Cap. 29

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Me interné en la selva, aún necesitaba  madera. No fue suficiente con la que ya tenía y que en un principio iba a utilizar para tu sorpresa: tu camita de madera.

Observé atentamente los palos de mangos que tanto te gustaban.
En ellos ya no había fruto.

Caminé una hora tan sólo yendo, y otra más de vuelta.

Pareciera AyerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora