SHAWN
Después de ver cómo mi reputación moría, lo único que tenía en mente al despertar, era Kenya.
Por una maldita razón es ¡Kenya!
Que te muestren teniendo relaciones a toda una universidad es algo horrible y Kenya ya había pasado eso una vez y terminó por casi suicidarse.
Dan los tres timbres y me manda a buzón.
Lo intento unas siete u ocho veces más pero no contesta. Tendré que ir a su edificio.
Al salir de mi habitación, la mayoría murmura a la vez que me ve, o sino toma fotos.
Justo antes de llegar, me topo a Nash.
—Shawn...—
—No. Ahora no, Nash.
—Ella no quiere hablar con nadie.
Le miro una vez más y sigo mi camino.
—¡Shawn!
Estando a unos centímetros de su puerta, choco mis nudillos contra ella.
Así hasta que pueda abrirme.
—Kenya, por favor ábreme.
Pasan alrededor de diez minutos y el ruido de la puerta se hace presente.
—¿Qué quieres?—estoy sangrando por lo cortante que es, vaya.
—¿Estás bien?—ella asiente lentamente—. No, no lo estás.
—¿Entonces por qué preguntas?
Y sin hablar, me deja entrar a su apartamento.
—¿Qué le pasó al espejo?
—Ayer no fue mi noche. ¿Qué quieres Shawn?
—Saber si te encontrabas bien, no creo que sea fácil.
—No te hagas el inocente, tú estás detrás de todo. ¿Cómo hacerme caer? Tratándome como una persona valiosa, como si fuera importante en tu vida.
—Kenya.
—Vete, quiero estar sola—me acerco a ella pero me empuja—. ¡Lárgate! Eres un hipócrita, no sientes nada por mí y aún así vienes a alborotar todo.
—¿Quién te dijo eso?
—Tú "squad" dijo todo, me mostraron las conversaciones, me mandaron las llamadas donde decías que "casi vomitabas" cuando me veías a los ojos o cuando me besabas. Por un momento creí que eras un buen chico.
—No lo siento, sólo decía la verdad. No quería que estuvieras sola.
—Es mejor estar sola que con un falso como tú, por favor retírate.
En este momento, mis emociones están realmente enredadas. La odio y la quiero.
No quiero que le suceda nada, pero si le sucede diría que se lo merece. Quisiera decirle que es hermosa y que siento todo lo que está pasando, pero no lo siento de corazón porque algo dentro de mí no tolera a Kenya.
—¿¡No me escuchaste!? Vete.
—Es por eso que nadie te quiere, desechas a la gente como te da la gana. No eres importante y mucho menos valiosa, sigues siendo un error. Lo dije anteriormente y lo vuelvo a decir: me das asco.
—¿Es todo? Bien, ya vete.
Y así es como consciente e inconscientemente he jodido cualquier oportunidad con Kenya, por un lado me alegro y por otra me entristece.
Pero debe entender mi opinión sobre ella.
