Un año, ah, las cosas sucedían rápido cuando uno miraba atrás, pero sin embargo el segundero del reloj parecía ralentizado si era observado atentamente.
Doce meses con la bestia, trescientos sesenta y cinco días llorando de odio y de amor.
Las cosas solo se complicaban cada vez más para Kori y se hacían más divertidas para Einzel, aunque sentía a veces una calidez extrínseca de su ser que lo dejaba anonadado y curioso a partes iguales.
Hacía ya medio año que el sicario besaba recurrentemente a Kori en los labios. A veces con un roce superficial y tierno y otras con una lengua demandante que exigía acción y dientes fieros que solo querían morder sus belfos con más fuerza de la necesaria. Fuera como fuera eran besos y aquellos ósculos solo hacían que crear en Kori una adicción que, como todas, era tóxica.
Lo único esencialmente bueno que había sucedido en ese tiempo fue que unos dos meses atrás Kori mejoró respecto al tema de la comida, quizás porque se desmayó de hambre y al ver el mundo brillar creyó que se moría. Duró unos segundos y no muy lúcidos, pero el pensamiento de que fallecería por su propia estupidez y no cumpliría la promesa con su madre le partió el corazón. Desde entonces no es que tuviera un apetito saludable, pero sí que comía lo que necesitaba, además hacía ya un mes que no vomitaba.
Cuando sentía ganas de hacerlo reprimía el deseo de purgarse con imágenes mentales tranquilizadoras y respiraciones hondas. Pensó que solo lograría asociar sus pensamientos a las náuseas pero se equivocó, evocar ciertas imágenes y relajarse prácticamente había solucionado el problema.
Aunque otros problemas seguían ahí y más que mejorar parecían echar raíz. Y Kori los estaba normalizando.
Kori lloraba esa tarde, como muchas otras, tras la partida de Einzel. Se sentía ansioso al encontrarse solo aunque su compañía se basase en un dolor que no quería y sí merecía, además, el necesitar a Einzel, el anhelarlo, era un pecado en sí mismo, casi se sentía cómplice de sus atrocidades. De todos modos no podía reprimir sus sentimientos por muy culposos que fueran.
Se lavó la cara en el baño con agua fría, logrando sosegarse, y volvió a la habitación a hacer absolutamente nada, que es lo único que aquel maldito psicópata le permitía hacer durante sus trabajos. Lo tenía encerrado como a un maldito perro y siquiera lo dejaba salir a recepción a hablar con Marcus.
Kori no supo jamás si era por celos o por maldad, aunque de todas formas ninguna de las dos cosas le parecía buena y quizá la primera implicaba la segunda con un añadido de inseguridad.
Rodó en la cama, tratando de dormir para matar el tiempo, pero le era imposible seguir con tal hastío así que como si se tratara de un niño curioso comenzó a trastear en los cajones de la mesita de noche del tipo, preguntándose qué habría en ellos.
Se sentó en el suelo y extendió su mano hacia el pequeño pomo del primero cajón. Lo cerró de inmediato cuando el color metalizado de la pistola brilló bruñido a través de la minúscula apertura que llegó a hacer.
Su corazón se aceleró a sobremanera durante unos segundos y cerró los ojos. Demasiados recuerdos desagradables se le venían a la mente con esa simple visión.
Los siguientes dos minutos no podía sacarse de la cabeza los sesos de Roy desparramándose por el suelo y volando como una masa grisácea y densa por el aire, como polvo y nada más. Y cuando se liberó de eso no fue un recuerdo visual lo que lo escamó, sino el recuerdo lúcido y realista de la sensación helada del arma en su espalda apoyada.
Respiró hondo, una y otra vez. Y funcionó.
En el cajón del centro había algunas monedas pequeñas, tabaco y navajas. No se atrevió a rebuscar mucho más, tenía miedo a meter la mano ahí y cortarse pero tampoco quería tocar los cigarros, los odiaba con todo su ser.
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Cuestión de vida o muerte (Yaoi) [En Amazon]
Short StoryKori no tiene nada bueno en su vida, pero tiene una razón para vivirla, una razón lo suficientemente grande como para contratar a un sicario incluso estando casi sin blanca. Él no sabe que al infierno se va en vida, que los hombres son los mayores d...