Capítulo 2

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-Te he extrañado cielo

-¿Quién eres tú?

Él me sonrió

-Ha pasado tiempo cariño, pero ya estamos juntos otra vez ¿Dónde había estado?

¿Sería posible que aquel hombre fuera el dueño de la casa? ¿Qué las historias fueran ciertas?

-¿Eliot?

-Por supuesto ¿Quién más si no? - rió

Ay Dios mío...

-Se está confundiendo señor, yo no soy Esmeralda

Eliot me miró confundido y luego se echó a reír. Yo estaba aterrada pero intentaba no demostrarlo, más que asustado no sabía como reaccionar. Un fantasma se aparecía en mi habitación, me confundía con su antigua novia y decía que componía una canción para mí ¿Qué se supone que debía hacer?

-Esmeralda deja de fingir, sabes que no me gusta que me gastes este tipo de bromas.

-Ya le dije que nos soy esa mujer  señor, mi nombre es Blanca

-Pruébalo

-¿Y cómo quiere que haga eso?- gruñí

-No puedes no ser mi Esmeralda, eres muy hermosa al igual que ella, te he observado y te comportas de la misma manera que ella.

-El que sea hermosa no significa que seamos la misma persona

Eliot se rió ¿Porqué había dicho algo tan increíblemente vanidoso?

-Le digo que me llamo Blanca señor, me está confundiendo

Él puso los ojos en blanco y se me acercó. Se paró en frente mío y llevó su mano a mi cabello, cogió un mechón y lo observó.

-El mismo cabello oscuro- sonrió, luego acarició mi mejilla- La piel pálida como la de un muerto, ojos grises ¿Cómo pueden dos personas parecerse tanto? Está bien, te creo, no eres Esmeralda

Sonreí victoriosa. Pero ahora ¿qué iba a hacer con ese hombre?

-Si sabe que está muerto ¿verdad?

Él asintió.

-¿Qué le pasó?- pregunté

"¿En serio Blanca? ¿Piensas hablar con un muerto?"

-Eso no es de su incumbencia

Eliot estaba muerto, era un fantasma ¡Y estaba en mi habitación! Era imposible... y aún así era cierto. Debía aceptarlo pero ¿Cómo hacerlo en tan poco tiempo?

-¿Se va... se va a quedar en mi habitación?

El fantasma no dijo nada, desapareció.

Suspiré aliviada.

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-¿Qué tal dormiste hija?- preguntó mi padre

-Bien

Y era cierto, al parecer mi encuentro con Eliot había sido solo un producto de mi imaginación. Esperé verlo de nuevo durante la noche pero no sucedió. Al parecer los relatos baratos habían logrado asustarme más de lo esperado ¿Por qué? Yo no era una personas miedosa, en realidad eran pocas las cosas que me asustaban ¿Qué tenía de especial aquella historia? Nada.

El día transcurrió con normalidad, o casi. Busqué al ama de llaves por toda la casa pero no la encontré, quería que me hablara más sobre la leyenda. 

Ya por la noche me retiré temprano a mi habitación, no había hecho cosas demasiado interesantes y la noche no parecía ser muy prometedora. Tocar el piano en mi recámara era una de las actividades más placenteras en ese momento. Pero no podía divertirme, pronto tendría un concierto importante y debía practicar. Para ser sincera estaba bastante cansada de mi monótona vida, necesitaba algo de emoción y con eso no me refería a imaginarme fantasmas apuestos...

Me senté frente al instrumento y empecé a tocar, ese no era mi día... nunca había tocado tan mal

-Maldita sea- me quejé- si sigo así me irá fatal el día del concierto

-Si quieres te puedo ayudar- la voz de Eliot habló a mis espaladas

Ay no...

Quiero que vuelvasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora