.

Este hombre es bipolar. Parece como si, lo que acaba de pasar, le diera igual.

Matt camina hacia mí con lentitud. Y yo, de forma inconsciente, retrocedo varios pasos.

—¿Qué haces? —pregunto nerviosa.

La cama me frena, no puedo retroceder más, y me siento en ella.

Su cercanía me incomoda, y no sé qué pretende. De pronto, una mezcla de olor a alcohol y a tabaco inunda el ambiente. Se me revuelve el estómago. Apoyo los codos en las rodillas y sujeto mi cabeza con mis manos. Tengo la sensación de que voy a vomitar en cualquier momento. ¿Cómo se me ocurre beber tanto? Además, soy una completa inexperta en este tipo de cosas. Necesito a Selena en estos momentos, fijo que ella sabe lo qué debería hacer.

—¿Estás bien? —pregunta.

Levanto la vista hacia Matt, y puedo ver en su expresión que está preocupado.

—¿Fumas?

—No, ¿por qué?

—Porque apestas a alcohol y tabaco —respondo y me sujeto la cabeza de nuevo.

—¿Y tú? —Frunzo el ceño sin entender—. ¿Has bebido?

—¿Y eso a ti qué narices te importa? —Levanto la cabeza y lo miro fijamente.

—Dado que soy mayor que tú, y por desgracia, eres mi hermana...

—Hermanastra —corrijo.

—Al caso. Que estás bajo mi responsabilidad, y que si te pasa algo, caerá sobre mi conciencia.

Matt Cowin: Enamorándome de lo prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora