Brucia la terra

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"No se da paz
Pero que noche tan mala
El tiempo pasa

Mas no amanece
No habrá más sol

Arde la tierra mía
Y quema mi corazón"

-Nino Rota-

"El 30 de marzo a las 6:00 a.m justo al dar el alba. En una cama de hospital ubicada en la calle "relox" de San Remo, Italia Guiseppe Corelli Salvatore muere por embolio cerebral después de 2 semanas postrado en cama.
La población de Italia se encuentra de luto, el gran personaje fue más que el creador del mejor vino. Fue el padre de las mejores fundaciones ayudando al prójimo todos los días de su vida. Que el santísimo señor lo tenga en su gloria".
Éste mismo párrafo fue publicado un día después de su muerte.

Mandira trataba de enfocar a su mente en algo, el señor con el que ella había crecido, reído y estado para ella incondicionalmente  ya no existía más, no habían pasado 24 horas y le extrañaba de una manera inexplicable; un mundo de ideas se colapsaban justo en frente de ella. Solo miraba al armario, tratando de encontrar algo totalmente fúnebre, pero no. No había pensamientos, solo tristeza y remordimiento. Desnuda, frente a un vestido Dolce & Gabbana sólo recuerdos de su infancia allegada con su abuelo; después de rato llegó la segunda parte de su sufrimiento y la pregunta generadora era "¿Qué pasará con mi familia, todos tendrán que morir como hace 40 años? ¿Acaso es necesario? ¿Todo por un absurdo pedazo de tierra? No, esto era algo más personal.

Después de 3 horas aproximadamente se encontraba recibiendo los pésames de los allegados a la familia. Como un símbolo de unidad, todo el rato se quedo al costado de su padre y hermana. Gaetano siempre había sido el padre ejemplar; el que cada niña soñaría: fuerte y carismático. Pero ahora no existía ese hombre, tratando de ocultar sus lágrimas a los ojos de la oasis gente pero Mandira sabía perfectamente que por dentro se encontraba derrumbado.

Afortunadamente el funeral terminó, se despidió de la ojos familiares que se quedarían ahí otro rato más. Tomó su carro y se dirigió rápidamente a su casa, inevitablemente sus ojos no se podían concentrar en algún punto, se cristalizaban al momento.

Llegó a su casa, se despojo del vestido y cayó en su cama, sumiendo su mente en negro. Había olvidado completamente su celular en todo el día, lo tomó para checar la hora cuando vio  aproximadamente 30 mensajes provenientes de amigos que se habían enterado de la muerte de su abuelo ofreciendo su consuelo incondicional, pero solo uno le llamó la atención uno; y por encabezado llevaba el nombre de Piero Barone.
Sonó su móvil y exactamente era él. Descolgó el teléfono:

-¿Buono?
-¡Mandira! No sabes cuanto me alegra escuchar tu voz. Sé que en un día como estos que tu estás pasando, esa pregunta resulta estúpida, pero en serio quiero saber; ¿estás bien?- dijo Piero con un tono amable y gentil.
-Piero, no hay palabras para describir, pero gracias por preguntar, omitiré la respuesta si no te desagrada-
-Está bien, no es tu obligacion responder- dijo Piero
-Oye, estas desocupado ahora?- preguntó Mandira
-Me encuentro en Bologna, visitando unos amigos. Pero no te preocupes, tomare el primer tren y llegaría en menos de cuatro horas -dijo Piero observando el reloj de su mano izquierda.
- ¿estás seguro? - le preguntó
- Más que eso, si tu necesitas a alguien, iré encantado -.
- Gracias, lo mejor será distraerme- comentó Mandira.
- Iré a la estación, nos vemos en un rato- dijo Piero cortando la llamada.

En ese momento eran las 6:00 de la tarde, Piero llegaría aproximadamente a las 12 de la noche.

-¿Mandira?- dijo Cassilda tocando la puerta de su cuarto.
-¡Sorella! - dijo Mandira abriendo la puerta abrazandola fuertemente.
-Mandira, solo quería avisarte que iré con Vincenzo a tomar un café a la Piazza, ¿quieres ir?-
-No gracias, va a venir un amigo, Piero Barone, pasará la noche aquí, no quiero llegar tarde. Tu diviértete hermosa- dijo acariciando un mechón de su pelo
-¿Piero, él de Florencia?- preguntó extrañada Cassilda.
- Sí el mismo- afirmó sonriendo
- Con cuidado, bella - dijo besando su mejilla.

A las 12:30 Piero tocó a la puerta de Mandira, llevaba consigo 2 maletas y unas rosas en la mano. Mandira a ver el detalle, se lanzó a sus brazos sin dudarlo, todo el día había tenido muestras de afecto con personas fríamente desconocidas, pero por algún motivo, cuando lo abrazo sintió una seguridad que en ese momento desconocía. Mandira con lágrimas en los ojos le agradeció estar ahí para ella y lo invitó a pasar.
Piero se instaló, acomodo sus cosas en un armario cercano y se sentó al lado de Mandira, le dio su hombro para llorar, Mandira con el dolor del luto le contó sus penas y el escuchó atentamente todas sus quejas hacia su familia, los Tatalia y la vida en general. Él la apoyaba con consejos y se mostró fuerte para ella.
Así pasaron el resto de la noche hasta que ella quedó profundamente dormida en sus brazos, postrados en la cama.

Antes de eso, el mismo día, a las 11:00 p.m. Cassilda y Vincenzo su novio, estaban tomando un café, hasta que se enfadaron y Cassilda fue la primera en salir por la puerta del restaurante cuando 3 hombres la tomaron, privandola del movimiento total. Vincenzo trataba de librarla, golpeando a los hombres, pero era imposible, la mayoría era notoria. Vincenzo cayó al suelo, parcialmente noqueado a causa de los golpes, un hombre de traje y sombrero negro pronunció las siguientes palabras;
Tienes suerte de no ser un Corelli, sino ya estarías muerto, pero te necesitamos para otra cosa.
El hombre tomó la cara de Vincenzo y la golpeó hacia el suelo dejándolo totalmente inconsciente.
Cassilda vio todo el acto, con lágrimas en los ojos rogaba que la soltaran, a lo cual hicieron caso omiso.
La subieron en un carro negro, con llantas de cara blanca. Llevaba su boca tapada y las manos amarradas por la espalda, ella llevaba el vestido negro del funeral y el pelo suelto por lo que era más fácil manipularla. En el camino los hombres, vestidos elegantemente no pararon de tocar sus piernas y zonas íntimas de ella. Llegaron a una especie de bar, la sacaron del carro ocio los ojos cubiertos por unos pañuelo.
La postraron en una especie de mesa, y abusaron de ella brutalmente.
Los hombres eran de Tatalia, dos de ellos hijos de Enzo Tatalia. Sus nombres eran Bruno y Adriano.
No tuvieron piedad con Cassilda la golpearon y violaron más brutal ya que ella no dejaba de pelear.  El acto duro aproximadamente 3 horas.
Al final, subieron nuevamente a Cassilda al carro.
En el automóvil Adriano y Bruno hablaron con ella:

-Vaya dotes que te ha dado la vida, bella- dijo Adriano en un tono burlón
-quiero que sepas Cassilda, que todo esto fue por un motivo, tu familia es débil sin tu abuelo presente, ninguno de sus hijos es capaz de tomar el mando, por lo aún tu padre obviamente lo tomará, ésta es una muestra de nuestro aprecio hacia el. No lo tomes personal- El tono de voz de Bruno era imposible de no identificar,  ese acento italiano era inconfundible. Por lo que Cassilda supo inmediatamente de la identidad de su agresor. No pronunció palabra en todo el viaje, por miedo a deshonrar a sus seres queridos.
La abandonaron a las salidas de San Remo con el vestido desgarrado y el pelo desordenado, era inevitable pensar que no le había sucedido eso ya que su aspecto era terrible, tenía sangre en el labio roto, el vestido completamente deshecho y las manos ensangrentadas de golpear las pared, su voz había desaparecido de tanto gritar. No sabia donde estaba o si volvería a ver a Vincenzo, probablemente él ya estuviera muerto.

El centro de San RemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora