¿Feliz cumpleaños?

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Se separaron, una sonrisa divertida se abrió camino en el hermoso rostro de Shane, ella levanto una ceja curiosa. Se sentaron hombro con hombro, mirando unos niños unirse a Marie y Fred.

Savannah se perdió en sí misma, él la observo de reojo.

— ¿Shane? —preguntó en voz baja.

— ¿Si? —se giró para mirarla mejor.

— ¿Y si mi madre nunca se recupera? —La voz de Savannah se rompió.

—Savie, ella mejorara sino, saldremos adelante. Mi mamá me dejo una buena suma de dinero, estas enviando tus escritos en nombre de tu mamá a la editorial. Por un tiempo podemos hacerlo, y tú puedes tomar la carrera como escritora.

—No soy buena escribiendo, yo soy mucho mejor bailando —Él sacude la cabeza.

—Eres muy buena, en ambas cosas —Ella lo miró a los ojos para ver si era sincero.

Y así fue. —Gracias, volviste en el momento que más te necesitaba —él envuelve a Savannah en sus brazos, besando la parte posterior de su cabeza.

—Sin ti, no hubiera soportado la muerte de mi madre, ni los cambios, ni hubiera visto el idiota egoísta que era —la aprieta más contra él.

—El destino así lo quiso, nos ató de manos para que viéramos cuanto nos necesitábamos, cuanto nos extrañábamos. Realmente me encanta estar atada a ti.

La sonrisa que Shane le dio, es muy hermosa. —Yo también. ¿Atados de manos? ¿Te gusta estar atada a mí?

—Sí —admitió. Sus mejillas ardieron.

—Estoy enamorado de ti —confeso él—. Siempre lo estuve pero antes actué de forma estúpida e inmadura.

— ¿Si? Te has metido bajo mi piel. También estoy enamorada de ti, Shane Warren —un segundo después, él se inclinó un poco y capturo los labios de ella.

Él sonrió al separarse. Se levantó, la ayudo a levantarse y fueron hacia el agua, tomados de la mano. De repente, Shane la agarra por las piernas y la coloca en su hombro. Savannah deja salir un grito de miedo.

—Bájame —chilló con más fuerza.

Shane se rio entre dientes, las personas los miran y se ríen, viendo a la joven pareja.

—Shane —gritó ella horrorizada, de que todos la estén viendo— no seas infan...

Él la bajó de golpe, y ella se hundió. Y estaba profundo, se hundió con él a su lado.

Tose al salir y ve a Shane salir sonriendo. Ella frunció el ceño, lo fulmino desde donde estaba.

—Diviértete —Él estiro su mano y la coloco en la mejilla de ella—, sé que has crecido rápido pero quiero que hoy seas una niña. Deja de reprimirte.

Savannah lo miro fijamente y miro hacia la orilla después, cuando vuelve a mirarlo ella pensó lo que él le acaba de decir.

—Es que... no sé cómo hacerlo... cómo ser una niña —susurró muy bajo, tanto que ella no sabe si él la escucho.

—Entonces déjate llevar, niña hermosa —Le dijo, ella ríe de una forma infantil y cantarina—. Bien hecho, esa risa es de niña.

—Es mi risa nerviosa —ella rodó los ojos.

—Me gusta —susurró él, mirándola con una intensidad que le hizo a Savannah temblar las piernas.

Cuando llegaron a la orilla, Marie se rio al ver a Savannah mojada. Fred puso los ojos en blanco y miro a la hermosa niña de su edad que estuvo jugando con él. Savannah se dejó caer en la orilla, mirando el cielo azul sin nubes. Él se acomodó al lado de ella. Tomo la mano de ella. Ella se colocó de lado y con su otra mano, comienza a trazar con sus dedos el tatuaje que Shane tiene en el pecho.

Atados de manos (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora