Capítulo 14.

228 45 0
                                    

—Vaya, ¡estás guapísima! —exclama Parker.

Mis mejillas se sonrojan.

—Gra-gracias —digo tímidamente—, tú también.

Miro su vestimenta y se echa a reír.

—Yo sigo igual, no me cambié de ropa. En cambio, tú sí. ¿No te sentías cómoda con el vestido? —pregunta y me paro en seco.

Cuando se da cuenta de que no camino a su lado, se gira y me mira preocupado.

—¿Ocurre algo?

Parker lleva la misma ropa que cuando salió del hotel, pero yo cambié mi vestido por una blusa blanca, unos pantalones ajustados negros, unas botas con tacón —de unos diez centímetros— y una cazadora de cuero negra. Algo sencillo. No creo que vaya tan mal para ese concierto. ¿O sí?

Tuve que pedir un taxi para volver a casa y cambiarme de ropa. Mi madre y Charles no podían ausentarse de la gala para llevarme a casa y me cambiara de ropa. Por no mencionar que quería cambiarme para irme a un concierto con un chico que no pintaba nada en esa gala benéfica. También le pregunté a Matt si me podía acercar a casa, cuando lo vi entrar en el coche de Kevin, pero me dijo que no estaba de humor para aguantarme y que cogiera un taxi. Así que, al final, eso fue lo que hice.

—¿No voy bien vestida para el concierto? —pregunto sin alzar mi vista a sus ojos verdes.

—Claro que sí, estás preciosa. —Lo miro y veo que su sonrisa es sincera.

Es tan guapo, no entiendo cómo no tiene novia. Porque no la tiene, ¿o sí? Prefiero no saberlo por el momento, no quisiera estropear la noche.

Me tiende la mano, un gesto que —sinceramente— me sorprende. Lo miro por un momento, sin saber qué hacer, pero la aceptó. Sus suaves dedos se abren paso entre los míos, entrelazándose con suavidad. Noto la calidez de su mano contra la mía. Y, aunque no entiendo muy bien qué somos, su calidez hace que me sienta viva y protegida. No obstante, por otra parte, siento que me oculta algo. Algo que no me contará, y eso hace que una parte de mí desconfíe de él.

Caminamos por la calle, cogidos de la mano y en total silencio.

—En realidad, no tengo nada en contra de tu aspecto —dice tras un largo silencio—. Estás preciosa, te pongas lo que te pongas. —Me mira y lo sonrío de forma sincera.

Parker parece igual de sincero que su hermana. Los dos se parecen bastante: pelo oscuro, ojos verdes, el mismo color de piel; incluso los gestos y todo. Si no fuera por la diferencia de edad, diría que son mellizos o gemelos. Todo depende por dónde lo mires, claro.

—¿Qué ocurre entre Matt y tú? —pregunto sin pensar, lo que pilla a Parker por sorpresa.

Tenía claro que formularía esa pregunta en algún momento de la noche, pero pensé que sería más adelante, no ahora. Mi mente ha estropeado un instante que, a comparación de ahora, no era para nada incómodo. ¡Qué estúpida soy!

Miro a Parker de reojo. Parece que analiza la pregunta, pero no recibo respuesta de su parte. Freno en seco por su silencio. Parker decide soltar mi mano y caminar sin tan siquiera mirarme.

—¿Parker? —lo llamo en un susurro.

No quiero que ahora me deje plantada.

—¿Por qué lo preguntas?

—¿Qué? —digo corriendo para alcanzarlo.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Os comportasteis raro en la gala, solo quiero saber qué ocurrió para que os llevéis tan mal.

Me mira de reojo mientras andamos, no entiendo por qué le cuesta responder a esta pregunta. ¿Hay algo malo en todo esto? Ahora es él quien para, lo que provoca que yo lo adelante y me gire con el ceño fruncido.

—Te voy a presentar a uno del grupo —dice para cambiar de tema.

—¿Qué grupo? ¿El que vamos a ver? —Él asiente y yo alzo las cejas sorprendida—. ¿Los conoces?

—No exactamente —dice.

Camina otra vez hasta alcanzar a un grupo de gente —más o menos nuestra edad—, quienes entran en un gran edificio con equipos de música y maletas. Uno de ellos, se gira y nos mira. Cuando Parker se acerca, este sonríe y corre a saludarlo.

—¡Hombre! Pero ¿a quién tenemos aquí?

Se dan una palmada en la espalda y hablan entre ellos sobre cosas que apenas escucho. Me fijo en su amigo. Es tan alto como Parker y visten casi igual, solo que este no lleva la cazadora puesta. Su melena larga está despeinada, es moreno, de piel tostada y sus ojos son oscuros.

Parker se gira para hacerme un gesto con la mano y me acerco. Me quedo quieta al lado de Parker, sin saber qué hacer.

—Brooklyn, te presento a Dan Kin.

Miro al chico y a este se le ilumina la cara con tan solo verme. ¿Ocurre algo?

—¡Brooklyn Cowin! —dice y me tiende la mano con asombro en su voz.

Le tiendo la mano para estrechársela, mientras miro a Parker de reojo, y este frunce el ceño con la mirada fija hacia Dan. Su amigo se da cuenta de la cara que pone Parker, y añade:

—Perdona, no sabía que tu nombre es Brook hasta que te has acercado a nosotros. Es un placer.

—Lo mismo digo. —Sonrío.

—Llegáis un poco pronto, aún falta para el concierto —dice Dan.

—Ya, no he calculado muy bien el tiempo —contesta Parker y se ríen entre ellos.

—¡Dan! ¿Puedes venir un segundo? —grita un chico desde la entrada del edificio.

—Lo siento, chicos, el deber me llama. Os veo luego.

Se despide con la mano y entra en el edificio.

—¿Toca en el grupo? —pregunto.

—¿Quien? ¿Él? —dice y señala en dirección a Dan. Asiento y se ríe—. No, él es uno de los que montan el escenario.

—Entiendo, es bastante mono —digo en un intento de sacarle una sonrisa, que finalmente consigo.

—¿Me estás diciendo que no estoy guapo en la primera cita?

Esa pregunta me pilla por sorpresa.

—¿Esto es una cita? —digo con una ceja alzada. Él se ríe y echa a andar—. ¿Dónde vamos?

—¡Te invito a tomar algo antes del concierto!

Matt Cowin: Enamorándome de lo prohibido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora