Capítulo 6: La no-cita

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—Lo siento, mi asistente es torpe, como no tienes idea. Se suponía que era una mesa en una terraza. —El platinado negó con la cabeza, no le molestaba el sitio donde estaban sentados. —No hay problema, es un bonito lugar. Pero insisto, no debiste tomarte tantas molestias. De verdad no hice tanto por ti ese día, Nor. —Gissur se sentía mal por el no menor gesto del noruego de invitarle a tan lujoso restaurant. —Le bajas el perfil a lo que hiciste por mí, Ice. Lo mínimo que puedo hacer es esto. —El islandés se sonrió un poco, apenado, al instante se dio cuenta de su reciente reacción y carraspeó. —Hm, gracias. La próxima vez te invitaré yo a comer, já? —El mafioso se había deleitado con la anterior tímida y penosa sonrisa del joven oficial, pero más fue su goce con esa promesa. —Te tomaré la palabra...

El líder de la mafia fue interrumpido por un mesero, que de punta en blanco /como se dice/ vestía. —Bonjour. —Sí, pese a estar en Oslo, aquel garzón usaba orgullosamente su acento nativo, un notorio acento francés. —Soy Francis y hoy seré su mesero. ¿Ya miraron la carta, señores? —El par se miró el uno al otro y un "nej" al unísono dijeron. —Ya elegiremos. —El islandés habló, a lo que el galo asintió y se retiró, para dejarles tomar su decisión.

—Por favor, pide lo que quieras, Ice. —Su amigo británico le hizo hincapié en ser cortés y un caballero, irónico si puestos a pensar, él inglés solía ser apático con unos cuantos. —Takk, Nore. Hm... lo único que me apatece probar, es el salmón a las finas hierbas. Los demás platos me parecen demasiado exóticos o extravagantes, y por lo que he leído, los franceses comen caracoles de tierra, y qué asco eso. —Opinó el platinado. Cuya respuesta le causó gracia al noruego. —Muy bien, yo pediré lo mismo. —Sí, no eran muy de probar cosas nuevas los dos, al menos no en cuanto a preparaciones foráneas. En resumen, pidieron lo mismo, excepto por una cosa, el postre.

Una hora después, con charla y críticas incluidas...

—No debimos pedir caracoles, ni los comimos y eso te costará más, parecía un platillo costoso, Nore. —Ahora ese era el apodo que Gissur le había puesto a aquel noruego. El cual era "Noregur", pero acortado, ya que aquel atractivo hombre le parecía tener el mismo tipo de encanto y belleza de Noruega, y "Noregur" era "Noruega" en islandés. —El dinero es lo de menos, Ice, descuida. Al menos saciaste tu curiosidad con pedirlos. —Esta vez habló Floki. —¿En serio no pedirás postre? —El rubio negó con la cabeza. —Estoy bien. Anda, pide el o los postres que quieras, Ice.

Habiéndole Francis entregado la carta nuevamente al islandés, este miró la sección de postres. —Bien, pediré el flan red caramel. —El francés se llevó una mano a la mejilla y miró al nórdico de ojos violeta. —Lo siento, no nos queda ese flan. —El joven oficial bajó la cabeza con un apenas audible "está bien" y una mirada de decepción. —¿Está seguro? ¿Por qué no va a revisar? —Sugirió el líder de la mafia y Francis negó con la cabeza. —Monsieur, estoy absolutamente seguro que no nos queda dicho postre. —Nor endureció el gesto, ahora mirando al mesero.

—Seguro no ha revisado bien su nevera. Buen hombre, hágame el favor de traerle su postre a mi invitado, já? —Insistió el de la mirada añil. —Señor, reitero que no tenemos aquel flan. Por favor, elija otra cosa... —En lo que hablaba el garzón, el líder de la mafia le había hecho unas cuantas señas a un inglés, el que estaba al lado de la mesa de su respectivo jefe, infiltrado para cuidarle las espaldas al North's genius. Era Arthur Kirkland, apuntando con un revólver al francés. Francis tardó una décima de segundo en dar con que aquel noruego y ese hombre de bien pobladas cejas eran mafiosos de alto rango. Si no, ¿quiénes actuarían así, dándose señas de secreto significado y portando armas en un establecimiento como aquel lujoso restaurant?

—Nore, está bien. Si no hay, pediré otra cosa. —Buscó la mirada añil el joven oficial, hallándola al instante, ya que los ojos de aquel noruego se posó en él al oírle. —Oh, me disculpo, señor. Ahora recuerdo que sí nos queda una copa de ese exquisito postre. Perdone mi torpeza. Se lo traeré pronto, oui? —La mirada de Nor dejó atrás su anterior dureza al ver la pequeña sonrisa del isleño, el cual agradeció al mesero y a él.

El camarero se fue, directo a la cocina. A ver qué hacía para conseguir aquel postre que no tenía en existencia en la barra de postres ni en la nevera.

Tras gestiones de Francis, Gissur ya degustaba su copa de flan, la cual estaba decorada al más fino estilo gourmet.

Esa noche ese mesero francés y de bien cuidada melena había tenido gran tensión en un par de minutos y otras tantas tensiones al tratar de conseguir ese flan.

...

Una grata velada tuvo Floki y Gissur. Prácticamente fue uns cita, aunque para el platinado no fuese más que una agradable cena, con agradable compañía.

—Bueno, me tengo que ir, Ice. Debo acabar el trabajo pendiente que dejé. —El joven policía caminaba a su lado, recién habían salido del restaurant. —Está bien. —Suspiró el más bajo, quería pasar más tiempo con él, pero no quería decirlo. —Ice, ¿crees que...? —Gissur lo interrumpió. —¿Vernos el domingo? —El rubio casi se sonrió, aquello le pareció muy tierno, ese arrebato le pareció tan dulce.

—Si tú quieres... —Fue condescendiente el noruego, por él y porque le parecía un plan de lo más atractivo. Bien que se haría un espacio en su agenda para visitarle. —Nos vemos el domingo, te enviaré por mensaje mi dirección. —Agregó el isleño y el rubio asintió.

—Nos vemos el domingo, Ice. —Y contra sus deseos se marchó el líder de la mafia, dejando a Gissur anonadado por lo que hizo antes de irse.

Floki apretó una mejilla contra la de Gissur, un suave apretón de mejillas, cosa que extrañó al menor, pero que le hizo sentir una agradable calidez.

El joven oficial se tocó la mejilla y se fue directo a casa, rememorando una y otra vez aquel acto del noruego. Quería y no preguntarle después sobre lo que hizo antes de irse.

—No le preguntaré, eso sería vergonzoso.

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Lo que hizo Nor se conoce como Klem.

El Klem es un apretón de mejillas, es un gesto de pareja.

Los noruegos son muy selectivos en dar afecto, ellos no son tan de piel como los latinos que se abrazan y apapachan.

Tarde que hago notas de autor. :'D
Si tienen alguna duda o pregunta, adelante. (●ω●)

Dos lados [Fanfic NorIce/AU Mafia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora