CAPITULO 5 ¿A PRIMERA VISTA?

24 3 0
                                    



CECILIA

Me ha roto la nariz me toco una y otra vez esperando ver ese líquido escandaloso de color rojo en mi mano. Si fuera un poco más bajo le daría un golpe en seco en su cabeza hueca.

Me separa de su pared rocosa que parece ser su pecho, debería de demandarlo, llamar a tránsito ese camión destrozo mi hermosa nariz.

-¿pero qué rayos tiene en el pecho? ¿Una pared?- logro decir a pesar del fuerte dolor.

-discúlpeme señorita, no fue mi intensión, de verdad disculpe- en otras circunstancias me hubiera parecido tan caballeroso, pero ahora solo quiero decirle una retahíla de improperios con unas cuantas maldiciones, pero decido callar.

Levanto mi rostro y veo mi reflejo en unos hermosos ojos color primavera, un verde intenso y profundo pero llenos de tristeza. Me sentí tan descubierta, como si su mirada desnudara mi alma. Me separé al instante, dándole un fuerte empujón.

-no se preocupe, no es nada si no hay sangre no es nada grave- logro decir bajando la mirada. Que me ha sucedido me sentí tan vulnerable, como si mi armadura se hubiese desquebrajado en algún punto.

MICHAEL

Son unos hermosos ojos color miel, profundos, hipnotizantes, tan puros. Por un instante sentí que podía perderme en la profundidad de su mirada. Es como si desnudara su alma y dejara ver todo lo que ella es, lo que es capaz de amar... se siente tan frágil, tan delicada, tan dulce.

-de verdad déjeme revisar su nariz- estoy bastante preocupado por semejante golpe que sin querer prácticamente le he dado.

-¡no! le he dicho que no se preocupe- me dice con una seriedad muy rotunda.-por favor me puede hacer la revisión tengo un trabajo pendiente que realizar- me da una mirada nada amable.

-¡está bien! aunque quiero que sepa que lo siento mucho, no fue mi inten...- me calla tan repentinamente. –no se preocupe no es NADA!!!- me dice el nada de una manera muy enfatizada.

-bueno está bien. Recuéstese en la camilla, quítese la camisa y desabróchese el pantalón- me he puesto nervioso al hablarle.

-espero que no me pida quitarme en brassier- me pregunta sorprendiéndome.

-no, eh no se preocupe. No se lo quite- aunque no sería mala idea. ¡RAYOS! que estoy pensando es una paciente. Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos.

-revisare su vientre y ombligo para descartar alguna hernia- me coloco los guantes de latex. Y comienzo a palpar.

CECILIA

Está tocando mi vientre y se siente pequeños choques eléctricos en mi piel. ( ¡MI MADRE SE ME OLVIDO DEPILARME! ) que error más grave.

-como no hay muchas visitas el camino a la cueva se ha perdido- (DIOS QUE HE DICHO,) me sonrojo como un tomate. -TRAGAME TIERRA Y NO ME VOMITES- coloco mis manos en la cara como si la burrada que he dicho se pudiera borrar simplemente así como así.

El corazón se me ha acelerado y creo que se me va a salir, me siento súbitamente en la camilla y logro balbucear– discúlpeme estoy nerviosa y tuve un pensamiento en voz alta- (pensamiento en voz alta? En serio Cecilia la has embarrado). Logro decir con la poca dignidad que me ha quedado. Una vez más trágame tierra y no me vomites.

MICHAEL

No puedo creer lo que me acaba de decir y lo dijo de una manera tan natural. ¿Un pensamiento en voz alta? En serio esta chica es especial. Lo más increíble de todo es que la cara inocente que tenía cuando lo dijo me impresiono. Al ver esas mejillas tan sonrojadas hizo que mi corazón latiera de una manera diferente. Imagino que será la impresión por la expresión tan fuera de lo común.

Como puede se levanta de la camilla y se coloca la camisa con mucho apuro.

-discúlpeme doctor, ha sido un encuentro desastroso- me dice muy nerviosa.

- si es algo muy fuera de lo común, señorita- se me dibuja una sonrisa en mi rostro. Que mujer tan divertida.

-no sé qué me paso ¡jajaja!- me da una sonrisa muy nerviosa.

- bueno señorita ahora le digo yo a usted que no se preocupe no ha pasado nada, siéntese para terminar la revisión- logro decir tratando de no soltar una carcajada. No sé qué me sucede siempre soy muy serio y distante en el momento en que estoy pasando mis consultas, pero ella me hace ¿sonreír?

-¿algún familiar que padezca una enfermedad crónica?

-no-

¿Ha tenido alguna operación?

-noop-

-¿padece alguna enfermedad?

-nop-

-¿tiene usted hijos?-

-a menos que sea del aire, ayyy perdón ¡no!- tiene respuestas muy ocurrentes.

-bueno señorita...- espero que me complete la información, tengo mucha curiosidad de saber su nombre completo.

-Cecilia... Cecilia Morlés- me tiende la mano. Y yo la tomo con una ansiedad de tocarla que no sabía que existía en mí.

-mucho gusto Michael Castro- sus manos son tan suaves, tan cálidas... me invade un deseo enorme de no soltarla nunca. Poso mis ojos en sus hermosos ojos claros y ella sostiene mi mirada. Por un instante perdemos la noción del tiempo. El toque de la puerta nos hace volver a la realidad.

- disculpe doctor Castro la señorita Morlés es su última paciente y terminaremos por hoy. La señorita Lemus me da una mirada de reproche que me no sorprende, pues nos vio tomados de las manos.

-gracias señorita Lemus- y así como entro salió. Vuelvo la mirada hacia Cecilia y ha bajado la mirada. Como desearía tocar sus labios. (¿Que pensamientos son estos will?) Me aclaro la garganta.

-señorita Morlés ha sido un placer conocerla y muy divertido también- me sonrió y me asombra que no me cueste nada hacerlo.

-a pesar de todas las embarradas que he hecho delante de usted, también puedo decir que ha sido un placer- se levanta de su asiento con intenciones de salir del improvisado consultorio.

- Doctor Castro que tenga un buen día- me da una última mirada y se retira de la habitación y al salir sentí que algo dentro de mí se sentía vacío. Ese algo ¿se fue con ella?


LA NOVELA DE MI VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora