azul neón

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Comenzaba a anochecer y yo aún permanecía sentada en una de las incómodas bancas del hospital esperando a mi madre. El pasillo permanecía oscuro y sumido en un total silencio, hacia ya un buen rato que se había dispersado el caos pero aún quedaban los indicios del incidente, los vidrios yacían esparcidos por el pasillo y las pequeñas gotillas de sangre que estos mismos habían causado también. Los techos no eran muy altos pero aún así fue sorprendente ver como la vieja Samara Blackwood rompía el foco de una patada al resistirse ante los jaloneos de los doctores que trataban de meterla a la habitación correspondiente, la pobre no paraba de gritar "el vino por ella ¡yo lo vi!" Al final uno de los médicos perdió la poca paciencia que le quedaba y la tomo en brazos para subirla a una camilla pero eso sólo sirvió para alterarla más, comenzó a lanzar patadas hasta que rompió el foco que la distrajo y permitió a los médicos meterla en la habitación. Pasaron 3 horas después de eso y yo aún no recibía noticia alguna de mi madre.

-Laila Blackwood- llamo un doctor, probablemente uno de los que trataron de meter a mi madre en la habitación porque tenía el cabello cano alborotado además de que por su bolsillo asomaban unas gafas hechas trizas- señorita Blackwood, la esperan afuera- después de informarme se retiró y yo me levanté de mi asiento.

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