Punishment

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Se besaban con pasión, las armaduras hacía tiempo que ya estaban en el suelo y la casa de Escorpión era perfecta para ocasión: oscura, llena de recovecos. Camus tenía una leve capa de sudor en su frente y aferraba el sedoso cabello de Milo mientras este succionaba su miembro, llevándolo al éxtasis, gemía su nombre, se adentraba en su boca, dejaba que la lengua de Milo lo envolviera mientras sus labios lo apretaban, los dedos expertos de Milo masajeaba sus testículos y sentía que el momento de culminación estaba cerca ya que un aura gélida empezaba a cubrirlos.

La uña roja y larga de Milo trazaba una línea desde la mitad de su espalda y terminaba en sus nalgas haciendo círculos y llevando a Camus a la desesperación. Cuando sintió que el orgasmo estaba cerca Milo se sacó el miembro de la boca y rompió la concentración de Camus haciendo que la sensación de alivio se quedará pausada y no llegará jamás.

- ¿Qué demonios haces Milo? - dijo Camus mientras veía que el oro se incorporaba

- Aún no perdono tu traición

Se alejó de Camus dejándolo confundido, quizás Milo lo amara con todo su ser pero la traición del santo de la casa de Acuario aun le dolía como si hubiese sido ayer.

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