Capítulo 2: Información

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—Gissur Hrafnsson, 23 años. Nacido y criado en Islandia, en Reykjavik. Cumpleaños 17 de junio. Jefe de policía de hace un año, hace cinco días se le delegó la tarea de capturarle a usted. Soltero sin hijos. Trabaja de lunes a viernes de las 08:00 hrs hasta las 17:30 hrs. Vive con dos compañeros de trabajo de la misma estación en la que está asignado de hace seis meses; un hongkonés y un italiano del sur. Sus colegas lo apodan "Ice". —Un portugués de nombre Fernão era quien entregaba esos datos a su jefe en ese momento, el "North's genius". El portugués era uno de sus hombres de confianza, su trabajo era el de informante, así como el inglés, pero Fernão se encargaba de hallar la información con otros métodos, lo hacía bien, al igual que el británico.

—Ya veo, deja el informe en mi escritorio, con eso me basta. Buen trabajo, Fernão, puedes retirarte. Ah, y no olvides investigar a esa tal Natalia, necesito saber cómo es su estilo y qué armas suele usar. El moreno hizo caso y sonrió, le alegraba que su jefe estuviera conforme con su trabajo. —Me pondré en ello, señor, y gracias. —El rubio tomó el informe que recién había sido puesto frente a él, en su escritorio. —Ya te dije que me trates de tú, Fernão. —El aludido asintió y se marchó a seguir con sus labores.
—Mañana lo iré a ver justo cuando haya terminado de trabajar. —El pañuelo blanco lo tenía en su derecha, lo miraba y pensaba en el dueño de este.

"¿Y si no se lo devuelvo...? Diré que lo extravié camino a casa, se ve tan buen chico que seguro ni se molestaría por eso", silencioso pensaba, y dejó el pañuelo en el bolsillo de la chaqueta de su costoso y elegante traje. —Seguro es de esos policías que están entre niños y juega con ellos, y que aconseja con amabilidad a los adolescentes que están en malos pasos... Sí, seguro que es muy tierno todo el tiempo.

En tanto en un callejón en ese momento...

—¡Mocoso precoz! ¡Entrégame eso ahora! O me encargaré de llevarte a la cárcel para que veas cómo están hacinados los delicuentes. —Gissur regañaba a un niño de 13 años que estaba fumando un cigarrillo. Sabía que el chiquillo volvería a fumar, pero no iba a dejarlo sin regañarle. —Es sólo un inofensivo cigarrillo. —Se excusó el menor de edad. El oficial ya le había quitado el cigarrillo y lo había tirado al suelo y pisado para apagarlo, dejándolo inutilizable.

—Is sili in inifinsivi ciguirrilli. —Le remedó el joven policía. —Es mi primera vez fumando. —Volvió a excusarse el niño, no mentía el chico.
—Claro... ¿crees que nací ayer? —El menor rió por lo bajo. —No, ¿hace diesciséis años tal vez? —Y esa tomada de pelo le enfado, estos niños de ahora... tan precoces y respondones. —¡Ya! ¡Vete a casa ahora mismo! Niño malcriado. Como te vuelva a ver con una de esas cosas, yo mismo te daré una tunda, y ahí no estaré como policía. —Amenazó al chico, tenía una venita marcada en una sien. El chico le tiró la lengua y se marchó, no sin antes decirle un; "eres gracioso, me haces reír".

—Mocoso... —Farfulló el joven oficial. Debía volver a la estación, los rumores fueron falsos y no había visto a ningún noruego que pareciese ser un mafioso. Así que fue directo a la patrulla que tenía asignada, rumbo a su estación.
El islandés estaba a punto de subirse a la patrulla, pero le detuvo algo, un pequeño huevo que yacía bajo un árbol, en el césped. Se aproximó hasta él y lo recogió, seguía tibio. Miró hacia arriba, al árbol frente a él, había un pequeño nido en una rama, no tardó ni dos segundos en dilucidar que ese huevecillo pertenecía a ese nido.

—No te puedo dejar así, ya volverás a tu hogar. —Le dijo al ser que aún no salía de su cascarón. Colocó el pequeño huevo en un pañuelo, como se ve en las caricaturas que la cigüeña lleva a los recién nacidos. Y afirmando con la boca y dientes llevaba al huevecillo, subiéndose sin mucha dificultad al árbol, siendo muy cuidadoso por la criatura que llevaba, siendo objetivos, su manera de llevar al animalillo era la más práctica.
Y logró alcanzar el nido, en él reposaban dos huevos similares al que cayó, estando en una postura segura, sacó al pequeño que iba envuelto en su pañuelo y con cuidado lo dejó con sus hermanitos. —Ahora estás de nuevo con tu familia. —Sonrió de medio lado, los animales y aves le conmovían, ese nido le recordaba a cuando su frailecillo era tierno, ahora el ave era tan distinta...

Guardó el pañuelo y cuidadosamente bajó del árbol. Y tras mirar su móvil y ver la hora, se apresuró a subirse a su patrulla, nada sacaba con quedarse allí, y partió por fin de vuelta a su estación, aún no acababa su jornada laboral.

—Parece un joven amable. —Se dijo a sí mismp un inglés que vestía un traje de color negro, con zapatos del mismo color y gafas oscuras. El británico que estaba siguiéndole los pasos a aquel oficial era Arthur Kirkland, uno de los hombres del North's genius, este era un informante, "a spy" era como se autoproclamaba. Se le asignó complementar la información que entregó el portugués y en ello estaba, bueno, no de hace más que unos minutos atrás, pero cuánto estuviera observando al isleño en ese día no era necesario decírselo al noruego, al menos no hoy.

—Este trabajo es sencillo. —Se dijo a sí mismo el británico. —¡Mamá, mira, ese señor tiene unas cejas grandoooooootas! —Exclamó una niña que pasaba por allí con su madre. —No seas así, Hilda, eso es grosero. Oh, cielos, en serio lo son. —Respondió la señora a su hija y tras decir eso último (casi sin pensarlo) se fue de allí con la niña. —Tan grosera que es por aquí la gente. —Arrugó el entrecejó el hombre de las frondosas cejas y se marchó hacia el territorio de su jefe.

Dos lados [Fanfic NorIce/AU Mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora