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❜Abrazo;❛

Era un día normal en invierno; la nieve caía del cielo. Viento pasaba, dejando un aire frío que dejaba una sensación cortante en la piel. Se podía apreciar a los niños jugando a hacer batallas con bolas de nieve, mientras que reían, gritaban, saltaban. Se podía decir que era un día cualquiera, nada en especial hasta el momento.

Un joven de ojos ámbar, cabello blanco platinado y de tez morena clara estaba sentado en un banco que estaba al lado del lugar, tomando un poco de café mientras que pensaba que iba a ser en este día. Tal vez, comprar una estufa -y aprovechar el aire caliente que hay en la tienda- y después ir a su casa tranquilo, darse un ducha y después dormir plácidamente; la cosa es que, se le olvidó traer un abrigo al muy pendejo este so se re cagaba de frío y ni puta idea de qué hacer.

mejor me pongo seria.

Se moría de frío, y había olvidado de traer un abrigo; ni siquiera había traído una bufanda. Estaba congelado, y aparte tenía miedo de que le diese una hipotermia. Así que se compró un capuchino para calentarse un poco su interior.

"Muy inteligente de tu parte llevar solamente una remera de manga corta en un día nevado, Eak, eres un genio" se dijo a sí mismo, mientras que maldecía mil oraciones en silencio.

En ese momento sintió que alguien le ponía una abrigo encima, se tapó con él completamente; le quedaba demasiado grande.

Al darse vuelta para ver quién era, observó a su fiel amigo español con dos vasos de café, más también había traído dos potes de helado –irónico–, y le dio uno de cada uno.

— ¿Por qué estabas así?— preguntó el más grande de ambos.—, hace mucho frío.

El menor sólo suspiró; o sea, ¿Cómo quedaba decir "Oye, carnal, no he traído el abrigo en plena nevada"?

— Meh... Pendejadas mías.- término respondiendo.

— Vayamos a mi casa. No sé si recuerdas pero tengo una chimenea, así te calientas un poco, carnal, ¿Qué dices?

— De acuerdo.— se levantó del asiento y ambos jóvenes comenzaron a caminar hacia ese apartamento.

Había de dejado de nevar hace rato, aunque se podía apreciar los techos de las casas llenos de nieve; suave y fría.
El viento volvía, pero no tan fuerte como la primera vez. Esta vez la ímpetu era más débil, sin causar tanto escalofrío.

— Joder, hace un frío terrible.— El español habló, intentando abrir un tema de conversación.

— Sí, tienes razón.— El mexicano seguía helado, a pesar de esa campera tan grande y cálido que tenía puesto.

— Lo único que quiero ahora es llegar a casa y darme un baño con agua caliente.

— Y yo quiero ponerme frente a tu chimenea artificial, porque puta que si da calor.

Ambos se vieron a los ojos y comenzaron a reír.

El menor temblaba, pero aún quería seguir, deseaba llegar a casa.
El mayor al ver eso, se acerco más al contrario; primero poniendo su brazo alrededor de su espalda, y después dándole un abrazo. No quería ver a su carnal muriéndose de frío, así que decidió darle un poco de calor corporal.

El oji-ámbar no sabía de qué manera reaccionar, se quedó completamente inmóvil.

— ¿Qué haces?— Eak se quedó sorprendido, y un pequeño tono carmín se formó en sus mejillas.

— Te estoy abrazando— tuvo que dar la respuesta más obvia.—, no quería verte como una gelatina, así que te caliento con mi cuerpo.

Se quedaron un rato quietos, sin importar que había gente pasando mirándolos de una extraña manera. Y aunque Towntrap era un poco tímido, sabía que Eak era un total vale madres.

Después de unos minutos, se tuvieron que separar.

— ¿Ya te sientes un poco mejor?— preguntó el peli-anaranjado.

— S-Sí...

———

Bastante corto, lo .

But yolo¿

30DOTP❜;; Towneak ft. #fhsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora