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Otro día más en el cual había salido a correr. Nadie podía culparlo, después de todo, era la única manera que tenía de no perder la cabeza por completo y es que era una verdadera tortura estar cerca de Jeremy, olerlo y no poder tocarlo. Era como si pusiera un vaso de agua frente a un moribundo en medio del desierto y lo ataran de manos para que no pudiera tomarlo.

Se llevó el cuello de su camiseta hasta la nariz e hizó una mueca al sentir el olor, no era gradable de eso estaba seguro, pero era el resultado de correr cuatro horas seguidas. Continúo subiendo las escaleras preparándose mentalmente para convivir un día mas con su adorado hermano.

A medida que se acercaba a su pisó fue poniendose alerta, escuchaba la voz de Jeremy y el dulce sonido de su risa...pero lo que mas llamó su atención fue escuchar otra voz ¿con quién hablaba su cachorrito?

—Lo sé, esa película es muy buena. —Decía Jeremy y su tono era bastante animado.

—Pues deberías ver  la saga completa, es algo fuera de este mundo, te lo juro todavía no la superó.

Ambos rieron y muy a su pesar, Christian se precipitó al llegar al rellano de su piso. ¡Y vaya sorpresa! Jeremy estaba en el pasillo, recostado contra la pared, sonriendo ampliamente al chico que estaba frente a él.

Chris no tardo mucho en identificar al mocoso que hablaba con su hermano. Era hijo de sus vecinos, se llamaba...en realidad no lo recordaba y no es como que le importara. De hecho no le caía muy bien que digamos, siempre había pensado que era un mocoso arrogante y viéndolo ahí, sonriédole de manera coqueta a SU Jeremy, lo hacía caer más bajo en su lista de simpatía.

Tensó la mandibula y caminó lo mas relajado que pudo, aún cuando sus hombros se cuadraron, listo para remarcar su territorio.

En eso Jer se percató de su presencía y se giró para recibirlo con una de esas hermosas sonrisas que lo hacía lucir como el más hermoso de los angeles.

—¡Hola!— y eso basto para que su lobo se derritiera cual helado al sol.

—¿Que hay cachorrito? ¿Ya desayunaste?

—Nop, te estaba esperando.

Chris sonrió y le dedicó una mirada de superioridad al mocoso arrogante, una que decía "Lo ves, me estaba esperando. Ahora esfúmate".

—Buenos días...—dijo el mocoso arrogante, lo había hecho a proposito el muy bastardo. Pero Chris apenas si levantó la barbilla a modo de saludo.

—Okey—Jeremy notó el cambio de actitud de su hermano y decidió que lo mejor era entrar antes de que las cosas se pusieran más incomodas. —Bueno, fue un gustó conocerte, Dany y espero verte después.

Le tendió la mano, una que el mocosos arrogante, aceptó rápidamente.

—El gusto es mio Jeremy— lo dijó de manera lenta y con una sonrisa deslumbrante. —Y claro que nos volveremos a ver. — Esto último lo dijó mientras veía de reojo a un furioso Christian.

—Bien, vamos adentro. — El mayor colocó la mano en el hombro de Jeremy y lo guió hasta la puerta de su apartamento.

—¡Adios vecino, que tenga un buen día! — gritó el máldito mocoso provócando que al entrar, Chris cerrará de un portazo. ¿Qué se creía ese estúpido mocoso arrogante?

Cuando llegó a la sala, se topó con la mirada escrutadora de Jeremy.

—¿Siempre eres tan amigable con tus vecinos?— preguntó con burla.

El Secreto de ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora