Capitulo 10

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— Mira, tú puedes creer en cuentos de hadas, pero no intentes que los crea yo.
Si un tono de voz pudiera matar, _________ sería cadáver. En la voz del hombre había una profunda desesperanza y le hubiera gustado abrazarlo, consolarlo hasta que se convenciera de que podría haber un final feliz para él.
Pero, por supuesto, eso sería una tontería. Niall Horan no significaba nada para ella y no debería importarle si durante el resto de su vida era el hombre más amargado del mundo.
No debería importarle si tenía esperanzas o creía en el amor. Ni si tenía sueños secretos. No debería importarle y, sin embargo, el vacío de sus ojos, el frío desdén que había en su voz rompían su corazón. No debería importarle, pero le importaba.
—Mira, ________ —empezó a decir Niall entonces, pasándose una mano por el pelo—. Has sido una enorme ayuda para mí durante los últimos días. Has pasado mis informes al ordenador, me has hecho el desayuno y me has ayudado a vigilar a un canalla. ¿Por qué no hacemos las paces? Ya no me debes nada, así que puedes volver a tus vacaciones y yo puedo volver a mi vida.
—Eso no suena nada mal.
Obviamente, Niall quería que desapareciera de su vida. Y ella no pensaba quedarse donde no era bienvenida.
________ tomó a Nathaniel en brazos y aunque el niño protestó, ella decidió ignorarlo. Seguramente no habría terminado de cenar, pero compraría una hamburguesa o cualquier otra cosa en el camino.
—No olvides la bolsa de los pañales —dijo Niall, con expresión indescifrable.
—No te preocupes —replicó ella—. No pienso volver por aquí.
Después de eso, salió de la cocina y fue al salón para tomar la bolsa y la mantita de Nathaniel.
—¿_________?
Ella se volvió desde la puerta.
—Espero que disfrutes de tus vacaciones.
—Tengo intención de hacerlo.
Unos minutos más tarde, con Nathaniel sentado en su silla de seguridad y solo cuando la casa de Niall había desaparecido de su vista, ________ reconoció el vacío que sentía en el corazón.
Suponía que era debido a que, como auxiliar de clínica, estaba preparada para ayudar a la gente. Pero, como auxiliar de clínica, reconocía que había personas a las que no se podía ayudar. Y sospechaba que Niall era una de esas personas.
Aunque no estaba físicamente enfermo, Niall sufría una enfermedad del alma más terrible que cualquier otra y mucho más difícil de curar.
Además, él no era paciente suyo. No era más que un hombre al que había conocido durante sus vacaciones, un hombre al que había visto solo durante unos días. Estaba segura de que no volverían a verse, pero tenía la terrible sensación de que la imagen de Niall Horan seguiría en su corazón durante mucho tiempo.

Niall siempre se había sentido cómodo en el silencio de su casa. No era un hombre que encendiera la radio o la televisión para no sentirse solo. Pero en cuanto ________ y Nathaniel se marcharon, el silencio le pareció sofocante.
Limpió la cocina, guardó el resto de comida china en la nevera, preparó un vaso de té helado y salió a la terraza.
Sentado en una silla, apoyó los pies sobre otra mientras miraba las olas.
A Bobby le encantaba la playa… le encantaba jugar en la arena. Incluso cuando era solo un bebé y empezaba a llorar, lo único que tenía que hacer era sacarlo a la terraza y la brisa y el sonido de las olas lo calmaban.
Bobby.
Maldita fuera _________ Criswell por recordarle lo que había perdido. Todo iba bien hasta que ella había entrado en la habitación del niño. Cuando por fin había conseguido apartar de sí el dolor, seguir adelante y aceptar la pérdida de su hijo.
Pero mientras miraba la playa, el dolor parecía llegar al mismo ritmo que las olas.
Si no tuviera una pierna escayolada, iría a correr un rato. Correría hasta que estuviera exhausto y no pudiera pensar, ni sentir. Desgraciadamente, en aquel momento esa no era una opción.
Niall cerró los ojos, pensando que si dejaba de mirar las olas quizá dejaría de pensar en Bobby.
Y funcionó. Casi instantáneamente, su mente se llenó del recuerdo del beso que había compartido con ________ en la cocina. Recordó la suavidad de sus labios, la presión de sus pechos contra su torso… y ese recuerdo hizo que se sintiera acalorado.
Había sabido instintivamente que el beso sería agradable. Lo que no había esperado era la pasión, el abrumador deseo que lo devoraba mientras la tenía en sus brazos.
Aquel deseo era debido únicamente a que había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo con una mujer. No tenía nada que ver con las pecas que bailaban sobre la nariz de _________ ni con sus ojos, que parecían invitar a un hombre a ahogarse en ellos.
Su deseo por ella no era debido a que poseía un sentido del humor parecido al suyo y lo hacía reír como no había reído en mucho tiempo. Su deseo por ella no tenía nada que ver con aquel precioso niño que parecía confundirlo con su papá.
Los echaba de menos. Solo se habían ido de su casa una hora antes, pero sentía su ausencia. Habían aparecido en su vida, llevando el caos y la risa y, de repente, no estaban.
Niall abrió los ojos de nuevo y se quedó mirando las olas. Se alegraba de que se hubieran ido. No necesitaba a una pecosa llena de sueños y a su delincuente hijo alrededor.
Las primeras sombras de la noche envolvieron la casa y Niall hizo un par de llamadas para retrasar algunos casos hasta que pudiera moverse.
Más tarde, recibió la llamada de su colega en el cuerpo de policía, informándole de que Samuel Jacobson había aceptado pagar la pensión que le debía a sus hijos. Un poco más contento, Niall encendió el televisor.
Después de ver una serie cómica, se dio cuenta de por qué nunca veía la televisión. La serie era estúpida y las risas enlatadas, irritantes.
Cuando apagó el aparato, el silencio se instaló de nuevo en la casa. ¿Por qué lo molestaba tanto cuando nunca antes lo había molestado? Niall no quería ni pensar cuál era la respuesta.
Por fin se fue a la cama y se quedó dormido casi inmediatamente, pero durmió mal, dando vueltas casi hasta el amanecer. Se despertó tarde y estaba tomando una taza de café cuando alguien llamó al timbre.
Niall se levantó, apoyándose en las muletas. ________ debía haber encontrado alguna razón para volver, pensó. Sin darse cuenta de que tenía una sonrisa en los labios, se dirigió a la puerta. 

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