Prólogo

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Siendo el Rey más poderoso de toda Gran Britania, Arturo Pendragon seguía soñando con nuevas aventuras. Y es que a pesar de haber vivido innumerables batallas, en aventura tras aventura, leyenda tras leyenda, que seguramente estarían guardadas por los siglos de los siglos en los libros de las bibliotecas, sentía que todavía no había vivido una a su nivel. Una que despierte todo su potencial.

Y así era con cada aventura, cada una mejor que la anterior. Al final de cada una, esperando algo mejor. En eso se resumía la vida del Rey Arturo. Una vida con hambre de más.

Y es que, así como era la naturaleza de Arturo, no era difícil pensar que se emocionara y aceptara una propuesta más, por más descabellada que sonara.

-¿Su... Alteza? -murmuraba con expresión de nerviosismo mientras inclinaba la cabeza el Camarero del Rey. - Ha recibido usted una carta.

Se le notaba muy intranquilo.

-Tranquilo, Francis, déjala en la mesa. Estoy seguro que necesitarás un buen desayuno, después del problema con tu esposa ayer.

-Pues s-sí. Sí, Su Majestad. No pude dormir en toda la noche...-decía Francis mientras dejaba la carta en la mesa.- El caso es que...

- Necesitas un buen desayuno. Ni que lo digas. Anda ve y dile a Chesbider que prepare el mejor banquete que se haya visto en años. Como los que se preparan en el Aniversario de Avalón.

-Como usted diga, Vuestra Majestad. - dijo Francis antes de retirarse con rapidez de los aposentos de Arturo.

Aunque trataba de hacer parecer que no le interesaban lo más mínimo sus cartas, lo cierto es que estaba emocionadisimo cada vez que recibía una nueva. La tensión que le generaba leer cada una era indescriptible.

Porque cada carta podía ser de sus familiares: Uther Pendragon, su padre; de Igraine, su madre, sus conocidos más cercanos, o del propio Merlín.
Y todo eso, restaba una gran oportunidad de que la carta sea una propuesta para una nueva aventura.

Con manos temblorosas, el Rey Arturo cogio la carta suavemente y leyó lentamente cada palabra del inscrito:

Para su Majestad
Sir Arturo Pendragon
Miembro Caballero de la Mesa Redonda

Dueño y Portador de la Legendaria Espada Excalibur

El más alto cargo en toda la Corte del Castillo de Camelot

Rey del Castillo de Camelot
Rey de toda Gran Britania y del Reino de Avalón

El Rey más Poderoso del Mundo

O el posible Futuro Rey más Poderoso del Mundo

Su Alteza, tenemos el orgullo de informarle que usted ha sido elegido para participar en el Torneo más Grande de todos los Tiempos.
El Torneo de los Cinco Reyes.

Entre la inmensa cantidad de Grandes Reyes, Monarcas y Grandes Dirigentes de todos los Reinos, nuestra Organización Caballeresca ha escogido solo cinco Reyes, los que, ha nuestro juicio y seguramente de todos los pueblos, son los más valientes, inteligentes, ingeniosos, audaces y poderosos de todos los Reinos.

Por ello queremos invitarlo a la Meseta de los Bárbaros, ubicado en la provincia de Assenghard ,el lugar donde se disputará este Gran Torneo que, estamos seguros, usted no querrá faltar.

Los participantes disputarán en cinco pruebas, cinco pruebas que lo harán poner al límite de sus fuerzas y de su ingenio.

El Ganador será proclamado como el Rey más Poderoso del Mundo, junto a un deseo, un sólo deseo que el ganador podrá reclamar.

¿Preparado? Lo esperamos.

Nuestros más agradables deseos.

Corte de Etreum.

Meseta de los Bárbaros.

No había que hacer cuestionamientos. La respuesta ya estaba hecha.

En la corte de Camelot, se levantaba un murmullo de intriga.

Chesbider, el Camarero del Rey, acababa de volver del Camarote Real, con una bandeja en sus manos, asegurando no haber encontrado al Rey en sus aposentos.

-Qué extraño. El Rey Arturo casi nunca sale de su cuarto a esta hora. -dijo Sir Galahad.

-También falta algo más....- dijo Sir Gawain, que acababa de llegar.-Excalibur.

En ese momento todos se miraron unos a otros, sabiendo lo que estaba a punto de pasar.

En las afueras del Castillo, se escuchaba el grito de un jinete cabalgando a plena luz del sol, portando una espada brillante, que a leguas de distancia decía con su brillo:

"A la aventura"


Un Dilema para el Rey ArturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora