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❜Jugueteo con los dedos;❛

En este momento, ambos jóvenes se encontraban en el apartamento del mayor, sentados en su sillón; y no era una situación bastante rutinaria que digamos. El de ojos ambarinos estaba sentado encima de las piernas del oji-anaranjado, mientras que este le daba mordidas en el cuello, dejando más marcas de las que tenía antes. Su mano apretaba sin descaro alguno el trasero del menor, haciendo que este se estremezca un poco.

― ¿Por qué tienes que ser tan apetecible?— Preguntó el mayor para después darle un beso en los labios, uno con bastante pasión. Su mano libre se entrelazaba con la del menor, juntándolas con algo de fuerza.

El de cabellos plateados no respondió y prosiguió a seguir con el ritmo de las cosas; movió un poco sus caderas para crear una fricción entre ellas y el miembro del contrario, haciendo que este diese unos gemidos insonoros; por debajo de su entrada podía sentir cómo el pene del mayor cada vez se ponía más erecto.

Mientras que el mayor agarró fuertemente de su cintura y lo ayudaba con los movimientos; ver como su novio disfrutaba haciendo esto lo ponía, sus ojos estaban completamente nublados por el placer. Hubo un momento en donde no aguantó y lo tiro en el sofá, cosa que hizo que el menor se quedase sorprendido por esa acción. El español prosiguió, poniéndose encima de él.

— No aguantó más, Eak.— después de decir eso, se desabrochó los pantalones. El mexicano miraba para otro lado con algo de vergüenza, sus mejillas teñidas de carmín. Era bastante notable la apariencia sumisa que este tenia ante el mayor.

Luego el de cabellos naranjas se bajó sus bóxer's, dejando su miembro al aire; también hizo lo mismo con el menor, dejando su parte de abajo completamente descubierta.

Se acercó al moreno para besarlo de una manera tan violenta, sus lenguas chocaban entre sí, mientras que algo de saliva salía de la boca del menor, al separarse se hizo un hilo de esta; ambos penes erectos estaban frotándose entre sí haciendo que el menor diese unos cuantos gemidos al sentir eso. El mayor con una sonrisa, prosiguió a restregar por la entrada su miembro, dándole a entender que ya quería entrar. Al momento en el que presionaba la punta para estar adentro, el menor lo separó y le dijo:

— N-No me siento listo para esto.— sus manos estaban en el pecho del mayor haciendo que esté lo más lejos posible de él, sus ojos mostraban unas pequeñas lágrimas y sus mejillas estaban teñidas levemente de un color carmín; se veía demasiado tierno en este momento.

— Joder, Eak.— ya era la segunda vez del que el menor lo excitaba para que luego diga que no quiera hacer nada. Eso lo ponía un poco furioso; aunque tampoco quería apresurarlo para eso. Después de todo, se enamoró de él y no de su cuerpo.— Al menos no me provoques así.

— Lo siento, pero es que tengo un poco de miedo.— respondió con algo de inseguridad, mientras que se acomodaba para poder sentarse.— Es que esta sería mi primera vez, y tengo miedo a que me lastimes.

— Ay... Eak— este le dio un abrazo a su novio, no sabía el por qué tenía que sonar tan tierno al decir eso.— Ya te dije bastantes veces que cuando lo hiciésemos la primera vez, sería gentil contigo. Es obvio que no iba a herirte, pequeña águila.— le dio un beso en su mejilla.

El menor movió su cabeza para darle un beso en los labios; mientras que el contrario ponía sus manos en la cadera para volver a acostarlo y quedar encima nuevamente. Esta vez el beso era algo más tierno, sin desesperación alguna.

— Tal vez todavía no estés preparado hacerlo, pero al menos quiero jugar un poco contigo, amor. Si estás de acuerdo.— miró dulcemente a su amado, después dio una pequeña sonrisa.

— Okey...— respondió con algo de duda, no tenía idea de que es lo que el mayor quería hacer. Por lo menos estaba feliz de que entendiese su razón, aunque el también necesitaba que el mayor lo hiciese suyo, todavía sentía que no estaba preparado.

El español le mostró dos dedos de su mano derecha; estos fueron pasando por el cuello del mexicano, tocando esas zonas que estaban marcadas. Estaba feliz porque sabía que esas marcas estaban hechas solamente por él. Después acarició su mejilla, mientras que miraba al menor que una pequeña sonrisa que le parecía que era bastante adorable.

— ¿Podrías lamer mis dedos?— preguntó el de cabellos anaranjados mientras que con su dedo índice acariciaba los labios del peli-gris.— No voy a penetrarte si es eso lo que te preguntas, pero al menos quiero dejarte preparado para cuando lo haga.

Dio un pequeño suspiro; el pasivo comenzó a pasar su lengua a esos ambos dedos, humedeciéndolos como podía. Pasaba de arriba abajo; el español seguía con unos pequeños frotes entre sus miembros para estar estimulándose un poco más, no quería dejar esa excitación atrás. Aparte sabía que al menor le encantaba que hiciera eso, se podía notar en su rostro que estaba lleno de placer.

Cuando sintió que estos estaban completamente húmedos, los sacó de su boca; separó las piernas del mayor para dejar que la entrada de este esté con mayor accesibilidad, miraba fijamente al mexicano que estaba un poco nervioso.

— Tranquilo, esto te dolerá un poco, pero no será nada a comparación de otra cosa.— Dio una pequeña risilla, en cuando lentamente metía su dedo al interior de su novio, haciendo que este de un pequeño suspiro.

— P-Pendejo...— dijo mientras que sentía eso, era un poco doloroso para él ya que nunca había hecho nada así, por ende era bastante sensible en ese lugar.

— Eres muy estrecho, ¿sabías?— rió un poco después de decirlo; mientras que comenzaba a hacer movimiento circulares para dilatarlo un poco.

Veía como unas cuantas lágrimas salían de sus ojos y recorrían sus mejillas, mientras que respiraba con algo de dificultad a causa de la excitación; el mayor había tocado su punto dulce, que hacía que el menor pudiese disfrutar sin problema alguno. Sentía una pequeña mezcla de dolor y placer. Cuando metió el segundo dedo, arqueó su espalda dando un enorme suspiro. Disimuló unas pequeñas embestidas en su interior; el ambiente se tornaba a estar un poco caliente; mientras que veía como su amado suspiraba de una manera tan irresistible.

El menor terminó corriéndose en su propio abdomen, mientras que el español se quedó viendo esa escena, sacó sus dedos y le dio un último beso en la frente; oía los jadeos que este daba, así que decidió ponerse nuevamente los pantalones para acostarse al lado de su novio y darle un abrazo y unos cuantos mimos para calmarlo un poco; unos minutos después, se quedaron dormidos sobre ese sofá.

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No c, aAAAA.

30DOTP❜;; Towneak ft. #fhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora