21.- ¿Vendetta?

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Harry despertó en una cama desconocida. No estaba seguro de donde demonios estaba. Lo último que recordaba era haber estado con el príncipe, haber terminado con él, sentirse fatal por haberlo hecho y que se dirigía hacia Las Tres Escobas para embriagarse hasta perder el sentido... pero perdió el sentido mucho antes de haber llegado a la taberna.

La cama era cómoda, al menos. Sábanas de algodón muy suaves, finas, quizás de 1000 hilos por lo menos. Eso le decía dos cosas a Harry, quien lo noqueó y secuestro (porque lo del secuestro era evidente), no quería matar a Harry, al menos por el momento, y se preocupaba por su integridad física.

Harry se incorporó y se sentó a la orilla de la cama, y palpo el mueble a su derecha buscando sus anteojos, no usaba los de contacto a menos que fuera necesario, los encontró rápidamente y el mundo volvió a ser un lugar definido.

La habitación donde lo tenían era hermosa, con muebles de caoba, el colchón de su cama era excesivamente cómodo, pero no tenía magia en su composición, así que debía ser muggle y de excesiva calidad. Toda la habitación derrochaba "dinero" y comodidad. Eso le decía a Harry que el dinero no era el objetivo del secuestro.

Sudó frío y reviso rápidamente su cuerpo.

No, al parecer la violación tampoco estaba dentro de los objetivos de su secuestro. Su parte trasera se sentía tan normal como siempre y no tenía señales de violencia física en su cuerpo.

Lo único es que su varita no estaba por ningún lado. Intento desaparecerse, pero sintió como si una pared de acero se lo impidiera. La habitación tenía barreras anti-aparición excesivamente buenas. Eso era una indicación de que quien lo secuestro había sido un mago, o magos, y que al menos uno de ellos, si es que era un grupo, era muy poderoso.

Harry se levantó de la cama hacia la puerta de la habitación y noto que no estaba cerrada con llave, salió al pasillo y empezó a recorrer la casa. El estilo de la habitación solo era un reflejo de la casa, toda ella se notaba cara, así que debía pertenecer a alguien rico. Había una mezcla interesante de protecciones muggles y mágicas. Era imposible salir de la casa.

Un gruñido alertó a Harry de que estaba hambriento, así que se dirigió a la cocina, su captor o captores, seguramente habían previsto esta situación y debería haber comida en la cocina. Fue hasta el refrigerador y encontró que estaba repleto de todo tipo de alimentos, Harry tomó varias cosas y calentó todo en el microondas. Agradecía a las deidades y todos los magos que sus padres le enseñaran a usar artilugios muggles.

La casa tenía todo tipo de entretenciones, tenía una biblioteca bastante decente con una mezcla de libros mágicos y muggles, ninguno de ellos con información sobre como romper barreras mágicas o muggles, para su desgracia. Había un televisor y un estéreo en una habitación aislada de magia. En otra habitación, había una pequeña sala de cine con un proyector y varias películas que podían verse, por fortuna era un proyector mágico y alguien había tenido la cortesía de poner hechizos sobre los carretes de las películas para que pudiera usarse.

Había otra habitación con varios juegos de mesa y una mesa de billar, una sala de boliche. Salió de la casa, al jardín interior y noto una cancha de basquetbol. Harry se trepo como pudo a la canasta y pudo ver que la casa estaba rodeada de acres y acres de bosque, por un lado, y el mar por el otro. Aun escapando de la casa, había kilómetros enteros de distancia con la civilización. Ni siquiera sabía si seguía en el mismo país.

Bufando por lo bajo, Harry bajó de la canasta y regreso a la casa, dispuesto a matar el tiempo. Sus captores tenían que presentarse en algún momento.

Tomo un libro de la biblioteca, se sirvió un vaso de jugo y se dispuso a leer. No es que tuviera mucho que hacer en ese momento.

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CorteggioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora