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La llave estaba en su lugar, lista para ser girada y darle vida al motor, sin embargo su mano se negaba a moverse. Irse no resultaba tan fácil como pensaba y es que sabía que si se iba...no volvería jamás.

+¿Estas seguro de que es lo que quieres?— preguntó su lobo con la voz cargada de desilución.

Quería decir que "sí" y sabía que la respuesta correcta era "no", más las palabras se atoraron en su garganta y lo único que salió de su boca fue un suave quejido de dolor. ¿Cómo era posible que aquel lugar que había sido su casa por dieciocho años, se sintiera tan extraño? Chris se sentía vulnerable, solo y asustado.

Un golpe en la ventanilla lo hizó pegar un salto tan brusco, que casí se golpeo la cabeza contra el techo. Maldijó internamente y bajo el cristal, esperando encontrarse con sus hermanos...pero se trataba de Jenna.

—Hola— la mujer sonrio — Me gustaría hablar contigo antes de que te vayas.

—¿Hablar de qué?

—De Jeremy.

Christian sonrio con amargura y se estiró para abrir la puerta del copiloto, no tenía sentido negarse a hablar con aquella mujer y además no podía. Jenna rodeó el auto y se sentó a su lado de manera delicada.

—¿Ya lo sabes?— pregunto Chris aunque ya sabía la respuesta. Jenna asintió— se suponía que era un secreto.

—Los secretos no duran para siempre, cariño. — Los ojos miel de la mujer tomaron un matiz de tristeza — podemos esforzarnos por ocultarlos, pero al final se saben, creó que es para mantener el equilibrió y también creó que alguien que esconda un secreto, no puede llegar a ser feliz.

—En esto último tienes razón, no hay manera de ser feliz con un secreto a cuestas ¡Dios! Es como si te robara las ganas de vivir.

Jenna le dió una larga mirada escrutadora, haciéndolo sentir como cuando era niño y mentía, ella era quien siempre lo hacía decir la verdad.

—¿Entonces por qué te lo has guardado por tanto tiempo?

—¡Oye, esa es una muy buena pregunta!— intento sonreir para restarle importancia pero solo consiguió hacer una mueca. —Supongo que creía estar haciendo lo correcto, pero ahora ya no estoy seguro...tal vez lo he jodido todo.

—Ya veo.

Se quedarón en silencio y con cada segundo que pasaba Chris se sentía más ansioso. Jenna dijo que quería hablar, pero en su lugar parecía metida en sus pensamientos.

—¿Alguna vez te dijé como me uní a esta manada?

—¿Eh? Bueno no, yo creí que siempre habías esta aquí...me refiero que has estado aquí desde que tengo memoria. — ella le sonrió divertida y por un momento esa expresió le pareció tan familiar y se sintió extraño.

—La verdad es que cuando me uní a esta manada tú eras apenas un bebé— Chris abrió la boca y volvió a cerrarla sin saber que decir. —De hecho tu madre pertenecía a la misma manada que yo, pero cuando conoció a tu padre vnó a vivir aquí, como era obvio.

—Vaya, esa si que no me la esperaba.

—Lo sé, tu madre y yo eramos (y somos) mejores amigas. Incluso nuestros nombres riman —dijó soltando una risita — Lena y Jenna ¿no es gracioso?

—Lo es— El joven se sentía un poco alucinado con aquella información— pero ¿Qué paso con tu manada? No me mal interpretes, me encanta que estes aquí y eso...

El Secreto de ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora