Capitulo 5

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Niall iba a dar un paso hacia el salón, pero se vio detenido por Nathaniel que, repentinamente, se abrazó a la pierna escayolada. ________ estaba llenando el fregadero de agua y no se percató.
—Suéltame, niño.
—No —sonrió Nathaniel, mostrando sus blancos y diminutos dientes. Aunque no le estaba haciendo daño, Niall tenía miedo de dar un paso con el crío enganchado a la escayola.
— Suéltame —repitió, irritado. Pero el niño no le soltó. Se limitó a fruncir el ceño, como si intentara imitarlo.
_________ se volvió entonces y ahogó una exclamación.
—¡Nathaniel! Cariño, suelta al señor Horan.
—Papá —dijo el niño entonces, apretándose con fuerza contra la escayola.
Esa palabra, pronunciada por aquella vocecita infantil, fue como un cuchillo en el corazón de Niall. Intentando apartar de sí el dolor, dio rienda suelta a la furia que utilizaba siempre como escudo.
—¿Quiere apartar a este niño de mi pierna?
—Lo estoy intentando —dijo _______, abochornada. Intentaba apartar los bracitos de su hijo, pero Nathaniel se negaba a soltar la escayola—. Quizá si usted lo toma en brazos…
—sí —exclamó el niño, mirándolo con sus ojitos redondos.
Niall no quería tomarlo en brazos. No quería sentir el cuerpecillo de aquel crío entre sus manos. Pero tampoco quería pasar el resto de su vida atrapado en la cocina.
Suspirando, se inclinó y lo tomó por la cintura, haciendo un gesto de dolor cuando intentó cerrar la mano izquierda. Nathaniel soltó la escayola inmediatamente y le rodeó el cuello con los bracitos.
Niall intentó no sentir nada, intentó no experimentar la sensación de estar abrazando a un niño pequeño. Pero era imposible no oler la colonia infantil, imposible no sentir que su corazón se calentaba al tocar aquel cuerpo diminuto.
—Tome al niño —le dijo a _______—. Tómelo y váyase.
—Pero los platos… —empezó a protestar ella, mientras intentaba quitarle a Nathaniel de las manos.
Estaba tan cerca que Niall podía respirar su olor. Si quisiera, podría inclinarse y besar su nariz pecosa. Si quisiera, podría tomar aquella boca entreabierta. Pero, por supuesto, eso era lo último que deseaba.
—Ya ha hecho más que suficiente. Yo limpiaré los platos.
Quería que se fuera. Y, sobre todo, quería que se fuera el niño. No había sitio en su vida para alguien con tantos sueños idealistas.
Había algo en ________ que lo hacía pensar en besos apasionados y dulces. Había algo en _________ y su hijo que lo hacía recordar viejas esperanzas, sueños casi olvidados.
—¿Seguro que puede hacerlo usted? —preguntó _________, levantando la voz para hacerse oír entre los gritos de Nathaniel.
—Claro que sí. Voy a echarme un rato y después llamaré a María para que vuelva. No pasa nada, estoy bien.
__________ buscó las llaves del coche en su bolso.
—Estamos en el hotel Masón Bridge, si necesita alguna cosa. Por favor, no dude en llamar si puedo hacer algo para que la convalecencia le resulte más agradable.
Niall asintió. Lo mejor que podía hacer era desaparecer de su vida.
—Adiós, ________. Que sea feliz —dijo, entre dientes. Cuando ella desapareció, dejó escapar un suspiro—. Por fin.
Cuando iba a servirse otra taza de café, vio la bolsa de los pañales de Nathaniel sobre una silla. ________ se había olvidado de ella.
Pero volvería a buscarla. Estaba seguro.
Niall lanzó un gemido. No sabía cuándo, pero estaba seguro de que «Miss Alegría de vivir» y su hijo, el delincuente juvenil, volverían.

Capítulo 6
__________ descubrió que se había dejado la bolsa de los pañales una hora más tarde, cuando se disponía a cambiar a Nathaniel. Pensó en volver inmediatamente a casa de Niall, pero al recordar que él iba a echarse un poco decidió esperar.
Después de sacar un pañal de la maleta, cambió al niño, que parecía estar intranquilo desde que habían vuelto al hotel.
—¿Qué te pasa, cielo?
Por supuesto, Nathaniel no respondió y se limitó a sentarse en el suelo para jugar con sus juguetes.
_________ se acercó a la ventana. Podrían bajar a la playa, pensó. Pero la idea del sol y la arena no le apetecía demasiado. Quizá podría echarse un rato. Nathaniel estaba tan inquieto que una siesta le iría bien. Además, tampoco ella había podido dormir bien la noche anterior y estaba cansada.
Después de tomar la decisión, se tumbó en la cama con el niño, que protestó airadamente. _________ empezó a acariciar su cabecita para calmarlo y unos minutos después, Nathaniel cerraba los ojos y su respiración se volvía regular.
Mientras dormía, ________ estudió a su hijo, encantada con cada uno de sus diminutos rasgos. Era un auténtico Criswell, con la carita redonda, la piel muy blanca y el pelo rubio. Era como si la naturaleza, siempre tan sabia, hubiera decidido no otorgarle ninguno de los rasgos de Bill.
Mientras miraba el techo, sus pensamientos iban de su hijo a Niall Horan. Desde luego, a Niall el niño no parecía gustarle nada. Nunca había visto a un hombre más incómodo en presencia de un niño pequeño.
_________ tuvo que tragarse una risita al recordar cómo Nathaniel se abrazaba a la escayola y después a su cuello, haciendo que aquel hombre tan grande pusiera cara de pánico. 
Niall Horan la intrigaba. Era antipático, impaciente y grosero, pero detrás de esa fachada, sentía que había una gran vulnerabilidad, un temor a compartir sus sentimientos por miedo a… ¿miedo a qué?
Pero estaba dejando volar su imaginación, se dijo. Ella no sabía absolutamente nada sobre Niall Horan y no tenía ningún deseo de conocerlo mejor.
__________ intentó apartar aquellos pensamientos, pero no funcionó. Los ojos azules del hombre, tan fríos cuando estaba enfadado, pero tan cálidos las pocas veces que sonreía, eran difíciles de olvidar. Y su sonrisa… poseía una cierta perversidad que hacía que su temperatura aumentase.
Aun así, no se parecía nada al que ella imaginaba su hombre perfecto. _________ cerró los ojos y luchó por recrear la imagen de su príncipe azul.
En realidad, no tenía una imagen concreta, pero sabía que tendría una sonrisa tímida y ojos suaves. Sería un hombre callado, con los mismos ideales que ella. Serían como dos mitades de un todo, dos almas gemelas.
Ese hombre adoraría a Nathaniel. No lo llamaría «Billy el niño», ni «Terminator» y sus facciones no mostrarían pánico cada vez que su hijo se acercara.
Tenía la impresión de que Niall no era el alma gemela de nadie. Obviamente, había nacido para ser soltero y se compadecía de cualquier mujer que intentara cambiarlo.
Eran casi las tres de la tarde cuando Nathaniel la despertó, intentando soltarse de sus brazos. _________ lo sujetó cuando estaba a punto de caer de cabeza al suelo.
—Oye, niñato, ¿dónde crees que vas? —sonrió, haciéndole cosquillas en la tripa. Nathaniel empezó a reír como un loco—. ¿Quieres salir a dar un paseo?
—Paseo —repitió el niño, señalando la puerta de la habitación________ soltó una carcajada.
—Espera un momento, renacuajo. Antes hay que bañarse y arreglarse un poco.
Su plan era ir a casa de Niall para rescatar la bolsa de los pañales y después, Nathaniel y ella irían a dar un paseo en coche y buscarían un agradable restaurante al aire libre para cenar.
Eran casi las cinco cuando aparcó frente a la casa de Niall Horan. La playa era una delicia a aquella hora. Durante un momento, _________ se quedó apoyada en la puerta del coche, disfrutando de la belleza del paisaje. Las olas golpeaban suavemente la playa y el sonido era muy relajante.
Niall debía haber pagado una fortuna por aquella casa a la orilla del mar, pensó. Ser detective privado debía ser un buen negocio.
Mientras subía las escaleras del porche con Nathaniel en brazos, rezaba para que Niall hubiera dormido un poco. Tenía cara de cansancio mientras desayunaban y si no había dormido estaría de mal humor. De peor humor. Si eso era posible.
Entraría y saldría, se dijo a sí misma mientras llamaba a la puerta. No había razón para quedarse. Tomaría la bolsa de los pañales y se marcharía.
— ¡Entre! —escuchó la voz de Niall.
________ abrió la puerta y lo vio delante del ordenador. Llevaba unos pantalones cortos de color azul y una camiseta gris y cuando se volvió para mirarla, vio que se había afeitado.
—Hola.
—Ya me imaginaba que sería usted.
— Sí, soy yo —murmuró _________. Sin la sombra de barba, era mucho más guapo de lo que había imaginado. El vello facial ocultaba sus pómulos altos y escondía completamente el hoyito que tenía en la barbilla
— ¿Qué está mirando? —preguntó él, con tono malhumorado.
—Nada…yo… —empezó a decir ________, poniéndose colorada—. Se ha afeitado.
Niall se pasó una mano por el mentón.
— Sí. Y también me he dado un baño, si quiere llamarlo así. He descubierto que una escayola es un obstáculo imposible para bañarse.
—Pues tiene usted muy buen aspecto.
Él la miró, sorprendido.
—Gracias —murmuró, volviéndose hacia el ordenador—. Su bolsa está en la cocina.
Nathaniel se removió, incómodo.
—suelo —ordenó.
—No, Nathaniel —dijo ________, sujetándolo. Fue a la cocina, tomó la bolsa y volvió al salón. Niall estaba escribiendo en el teclado con un solo dedo—. ¿Ha llamado a María?
De nuevo, él se volvió para mirarla.
—He intentado llamarla, pero no está en casa. Estará en el bingo, supongo. La llamaré mañana.
—¿Ha dormido algo?
— Sí. He dormido un par de horas.
—Nathaniel y yo vamos a ir a cenar a alguna parte. ¿Le apetece venir con nosotros?
La invitación había salido de sus labios antes de que pudiera evitarlo.

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