De catorce a diecisiete.

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Yuri tenía catorce años cuando recibió su primer beso; sin duda era algo que no esperaba, ni siquiera sabía como es que había terminado en aquella fiesta. Lo único que sabía es que Phichit  llegó a su casa diciendo con una sonrisa:

—Iremos a una fiesta, ¡prepárate!

¿Cómo había conseguido Phichit una invitación para la fiesta de su crush? ¿Cómo es que convenció con facilidad a sus padres de dejarlo ir? Y lo más importante, ¿cómo logró que Mari los llevase hasta el otro lado de la ciudad por una simple fiesta sosa?

—Hay algunas cosas que no tienen respuesta —murmuró.

Al llegar a la casa donde sería la fiesta -y tras despedirse de su hermana, prometiendo que le llamaría cuando quisiera que lo recogiese- comenzaron a sudarle las manos. Yuri se ponía nervioso cada vez que cruzaba miradas en el corredor con Chris, y, ¿cómo no lo haría? Ese chico desbordaba sensualidad y picardía.

Phichit se adelantó unos pasos dejándolo en el patio delantero, viendo a algunas personas que salían de la casa por algo de aire tras una cosas de más. Divisó a una pareja besándose a un lado de la puerta; la chica se aferraba a los cabellos platinados del chico que -a parecer de Yuri- devoraba, por otro lado el chico tenía sus manos firmemente colocadas en las caderas de la chica.

Desvió la mirada un tanto incómodo, se apresuró dispuesto a seguir a Phichit pero justo en el momento en el que estaba por cruzar la puerta de la entrada, la pareja acaramelada se separó, el de cabello plateado chocó contra Yuri, quien hizo una mueca por el golpe que había recibido.

—Oh, lo lamento —escuchó la voz del chico disculparse.

No tuvo oportunidad de girarse para restarle importancia a lo ocurrido ya que Phichit apareció de pronto, jalándolo al interior de la fiesta. Una canción resonaba por el interior, algunos chicos -más grandes que él- bebían y algunas otras, como los chicos de la entrada, se besaban como si el mundo se acabase mañana.

Tratando de ser disimulado buscó a su crush por el gentío, en un principio sólo pudo identificar a un par de personas que veía en el corredor de la escuela pero cuando por fin lo vió con sus amigos riendo, se quedó unos segundos apreciando lo atractivo que era aunque no tardó en apartar su mirada totalmente ruborizado.

Chris lo había descubierto viéndolo.

—Phichit hay que irnos —tomó a su amigo del brazo.

Su amigo lo miró frunciendo el ceño y con un puchero, abrió la boca para responder, sin embargo no fue necesario. Una voz detrás de ellos los hizo girar.

—Yuri, Phichit, que bueno que han venido.

El nipón aseguraba que la voz de Chris podría derretir hasta el mismo Polo Norte.

¿Cómo es que Phichit conoce a Chris? —pensó.

—Es bueno, ¿no? Lo malo es que Yuri ya quiere irse —respondió Phichit haciendo nuevamente su puchero. 

Al otro lado del hilo |Victuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora