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Narrado 83

Me di la vuelta y Mario estaba a tan pocos centímetros detrás de mí.

-Oh Mario, me asustaste.

-¿No era que a tu novio no le gustaba la música de nosotros y por eso no quizo venir?

-Sí...

-Deja de mentir.

-Esta bien, no lo quise traer, el papá de Kate no le gustaría.

-Pero es tu novio, no de ella.

-Es lo mismo.

-No lo es.

-Sí.

-No.

Iba a contestar pero puso su dedo en mis labios, cuando lo retiro yo me los lami suavemente.

-No hagas eso por favor. -Se mordió el labio inferior.

-No hice nada.

Mario me tenía acorralada entre él y la pared, no podia moverme a ningún lado.

-Vámonos, tal vez Kate ya se desocupo. -Me estaba empezando a poner nerviosa.

-No, ¿a donde quieres ir tan rápido? -Sonrió.

Oh mierda, yo tratando de olvidarme de este maldito hombre y viene a ponerse enfrente de mí y encima de todo ¿¡Sonríe!? Esa maldita sonrisa que me vuelve loca.

Quisiera besarlo ahora mismo sin importar quien nos vea, comerme sus labios tan suaves que tiene, esos que probé solo un par de veces pero con eso fue suficiente para hacerme adicta a ellos. Los deseo.

-Mario, me pones nerviosa, vámonos.

-¿Ah sí? ¿Y por qué te pones así? -Pasó su mano por mi cintura.

Oh no, esto ya no estaba bien, los dos teníamos pareja y no piríamos hacer esto. Aunque tal vez los dos nos deseábamos con ganas no podíamos hacer esto. El era famoso y yo una simple chica cualquiera.

-Basta Mario, esto no esta bien. -Aleje su mano de mi cintura pero esta vez puso las dos.

-Y no esta mal, ambos queremos, ¿No es así?

-No, tú estás confundiendo las cosas.

-¿Y por que te pones tan nerviosa?- Salió otra sonrisa.

Joder, sino dejas de sonreír ahora mismo te hago las 50 sombras de Grey. Pensé.

- No lo estoy, ahora vámonos. -Trate de caminar pero sus manos me lo impedían.

En un abrir y cerrar de ojos tomo mi barbilla y beso mis labios, yo no me quite ya que cuando lo iba a hacer el ya se había quitado, fue el beso mas rápido en toda mi vida.

-Listo, ahora sí ya te puedes ir.

Yo sólo rodee los ojos y empecé a caminar pero sentí una nalgada, ¿qué?

-¿Por qué haces eso? -Me quejeé.

-¿No que ya te ibas?

-Te odio.