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Christian abrió los ojos sintiéndose mareado y desorientado, por un momento creyó que se había  quedado dormido y había perdido el vuelo.

La habitación se sentía diferente y también olía diferente. Se sentó de golpe al darse cuenta de donde estaba, su antigua habitación. Tragó en seco mientras veía a su alrededor, todo estaba ahí, parecía que el tiempo no había corrido en aquel lugar. Los posters deportivos en las paredes, los modelos en miniatura de sus autos favoritos y los libros que tanto había querido estaban acomodados en la repiza de la esquina...las fotográfias; se paro de pie lentamente con un nudo en la graganta.

A Chris siempre le había gustado guardar recuerdos, con sus padres, con sus amigos, con sus hermanos, con Jeremy... Fue hasta ese momento que se dio cuenta de la gran cantidad de fotográfias en las que él aparecía abrazando a un pequeño y sonriente Jeremy.

—Parecé que llevó amándolo toda la vida...— susurró pasando las llemas de los dedos por una empolvada imagen donde Jer sacaba la lengua y hacia bizcos.

+Esa es la verdad, ese niño lo es todo. —la adoración en la voz de su lobo lo asusto, no es que no supiera lo mucho que Jeremy significaba para su lobo, pero aun no se acostumbraba.

Apretó la mandibula con fuerza y giró de vuelta a la cama, ahí en una esquina estaba la ropa con la que había llegado el día anterior, junto a las llaves de su auto. Se deshizó de la sudadera (que le quedaba apretada en los hombros) y del pantalón deportivo que traía puesto y luego tomó sus llaves y salió de la habitación.

En el pasillo se quedó parado al sentir el aroma de Jeremy, era como si lo llamará y para Chris hubiera resultado muy sencillo dar un par de pasos hacía la habitación de su hermanito y entrar, porque había que decirlo, se estaba muriendo de ganas de abrazarlo y besar su frente, de asegurarse de que estaba bien; pero no lo hizo, ya que si continuba cerca de su Cachorrito, nunca podría alejarse... Así que ignorando las suplicas de su lobo, caminó hacía el lado contrario, en dirección a la planta baja.

Y vaya sorpresa, al llegar a la sala se topo con u a especie de reunión silenciosa. Su padre, Sky, William y un chico de cabello cobrizo que no había visto nunca antes, veían fijamente a un Miller de semblante serio.

—¡Hey!— saludó Christian en un tono animado que parecia real.

—Christian... — Sky le sonrió a medias, pero había algo en sus  ojos grises que no supo como interpretar. —Creí que dormirias por más tiempo, necesitas descansar.

—Bueno, la verdad es que no puedo quedarme quieto por demasiado tiempo. — se excusó y luego le dió una mirada a Miller quien agacho la cabeza, parecía culpable.

—Aun así debiste quedarte en la cama un rato más. —William parecía afligido y empezaban a poner nervioso a Chris.

—A ti nunca te había visto—Dijo desviando su atención hacia el chico de cabello cobrizo. —¿Quién eres?

—Soy Roger Thompson, el novio de Sky— El chicó le tendió la mano con amabilidad.

—¡Ah claro!— sonrió sinceramente y estrecho la mano que le ofrecia— Dime "Roy" ¿Que se siente que tu chica tenga tanta autoridad? ¿Te pone que sea mandona?

—¡Christian!— la pobre Sky enrojeció hasta las orejas.

—La verda es sexy— dijó Roger con una sonrisa picara. —Soy un hombre moderno y creo en el poder femenino y eso, además que mi novía sea Alfa de una mana es bastante estimulante...¡Ay!— se quejó cuando Sky le pellizco el brazo. —¡Eso dolió!

El Secreto de ChristianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora