Capítulo 05 | ¿Mamá?

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Donde debería estar sentada mi madre, una chica que aparenta ser de mi edad me mira desconcertada.
-¿Dónde está mamá?-pregunta Ian todavía adormilado.
No sé qué responderle a mi hermano: ni yo mismo sé dónde está mamá, y eso es malo.
Muy malo.
-¿Por qué estoy aquí?- Me pregunta la chica con el ceño fruncido y casi gritándome -¿Dónde están mis padres?

Las posibilidades bullen en mi cabeza: nos han drogado a todos y le han pegado un tiro a una mujer, no creo que secuestrar a alguien (mi madre) les produzca remordimientos... No quiero ni pensarlo así que me levanto del asiento, cojo mi mochila y me dirijo hacia la salida del avión.
- No sé que narices ha pasado aquí, pero vamos al aeropuerto y ya hablaremos allí- les digo a Ian y a la desconocida, que siguen quietos en sus asientos.

Ian se levanta y me sigue hacia la salida; y cuando la chica ve que en el avión no hay más pasajeros, y que hay una mujer muerta en el pasillo (creo que eso es lo que más la asusta), pega un grito y corre para alcanzarnos.

Bajamos del avión y nos encontramos con un grupo de policías. El marido de la víctima está abrazando a su hijo, el cual no para de llorar. El hombre intenta tranquilizarlo y, al mismo tiempo, intenta responder las preguntas del policía lo mejor que puede, intentando no derrumbarse: Es un hombre altísimo (medirá dos metros o por ahí) y corpulento, pero ahora parece muy débil. Tiene la mirada perdida, como si estuviese buscando algo: como si tuviese la esperanza de que su mujer saliese corriendo del avión para abrazarlo; y no lo culpo, porque yo todavía no me creo que estemos Ian y yo solos, que mamá no esté aquí con nosotros...

Un policía se nos acerca, interrumpiendo mis pensamientos.

-¿Dónde están vuestros padres, chicos?- nos pregunta en inglés. Eso me desconcierta por unos segundos hasta que me doy cuenta de que estamos en Londres.
Nadie dice nada y se forma un silencio incómodo; y estamos así hasta que el policía repite la pregunta más despacio, pensando que igual no lo entendimos.
Para mi gran sorpresa, la chica le responde.

-No sabemos dónde están, cuando me desperté mis padres ya no estaban- dice, también en inglés. Sus palabras rezuman tristeza e incredulidad.

-Nuestra madre tampoco estaba- añade Ian.
El policía intenta decidir si le estamos gastando una broma de mal gusto (seguramente muchos niños lo intentan alguna vez), pero se da cuenta de que decimos la verdad.
-Seguidme chicos- Dice amablemente-, os llevaré a la comisaría más cercana y los encontraremos-.
Habla con tranquilidad, como si creyese que va a suceder de verdad, que los vamos a encontrar; y, aunque sé que no lo dice enserio, sus palabras me tranquilizan.

Entramos los tres en el coche patrulla. Como el asiento del copiloto es solo para policías, nos apretujamos los tres en la parte de atrás. Un cristal (seguramente blindado) separa la parte de delante de la de atrás. Me recuerda a los típicos coches patrulla de las películas.

Cuando llevamos alrededor de un cuarto de hora, el policía rompe el silencio.
-Creedme, pronto os reuniréis con vuestros padres-. Nos dice sonriendo. Pero esta vez no es una sonrisa tranquilizadora, sino maliciosa.
Las puertas se cierran con un sonoro "click" y un gas como el del avión empieza a salir por donde hace unos segundos salía el aire acondicionado.

*BUENO, ESTE CAPÍTULO HA SIDO MÁS LARGO QUE LOS DEMÁS. ¿Sigo escribiéndolos largos o los preferís más cortos?
Sea como sea, ESPERO QUE ESTE CAPÍTULO OS HAYA GUSTADO*

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