Capítulo 7

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- ____, ven aquí –Dijo sin dejar de mirar el libro.

-¿Si , señor? –Me acerque a él– ¿Qué pasa?

- ¿Por qué tienes tanto deseo de volver con tu familia? –Pregunta.

- Ummm, eso es algo muy obvio... Los extraños.

- ¿Por qué?¿Por qué no los odias?¿Nunca te han decepcionado o algo?

- Son mi familia, si me aparto de ellos es algo lógico que los extrañes, a veces nos hemos llevado mal y así, ¡es normal! Y si lo han hecho, en varias ocasiones... No solo por eso dejare de quererlos, puede que me enoje bastante con ellos en muchas ocasiones, pero, ellos siempre estarán ahí, no siempre será para mí, pero estarán ahí. Es difícil a veces, no siempre pensamos igual y eso, pero... No creo poder decir que los odio, se que en el fondo los quiero, aunque sea un poco.

- Aun no puedo entenderlos...

- ¿Entenderlos?

- He vivido más de 5000 años, y aun no puedo entender a los seres humanos, puedo saber qué piensan o como se sienten, pero aun no puedo entender porque hay veces que sonríen, mientras que otras veces lloran. He leído tantos libros y ninguno me ayuda a entenderlos.

- ¿Tan interesado esta por entendernos?

- No... La verdad no.

- Señor, usted ¿alguna vez tuvo a especial?

- ¿Especial? Bueno, una vez tuve una sirvienta que tenía problemas especiales...

- ¡No me refiero a eso! ¡Cielos! Es decir, que usted tenía la necesidad de protegerla, de quererla a su lado, que esa persona nunca se vaya de su lado y así, a eso me refiero cuando digo alguien especial...

- Ummm –Medita y aparta su vista del libro, me mira con sus penetrantes ojos, yo aparto la mirada, que incomodo. –Sí, hace mucho tiempo.

- ¿Qué paso con ella, o él?

- Ella... Murió. Bueno, la mate.

- ¿Eh? ¿P-por qué?

- Quiso escapar de aquí. Jum, que tonta.

- Ah-ah, se... Señor, ¿no cree usted que se ha pasado un poco?

De repente se levanta del sillón y se coloca al frente mío, ¡en serio es alto! Mi cabeza ni siquiera llega a la altura de sus hombros, en serio me siento como una enana al frente de él.

Sin previó aviso con una de sus manos agarra mis cachetes y los aprieta, se acerca a mi oído y dice: -Yo se lo advertí, ella no hizo caso. Y te pasara lo mismo si intentas escapar de mí.

- No es de extrañar que... se esca-para, señor, no se ofenda, pero usted es muy... ah

- Si quieres vivir calla te.

No dije ni la mínima palabra, luego de casi un minuto me suelta y se empieza a reír.

- Ah, que obediente, así me gusta –Dijo y se vuelve a sentar en su sillón, esta vez no recogió su libro para seguir leyendo, como haría normalmente, se me quedo mirando sin pestañear... En serio eso me pone muy tensa.

- ¿P-podría parar de mirarme? Señor –Aparte la vista al hablar.

- ¿Te pedí que hablarás? Estoy seguro que no. Come here mi pequeña sirvienta.

Como si estuviera hechizada, me acerco. Este se da unas palmaditas en las piernas, indicando que me siente, niego con la cabeza. Pone mala cara y me toma por la muñeca y hace sentarme en sus piernas, son curiosamente cómodas.

Siento algo frío recorrer mi espalda, trato de pararme pero soy detenida por una mano de Zalgo.

- No te he dicho que te puedas parar. Eso es un castigo, ¿sabes?

Niego con la cabeza lo más rápido que puedo, no quiero otra marca. Este con una de sus manos sube la falda de mi vestido, por lógica trato de detenerlo, pero al pararme para detener esto me agarra por el cuello, sin poder moverme bien él empieza a acariciar mi zona intima por encima de mi ropa interior, con lágrimas, y de seguro roja de vergüenza, trato de separarme de Zalgo y cada vez que hacía eso su agarre se hacía más fuerte.

- Basta, por fa... favor. Bas...ta –suplique, pero, era vilmente ignorada.

- Umm ¿por qué debería obedecer te?

Ya no podía respirar con normalidad, con toda la fuerza restante de mi cuerpo, le pego una cachetada, este me afloja un poco su agarre, aprovecho y salgo corriendo.

Al llegar a la habitación cierro la puerta con seguro y me coloco en una esquina, no podía respirar bien, sentía que en cualquier momento terminaría tirada en el suelo. Pude mirar mi reflejo en un espejo cercano, mi rostro estaba lleno de mocos y lágrimas, para generalizar estaba con una apariencia bastante desagradable, me sentía tan... sucia, muy sucia. ¿Cómo pudo hacer eso? No quiero eso, no así, no con él. De un momento a otro él cambio de personalidad, es un psicópata. Tengo miedo.

Perdón por la tardanza, he tenido varios problemas en casa y no he podido escribir a gusto. Pero bueno, espero que hayan disfrutado el capítulo. 

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