Pareciera ayer cuando devolviste amablemente al balón del vecino luego de que cayera a tus pies como la otra vez. Me sentí orgulloso.
Pareciera ayer cuando me pediste ir sólo a la orilla del río. El vecino, que ahora era tu amigo, te invitó a jugar pelota en la orilla del río, pero yo pensé que era arriesgado y preferí no dejarte ir.
No a gusto con mi respuesta, escapaste de casa para jugar fútbol, pero volviste tarde en la noche con tus codos raspados luego de caer de un árbol al intentar coger los mangos.
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Pareciera Ayer
Historia CortaPareciera ayer cuando te veía crecer. Cuánto quisiera que no solo pareciera.