Al abrirse las puertas del ascensor me encontré con Mathew, el recepcionista que siempre me daba dulces a escondidas, él me saludo y después me señalo la sala de espera que estaba a un lado.
-La señora de rosa- me indico en susurros- se ve algo rara, probablemente esta tomada- le sonreí pero mi sonrisa se pasmó y se convirtió en una mueca en cuanto vi el rostro de la señora de rosa
-¡mierda!- exclame
-¡Laila! no digas palabrotas en público- Mathew se sonrojó y fue a refugiarse detrás de su escritorio- anda, no seas cobarde- murmuro cuando pase junto a él, yo intente caminar un poco más rápido, obligar a mis piernas a dar un sólo paso más ya era todo un logro pero es que no podía moverme, permanecí allí, pasmada y sin respiración sólo el golpe que me dio Mathew en la espalda pudo hacerme reaccionar, volví a tratar de caminar y esta vez lo logre, pero cuando estaba a un par de pasos de la mujer con el vestido rosado me di cuenta de que venia acompañada y volví a quedarme petrificada pero esta vez estaba demasiado cerca lo que les permitió verme, se acercaron y me saludaron.
-¡Laila, cariño! pero mira cuanto has crecido- exclamo la mujer al verme.
-Hola tía, hola tío...-
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azul neón
Science FictionLaila Blackwood es una chica común y corriente, salvó por sus ojos y su madre que ah estado loca desde que Laila tiene uso de memoria. Ah Laila no le afecta, siempre tendrá su pequeña habitación en el hospital y su vida será tan normal como se pueda...