Dimples

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— Deje eso en mi escritorio y siéntese.— Suspiró una última ocasión y se dio la vuelta para seguir escribiendo en el pizarrón con la misma concentración que tenía minutos antes pero, ahora hablaba entre dientes, demostrando lo estresado que se encontraba.

El moreno obedeció y buscó entre sus nuevos compañeros un lugar disponible, el único que pudo visualizar era al lado de aquel chico de hombros anchos; pues YoonGi se cambió de lugar con anterioridad para estar cerca de Jimin. Rápidamente se sentó para no distraer más la clase y en voz baja trató de iniciar una conversación, nunca fue gran fan de aprender en las aulas de clase.

— Hola, ¿Tú eres SeokJin?— Asintió lentamente sin despegar su vista del pizarrón, estaban en Álgebra y no entendía nada de la materia. No se sentía dispuesto a dejar ir la lección del día.

— Bueno, SeokJin, soy NamJoon y seré tu escolta durante esta mágica travesía llamada "La mafia me quiere secuestrar".— Contuvo la risa aunque sentía que no era lo correcto, vamos, fue un comentario muy gracioso.

— Gracias.— Atinó a decir.

No volvieron a hablar durante la clase, a fortuna de SeokJin; notó rápidamente que NamJoon era muy inteligente, se lo demostró con la efectividad con la que respondía ejercicio tras ejercicio y eso considerando que ni siquiera había estado en las lecciones anteriores como para poder deducirlo.

Todo lucía muy normal fuera de la saturada inteligencia matemática que parecía tener el moreno; ya al final de la clase, el pequeño peligrís no pudo evitar acercarse a regañar a su hermano por su imprudencia.

— ¡NamJoon-ah, no llevabas aquí ni cinco segundos y ya habías dañado algo, es más, ni siquiera entrabas!— Le dejó un golpe suave, pues no tenía intención de herirlo, pero sí de reprenderlo.

— No es mi culpa. — Ya era costumbre excusarse con ello. — Tal vez estaba mal fijada y ya, las escuelas como ésta ya tienen tiempo, necesitan remodelaciones.— Y se encogió de hombros.

Jimin no pensaba seguir discutiendo, era un caso perdido tratar de hacer entrar en razón a su hermano. En fin, tenía algo que deseaba hacer y tenía algo de prisa; movió su mirada entre NamJoon y SeokJin un par de veces hasta que dijo.

— Bueno.— Nótese que alargó la palabra. — Creo que lo mejor que puedo hacer ahora es dejar que se conozcan, ¿No?— Tomó bruscamente a YoonGi del brazo. — Además, GiGi-ah prometió mostrarme la escuela en este descanso, nos vemos~. — Y se fue tomando a su novio de la mano.

—Tu hermano es un poco hiperactivo.— Dijo una vez que la pareja estuvo fuera y con su mirada trabada en la salida; esperaba estar cerca de su mejor amigo.

— Y que lo digas.— Llamó su atención. —En casa no me deja en paz, casi todo lo que le interesa me obliga a hacerlo con él.— SeokJin no sabía exactamente qué responder así que NamJoon continuó. — Bueno, creo que es momento de presentarnos como se debe y no entre susurros inteligibles.— Extendió su mano hacia el joven quien correspondió lentamente el gesto. — Mi nombre es Kim NamJoon, hijo mayor de la familia Kim y espero que nos llevemos bien durante el tiempo que estemos juntos.

— Kim SeokJin, sólo otro mortal aburrido con una suerte del diablo en este mundo.— Sonrió un poco al tiempo que giraba la cabeza evitando mirarle fijamente, no sabía exactamente qué decir, no tenía trayectoria que mencionar. 

NamJoon hizo lo posible por contener su risa nerviosa; bien, SeokJin era agradable. El pelirrosa no pudo evitar fijarse en ese sonido poco delicado que producía NamJoon al reír.

— Bueno, mortal aburrido, algo me dice que me gustará estar a tu lado.— Reflexionó un momento sus palabras, tal vez no era la manera correcta de expresarse y corrigió. — Bueno, a tu lado cuidándote como guardaespaldas, no de esa otra manera, ya sabes.

Sin querer un pequeño sonrojo nació en sus rostros. No era precisamente como quería comenzar pero tampoco estaban tan mal.

[...]

— Ellos dos parecen tener un futuro, ¿Sabes?— Comenzó a dar leves saltitos en su lugar. Se estaba conteniendo lo mas que podía. No solía equivocarse cuando tenía una corazonada, creía mucho en su instinto y, ahí, podía sentir algo nuevo.

— No sé a qué te refieres, Jimin-ah.— Dijo despegando la vista de su teléfono, realmente deseaba comenzar rápido con su recorrido por al escuela; entre más rápido iniciara, más rápido terminaría.

— ¿Acaso no viste sus miradas?— El pequeño preguntó tratando que el pelinegro entendiera su mensaje.

— Se acaban de conocer.— El pálido Giró los ojos medio irritado, claro que había entendido lo que insinuaba. — Debes dejar de idealizar tanto el amor.

— ¿Acaso está mal?— Dijo como si fuera algo obvio, ligeramente ofendido. — El amor es algo hermoso; es dulce, cálido y suave, no tiene nada de malo que yo lo vea así.

— No puedes amar a alguien a quien acabas de conocer, Jimin.— Le miró fijamente. — Y mucho menos es algo hermoso, el amor duele, el amor daña.

—Yo te comencé a amar en el momento en el que te vi y estoy a salvo. Te quiero y tú me quieres, GiGi-ah. — Le abrazó fuertemente y se dejó hacer. Si bien no era partidario del contacto físico, los abrazos de Jimin se sentían muy bien.

Ciertamente le quitó las palabras de la mente con ello; discutir con él era muy difícil, además, ese tipo de temas no le iban.

[...]

— Entonces, Jin, dime ¿Qué debo saber sobre ti?— Se subió al escritorio del profesor aprovechando que no se encontraba nadie dentro.

— No sé exactamente qué necesites saber, NamJoon.— Se sentó en la banca que tenía frente a él.

— NamJoon es muy serio, sólo mis padres y mi hermano me llaman así; mis amigos me llaman RM.— SeokJin arqueó la ceja, ese no era un nombre. — Es más sencillo, menos directo, mucho menos peligroso que llamarme por mi nombre.

— ¿Por qué RM?— No iba a indagar en el otro tema.

— Es una manera de expresar mi verdadero yo, hace unos años tuve una epifanía sobre mí mismo y revolucionó mi vida.— Agachó la cabeza y rio bajó, recordaba muy bien cuando sucedió.

— Todos deberíamos tener algún momento así, crecer y estar perdido debe ser terrible.

— Todos estamos perdidos, de alguna manera, nunca te encuentras totalmente. Sólo somos arena flotando en el desierto y buscamos dónde parar.— Le miró unos segundos, tal vez estaba siendo muy existencialista. — No lo sé, es algo para pensar mucho, tal vez sea aburrido.

— Tal vez no somos arena flotando, podríamos ser semillas si seguimos la lógica de encontrarnos. Semillas que cayeron del árbol y, una vez que toquen el suelo, vamos acrecer, a encontrarnos.

— Es una manera positiva de ver el mundo.

— No me serviría de nada verme como alguien sin un lugar, todos pertenecemos a algún lugar, RM, sólo debemos hallarlo. 

No le dio una respuesta inmediata, no sabía hacerlo. Se sentí bien hablar con él, tal vez el contacto con ese chico podría clarecer sus ideas, sus conceptos. ¿Sería posible que él le haga cambiar aunque sea un poco?

Protégelo ~ NJ~ [Paused]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora