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Feliz Navidad¡ ¡yei!" Pensó Jeremy hundiendose más en su asiento. El olor del pavo y las galletas llenaba el ambiente, pero eso a él no le hacía ninguna gracia.

Se encontraba en la parte trasera de la casa, en el enorme patio. Habían colocado varias mesas, un toldo para evitar ser cubiertos de nieve y había decorado con luces y esferas los árboles de los alrededores. El lugar parecía sacado de un cuento de hadas y todos los miembros de la manada estaban reunidos para celebrar la navidad. Era justo lo que Jeremy había querido desde hacía años, que toda su familia estuviera junta de nuevo.

Su familia estaba junta, Miller había vuelto, Christian también, y sin embargo eso mo lo hacía feliz.

—Idiota— Masculló dándole una mirada a Christian quien estaba en la otra punta de la larga fila de mesas, tan lejos de él que dolía.

Jeremy creyó que cuando Christian despertara después de haberse desmayado, todo iría mejor. Se imaginó que hablarian y que al final todos serían felices y comerían perdices...pues no, nada más lejos de la realidad. Christian había adoptado una actitud distante, casí no hablaba con nadie. A pesar de todo, el rubio castaño había aceptado quedarse a celebrar las fiestas de fin de año con la manada, con su familia y eso no era suficiente para Jeremy.

Quizá lo que más dolía de toda la situación era que Christian trataba por todos los medios de no acercarse a él o cuando por alguna casualidad se quedaban a solas, el rubio castaño prácticamente se alejaba todo lo posible e inventaba excusas estupidas para irse.

Jer hundió el tenedor en el pure de papas con furía, podía escuchar a todos a su alrededor riendo y charlando con animo, pero el se sentía molesto, frustrado y sumamente triste. Solo quería ir hasta donde estaba christian y sentarse un su regazo, sentirse querido...al parecer eso no sucedería.

—Tal vez me odia— dijó a su lobo, quien era el único con quien podía desahogarse con libertad.

+¿Por qué piensas eso?

—Pues porque ni siquiera quiere estar cerca de mi y no lo se pero creo que es mi culpa que haya tenido que enterarse de la verdad.

+¡No fuiste quie se lo oculto!

Si, pero si yo no fuera su otra mitad, entonces él no tendría que haberse enterado de esta manera, o tal vez no lo hubiera sabido nunca.

El Secreto de ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora