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Sabes que el capítulo se puso fuerte cuando comienzas a temblar al escribirlo ;;

Este capítulo es un poco más largo que los anteriores, y creo que un poco mas fuerte.

Ojalá lo disfruten 💙

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Estaba en la cocina preparando el almuerzo, tenía que arreglar las cosas después de tratar a mi Alex tan mal.

Me iba a dirigir hacia la sala, pero cuando escuché algo parecido a llantos de mi amado corrí directamente a nuestro cuarto.

En el camino, sentí a Alexander caer sobre mi torso, abrazándome con fuerza y llorando con desesperación.

—¡Thomas, Thomas! Por favor, ¡no...no me dejes! ¡no me dejes! ¡por favor! —Lo escuché gritar una y otra vez, mientras iba bajando cada vez más hasta llegar al suelo y comenzar a repetir varias veces "Philip"

No sabía que hacer, nunca le había pasado algo parecido. Esto era algo que no podía controlar.

—Primero, d-dime de que estás hablando.—Le dije mientras lo miraba con preocupación, aunque estuviera en ese estado tenía que tratar de hacer algo.

—Tú...Teléfono y, llamo...A-Angelica, trabajo...ah, ¡ahhhh!—

Balbuceó algunas palabras y después soltó un grito lo suficientemente fuerte para que los vecinos fueran capaz de oír y continuó llorando.

Comencé a temblar por el miedo y la impotencia de no ser capaz de hacer nada.

Después, se arrastró hacia mi pecho y apretó con la poca fuerza que tenía mi camisa.

—Thomas, ¡Ayudame, ayudame por favor!—Me miró a los ojos. Su rostro tenía una expresión desagradable, estaba completamente enrojecido y sus ojos estaban bastante hinchados. Observé el resto de su cuerpo visible, sus manos no eran capaces de mantenerse quietas y sus brazos estaban completamente arañados, era un caos total.

Entre la desesperación, hice algo que seguramente me arrepentiré en un futuro cercano.

Levante mi brazo derecho y le di un golpe tan fuerte como para dejarlo en el suelo y que su llanto parara.

—P-Primero que todo, ¡Callate! Y segundo, ¿de qué mierda estás hablando?—

Pasó un largo tiempo donde Alex no dijo nada y solo se quedó mirando el frío suelo donde se encontraba.

Después de varios minutos en silencio, se dignó de hablar.

—Recibí una llamada de Angelica ofreciéndote trabajo y un hospital donde llevarme.—Musitó rápidamente —¿Por qué no me dijiste que no tenías trabajo y que querías deshacerte de mí? —

Lo miré sorprendido, ¿por qué lo había llamado a él si Angelica tenía mí número? 

además, ya le dejé claro hace varias semanas que no quería nada de ella, ¿qué es lo que intentaba?

—¿Thomas?—La voz de Alex me sacó de mis pensamientos, debía contestarle algo.

—Primero que todo, no tengo ni idea por que te llamó a ti si yo ya le dejé bastante claro que no quiero nada de ella—Dije rápidamente, para después ofrecerle mi mano y ayudarlo a levantarse.—Segundo, me despidieron de mi trabajo por...insultar a un guardia.—

Mentí, no iba a decir que era por sus problemas médicos.

—¿Y el hospital? ¿Quieres dejarme en uno?—Me miró preocupado, se notaba que no quería ir a uno.

Tan pronto como dejó de hablar, lo atraje hacia mi y lo abracé tan fuerte como pude, no quería dejarlo ir por nada del mundo.

—Dejarte en un hospital sería lo último que haría, y sabes que buscaré un millón de formas de que eso no ocurra.—

Al parecer decir eso le calmó. Soltó un suspiro y reposó su cabeza sobre mi hombro.

—¿Hasta que la muerte nos separe?—

...

—Hasta que la muerte nos separe.—

Síndrome de cotard;; JamiltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora