¿Amenazada o advertida?

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Savannah despertó sobresaltada. Se sentó y miro a Marie que estaba montada en la cama y la miraba con fijeza.

—¿Qué sucede, Mar? —pregunto.

—Son las 7 —murmuro Marie con su vocecita tímida.

Los ojos de Savannah se abrieron. —¿Qué? Oh Dios, se nos hace tarde —entonces vio que Marie ya estaba vestida— ¿Quién te arreglo? —pregunto sorprendida.

—Fred me busco todo y yo me vestí sola —parecía orgullosa de sí misma.

—Gracias, cariño —beso la frente de Marie.

—Ya estamos listo, te esperamos —dijo Marie sonriéndole a Savannah.

Con una sonrisa orgullosa busco en su pequeño armario unos vaqueros ajustados, una camisa de botones blanca manga larga. Saco ropa interior blanca a juego. Se dio una rápida ducha de 7 minutos y se vistió. Consiguió un chaleco en el armario de su madre y tomo los tacones negros de 10 cm que tenía.

Soltó su cabello y tomo espuma para peinar, solo lo peino con suma delicadeza, dejando las ondulaciones en su perfecto orden. Se maquillo con rubor, rímel, corrector de ojeras y brillo rosa. Tomo sus aretes y agarro su bolso con las cosas necesarias. No espero más y bajo las escaleras con pasos apurados.

—Luces linda —dijo Marie— ¿Yo luciré así?

—Incluso más bonita —Dijo Savannah y era cierto.

Marie poseía ojos azules, pestañas marrones, cabello rubio, algunas pecas regadas por el rostro, nariz pequeña y respingona. En cambio Savannah es castaña, tiene ojos verdes, largas pestañas oscuras, la misma nariz que Marie, labios semi-gruesos, su cabello es liso ondulado, algunas veces podría ser rizado, su cabello llegaba a la cintura y estaba cortado en V.

Sirvió cereal a sus hermanos, se llevó en una bolsa de ziploc… una manzana. Terminaron de desayunar y los llevo rápido al auto, donde manejo rápido. Se estaciono rápido delante de la escuela.

Beso la frente de ambos y sonrió.

—Los amo, cuídense.

—Te amamos —Gritaron ambos.

En cuanto los vio entrar, piso el acelerador para llegar a tiempo a su primera clase. Le toco un mal puesto en el estacionamiento, casi el que está cerca de las motos y los drogadictos. Respiro hondo y apago el auto, salió, miro a su alrededor, cerro el auto y corrió a través del estacionamiento, hasta llegar al césped y entrar al pasillo.

Todos caminaban a sus siguientes clases. Llego a su casillero, saco su libro y libreta, cerrando vio a alguien apoyado en el casillero de al lado. Se sobresaltó, se puso la mano en el pecho y miro con los ojos abiertos como platos a él intruso.

—Hola Savannah —saludo con una sonrisa maliciosa.

—Daniel —susurro casi sin aliento.

—Que linda te ves —dijo con una ceja enarcada.

—Sí —ella se dio la vuelta y corrió como alma que lleva el diablo, huyendo, literalmente.

Llego a su clase jadeando por aire. Todos la miraban, Savannah nunca se veía fuera de control. Todos la admiraban secretamente y algunos no eran tan secretos.

—¿Estás bien? —Savannah miro y vio a Bayle.

—Sí, ahora sí —Respondió.

—¿Fue él? —pregunto muy bajito.

—¿Quién? —pregunto desconcertada.

—Shane.

—Oh, no. Solo fue un susto, gracias.

Atados de manos (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora