Capítulo 38

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Se veía tan bien Joel, su cabello recogido con una bandana como para evitar que cabellos rebeldes cayeran por su rostro, un short azul y una camisa blanca, en verdad, juro e hiperjuro que así se rapara igual yo opino que se vería hermoso.

Todos nos mantenemos en completo silencio, el ascensor no tarda mucho en llegar hasta el piso que hemos solicitado, Joel baja primero y después Zabdi me hace una referencia para que pase primero

-Gracias – le sonrío y él me devuelve el gesto

Nos dirigimos a la cocina, pero Joel al parecer va hacia afuera

-¿No desayunarás? – le cuestiono y él se gira a verme

-No – dice seco y se va del lugar

Ay Dios, ¿Por qué?, ¿en serio? Y ahora que había hecho mal yo, no entendía nada en lo absoluto, según lo recuerdo ayer en la noche me fue a ver y creo que hasta me hizo una confesión, y ahora me trata como si no me conociera, ¡qué demonios!, y luego se quejan que las complicadas somos nosotras.

-Qué fastidioso es ese tipo – se queja Zabdi sirviéndose algo de jugo

-No lo entiendo – dije elevando mis hombros – Quiero decir, ayer... - hice una pausa y preferí no contarle nada de lo de ayer, quizá es que a Zabdi le caía mal Joel y cualquier cosa que le contara al respecto seguro que me reclamaría por hablarle

-¿Ayer qué? – mencionó un poco ¿molesto?

-Nada, nada – manotee para restarle importancia

-Lily – habla como sentenciándome

-Sólo iba a decir que ayer se portó agradable, eso es todo

-¿A qué fue a tu habitación?

-A nada, ya me lo habías preguntado

-¿Nada?

-No, ya te lo dije

-Bueno, cómo no me quieres contarme – se encoje de hombros - ¿Quiere que te prepare algo?

-¿Sabes cocinar?

-Bueno, no mucho, pero lo básico sí

-Lo que cocines para ti, me haces una porción a mí, por favor – le sonrío

-¿Hacemos hot cakes?

-Seguro – digo sacando las cosas necesarias para prepararlos

Zabdi empieza a echar los ingredientes en un bowl grande

-Oye – me llama – Ven, mira acá que se me ha caído algo – dice señalando el bowl

-¿Dón...- antes de terminar mi interrogante Zabdi me echa harina en la cara - ¡Hey! – Me quejo y agarro un puñado amenazándolo – Ven aquí Zabdiel de Jesús – lo sentencio

-No, no, lo siento – dice riendo y escapando de la harina

-Zabdiel... Ven – digo tiernamente y antes de que se aleje por completo alcanzo a arrojarle un tanto en la mitad de su rostro

-Ya vas a ver – menciona persiguiéndome por la cocina. Juro que si alguien nos veía en estas situaciones nos correrían del lugar

-No, no, no, no, Zabdi – digo riendo y huyendo

-Ven acá – me toma por la cintura y me comienza a hacer cosquillas

-Bas... basta – hablo entre risas – Zab... Zabdi

Alguien se aclara la garganta y nos separamos rápidamente

-Deberían recoger todo eso si no quieren problemas – menciona Joel y siento como mi corazón se para por un segundo

-No los tendremos – habla Zabdiel firmemente

-Como sea – rueda sus ojos y se pasa para tomar una manzana de la mesita

-Creo que si deberíamos recoger – digo ya cuando Joel se ha ido y comienzo a limpiar el desastre ya habido en el piso

-¿Le gustas a Joel? – suelta sin más Zabdi

-No – niego y siento mi voz más aguda de lo normal

-Es que pareciera como si se molestara cuando estamos juntos

-Es raro, sólo eso – digo encogiéndome de hombros

Nos quedamos en silencio mientras seguimos limpiando.

-Bueno ahora creo que sólo desayunaremos cereal – dice riendo

-Claro por qué no – le sonrío

Luego de terminar el desayuno, decido ir a mi habitación, ya en esta, saco mi cuaderno y un lápiz... primer trazo, segundo trazo, y todos llevaban el mismo nombre: Joel, unos toquidos interrumpieron mi dibujo, rápidamente lo escondí debajo mi almohada

-¿Quién? – pregunté de este lado de la puerta

-Soy, soy Joel - ¡Ay Dios!, me "acomodo" algunos cabellos que sobresalen de mi chongo, me limito a ponerme mis sandalias pues el calor es demasiado que no hace falta usar zapatos

-Hola – menciono en un tono bajo causado por el nerviosismo

-Hola – me sonríe y se me queda mirando

-Oh sí, lo siento eh... ¿quieres pasar? – menciono cuando reacciono que quizá eso me quería decir con su mirada

-Creí que no me invitarías - dice sonriendo ampliamente

Me siento en la cama y él se queda parado

-Siéntate si quieres – le invito y él se sienta en el sillón de frente a la cama

Me quedo mirando al piso esperando que se atreva a decirme algo, comienzo a juguetear con mis dedos esperando respuesta

-¿Te gusta Zabdiel? – suelta sin más y su pregunta me saca totalmente de mis pensamientos

-¿Cómo? – Agh en serio, tírenme algo en la cabeza

-Eso, ya sabes – baja su cabeza y luego me vuelve a mirar – Zabdiel, ¿te gusta?

-No, ¿por qué lo dices?, me siento como en esos casos donde ponen al acusado y todos le hacen preguntas – bromeo pero él no esboza ni una sonrisa y supongo que no se lo ha tomado a broma

-Sí, tienes razón – se levanta y se encamina a la puerta – No soy quién para preguntártelo

-No lo decía por eso, es que es raro que me lo preguntes – insinúo levantándome de la cama

-Es que tú si le gustas a él – menciona

-¿Y tú como sabes?

-Lily eres demasiado inocente todo el mundo se da cuenta de eso – se gira a verme

-¿Todo el mundo? – hago una pausa - ¿O sólo tú?

-El mundo, yo, da igual, es que... - niega con su cabeza – Me escucho ridículo y lo sabes

-No Joel

Él se da la vuelta dispuesto a irse pero esta vez mis ganas de sentirlo me hacen tomarlo del brazo y sujetarlo

-No entiendo porque me has dicho que tienes miedo a enamorarte, está bien tener miedo, siempre hay miedo en las personas, pero enamorarse es lindo, ambos sentimientos son buenos en cierta manera pero en conjunto son malos – suspiro - ¿De quién te estas enamorando?

-Yo... - elevo mis cejas esperando respuesta – Debo irme, lo siento, otro día te lo diré, sólo prométeme algo – yo asiento confundida – Que esperarás a que te lo diga

Es lo último que dice antes de salir de mi habitación.

Él es arteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora