Protégelo ~ NJ~ [Paused]

Married

SeokJin se tranquilizó como pudo,  siempre repitiéndose que debía dejar de hacer el ridículo frente a las personas; el llorar sólo demostraba debilidad y estaba al lado de alguien que seguramente no conocía esa palabra. ¿Cómo era posible si quiera imaginar a NamJoon flaqueando por una situación? Imposible.

El moreno estacionó frente a una casa mediana de dos pisos color blanco, a SeokJin le pareció totalmente normal y luciría así para cualquier persona, realmente no había mucho que resaltar. No estaba tan lejos de su escuela como el castaño pensó, se imaginaba cambiando de ciudad, tramitando un pasaporte o algo así. Bajaron del auto en silencio y Jin se quedó observando aquel lugar por unos instantes.

— ¿Te gusta?— Le rodeo los hombros con un brazo de forma amistosa, probablemente le hubiera gustado hacer algo más íntimo pero el momento no lo permitía, tenía que mantener distancia y marcarse sus propios límites, no estaba haciendo amigos, estaba trabajando.

— Se ve bien.— No tenía más palabras. NamJoon sabía que no estaba actuando como normalmente lo hacía, razones no faltaban, tal vez debía juguetear un poco para animarle.

— Míranos, parecemos una pareja de casados llegando a su nueva casa.— Le tomó la mano y lo hizo avanzar a la puerta café de la casa. — Creo que te gustará por dentro también, es espaciosa así que podemos adoptar.

— ¿No te cansas de decir ese tipo de cosas constantemente?— Quería actuar irritado pero, la verdad, es que le gustaba, era divertido. — Es muy molesto.

— Claro que no es molesto, mira, tus comisuras están arriba, quieres reír.— Jin sabía que, obviamente, era una broma como las que acostumbraba el moreno, era imposible que hablara en serio y eso le hacía sentirse extraño. Tampoco es que le diera muchas vueltas al asunto.

— Cállate, tarado.— Y esa se volvió su defensa habitual ante las bromas de RM.

Entraron y SeokJin observó todo a su al rededor una vez que el moreno prendió las luces, sin duda era acogedor, muy cálido y con esa pequeña pizca de elegancia que tenía NamJoon impregnada en sus gustos. Podría acostumbrarse.

— ¿Qué tal?—Se quedó detrás de él para darle espacio, debía ver para poder juzgar.

— Tú la decoraste, ¿No?— Preguntó casi de inmediato. NamJoon sólo atinó a reír un poco.

— Sí, he sido yo ¿Se nota mucho?— El moreno comenzó a avanzar directo a la sala, dejó su chaqueta en el mullido sofá que ahí estaba y se recargó de espaldas en la parte trasera de este. Le miró directo y sonrió esperando que se sintiera un poco mejor ahora que estaban en casa. 

— No sé, sólo puedo pensar en ti estando aquí por como luce todo.— Respiró. — Podría jurar que incluso tu perfume está por toda la casa.

No supo explicarse porqué pero su corazón comenzó a bombear rápidamente sangre a su sistema, ese comentario el bastó para tener mucho en qué pensar. Se sintió agitado y, por alguna razón, muy emocionado, cálido... ¿Feliz?, ¿Satisfecho?

— Respira profundo, esto no significa nada, NamJoon. — Suspiró. — Contrólate, mierda, no eres un niño.

— Vamos, Jin, te mostraré tu cuarto y mañana te daré un recorrido por la casa.— Tomó su chaqueta y se adelantó para poder cumplir su tarea de guía.

Subieron las escaleras a paso lento porque SeokJin se distraía cada cinco minutos con detalles; fotos o pinturas que se encontraban en las paredes de las mismas, principalmente, le daba curiosidad ver a las personas de los cuadros. De alguna manera, la casa lo hacía sentir cómodo y naturalmente solía tardar en hacerlo en casas ajenas. Probablemente se debía a la falta de personas desconocidas.

Entre tantas distracciones, Jin quedó fascinado con una puerta de madera; la puerta de la habitación era rosada claro con detalles azules marcando unas hermosas flores en la parte de abajo. Fue inevitable no agacharse y tocarlas para asegurarse que, como sospechaba, estaban talladas en ella.

— ¿Te gusta?

— Demasiado.

No hubo más palabras entre ellos; entraron al cuarto y, ciertamente, no era tan diferente a su cuarto anterior, realmente podía decir que se sentía en casa. Se alegraba porque lo que más necesitaba era un buen descanso y esa cama lucía realmente confortante.

—Si necesitas algo avísame, mi cuarto es el de al lado. — Avanzó hasta la entrada y volvió su cabeza. — Descansa, Jinnie-Boo.

— Eres un tonto.— No le gustaban los apodos melosos cuando los aplicaban a él, no lograba acostumbrarse y escuchar a alguien como NamJoon usarlos era muy extraño.— Descansa, Monnie-Boo

— Un tonto muy bonito.— Dijo antes de irse.

— No lo niego.— Contestó a sí mismo.

NamJoon salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí, permitió que reinara un completo silencio; no hacía frío en el ambiente pero, de alguna manera, la ausencia de Nam le pesó un poco en el cuerpo.

Destendió la cama y revisó las cobijas que estaban en ella, dejó su celular en la mesa de noche que se encontraba al lado de la cama, estaba apagado desde que terminó su llamada con YoonGi. Caminó hacia la ventana y quitó las cortinas que la cubrían, las acarició un poco y sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Abrió y se dio la oportunidad de respirar el aire fresco que venía desde fuera. La brisa se sentía muy bien mientras golpeaba con delicadeza su cara, se tomó unos momentos para respirar hondo y con los ojos cerrados.

Observó las casas, todas con las luces apagadas, que había a su al rededor e, inconscientemente, sonrió pensando en todos aquellos que siguen su vida con normalidad a pesar de los muchos jodidos que abundan del mundo.

Razonando bien la situación, la gente siempre suele ser así últimamente, se concentran en sí mismos, en sus problemas, en sus vidas a tal grado de olvidar que hay otro aparte de ellos, el mundo es cada vez más egoísta y eso es algo que terminaría por joder a todos. Aunque, por otra parte, ¿No es exactamente lo que debemos hacer para sobrevivir? Concentrarse en sí mismos es la única opción que tenemos para salir adelante en algunas ocasiones, no todos podemos darnos el lujo de ayudar a alguien más.

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Antes era tan imbécil para continuar los capítulos que si juntaba estos últimos tres, se armaba uno largo bien chido. La inteligencia nunca ha sido parte de mí jajaja.